Un coro que recuerda al médico militar aragonés más heroico

Los descendientes del aljafarinense Urbano Orad viajan a Zaragoza este jueves para la puesta en largo del grupo vocal que lleva su nombre

Ensayo del coro el pasado domingo en la capilla del Hospital Militar.
Ensayo del coro el pasado domingo en la capilla del Hospital Militar.
Guillermo Mestre

Muy pocos zaragozanos saben que el Hospital Militar de Zaragoza no se llama en realidad así. Su nombre oficial es Hospital General de la Defensa Orad y Gajías. ¿Y quién fue Urbano Orad y Gajías? Un médico militar, natural de Alfajarín, que a finales del siglo XIX tuvo un comportamiento heroico en Cuba. Este jueves, en la capilla del Hospital Militar, se vivirá un hermoso momento cuando los descendientes de Urbano Orad, dos nietas y un nieto, asistan a una ceremonia en la que musicalmente se rendirá homenaje a la figura de su abuelo. El coro que cantará durante la misa y el posterior acto lleva el nombre de Urbano Orad y Gajías. 

"El párroco de la capilla me dijo un día qué podíamos hacer para que fuera más gente, y yo, que canto en el coro de Villanueva de Gállego, lo tuve claro desde el primer momento". Sonia Pérez  es el alma máter del coro Urbano Orad, que puso en pie de la nada hace unos meses, y que en lo musical está dirigido por una profesional de larga trayectoria, Patricia Rebollo, en la actualidad al frente de otras seis formaciones vocales, además de las dos ya citadas. 

El coro, mixto, ensaya todos los martes en la capilla del hospital pero no pertenece al Hospital Militar ni está integrado por militares o trabajadores del centro médico. Es independiente aunque tenga allí su centro de operaciones. 

A la hora de 'bautizar' la formación, Sonia Pérez pensó enseguida en la figura de Urbano Orad y, mientras el coro daba sus primeros pasos, empezó a buscar a los descendientes del médico, fallecido en 1935 para solicitarles autorización para que llevara su nombre. No fue fácil. Pero uno de sus hijos había sido militar de la República durante la Guerra Civil y posteriormente se reconvirtió en profesor de matemáticas en Sevilla. Y una de sus nietas es la famosa bailarina y coreógrafa Maria Rosa. Y a partir de ahí fue tirando del hilo. 

"En el coro estamos entre 18 y 20 personas y hay bastante compromiso a la hora de trabajar -apunta Sonia Pérez-. Por eso hemos avanzado bastante, aunque con la mayoría de los integrantes tuvimos que empezar desde cero: les enseñamos a sacar la voz, a usar el diafragma... En este tiempo hemos dado conciertos en la Escuela de Ingeniería en Lumpiaque, en la sección de geriatría del hospital, incluso la pasada Navidad dimos uno a los ucranianos heridos que estaban ingresados allí, a los que les hizo especial ilusión".

Sonia Pérez, en primer plano y la coral, en el ensayo del pasado domingo.
Sonia Pérez, en primer plano y la coral, en el ensayo del pasado domingo.
Guillermo Mestre

La puesta de largo del coro se va a celebrar este jueves, día en que se conmemora la festividad de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona del Cuerpo de Sanidad Militar. A las 9,30, en la capilla del hospital, se iniciará una misa cantada en la que participa la coral. "Musicalmente no nos da miedo nada, cantamos en inglés, hebreo, africano... Y tenemos grandes proyectos para el curso que viene", concluye Sonia Pérez.

Urbano Orad y Gajías nació en Alfajarín en 1849. Tras licenciarse en Medicina en 1876, en julio del año siguiente ingresó en el Cuerpo de Sanidad Militar con el empleo de segundo teniente y fue destinado al Regimiento de Infantería de León. A finales de ese año le tocó por sorteo servir en el Ejército de la isla de Cuba, incorporándose a su llegada al Hospital Militar de Cuba y posteriormente al Batallón de Cazadores de Las Navas Tras una breve etapa de vuelta en la Península Ibérica, regresó a la isla en abril de 1894. Un año más tarde, en una refriega, para recuperar dos cajas de munición que habían quedado abandonadas y al alcance del enemigo, tuvo una acción heroica, por la que recibió la Laureada de San Fernando. Recibió medallas por otras acciones militares. El Colegio de Médicos de Zaragoza le nombró en 1896 socio de mérito y le envió a Cuba una placa de plata con el escudo de la ciudad, el nombre de todos los colegiados y una dedicatoria en la que se resaltaba su valor. 

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