Si el titular de esta crítica lleva a alguien a pensar que está ante un ‘spoiler’, entonces, quizás, lo mejor será que ese espectador no vaya a ver esta película. Porque ‘Alumbramiento’, como hace un par de años también hacía ‘La maternal’, de Pilar Palomero, aborda un drama, una tragedia en muchos casos, que todos conocemos y del que se ha hablado especialmente más en los últimos años. Pero ni es algo desconocido ni nuevo. Me refiero, como ya habrán imaginado, a los casos de adolescentes que se quedan embarazadas cuando aún no han dejado de ser niñas y, también, de lo que sucedió hasta hace unas décadas, cuando existía un entramado que hizo posible el robo de recién nacidos que eran entregados a familias que pagaban por ellos.

‘Alumbramiento’ se sitúa en la España de los años 80, cuando Felipe González y el PSOE ganaron las elecciones generales. No hace tanto de eso, no se crean. En ese tiempo aún se practicaba algo que se había dado bastante en España: jóvenes embarazadas eran recogidas en algún centro religioso hasta el nacimiento de bebé. En unos casos se había pactado la entrega de la criatura; en otros, se les decía a las mamás que los niños habían fallecido. 

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Y esto es lo que sucede en este segundo largometraje de Pau Teixidor, que, sabiendo que abordaba un relato conocido en términos generales, tiene la virtud de ofrecer una narración con un estupendo ritmo narrativo y, sobre todo, contar su historia con el dramatismo justo, sin excesos, pero con la fuerza necesaria como para que la desgarradora experiencia de sus protagonistas nos llegue en toda su intensidad y nos duela. 

Pau Teixidor ha creado unos personajes muy potentes y ha sabido rodearse de un espléndido reparto de actrices jóvenes y desconocidas que bordan sus papeles. Mención especial hay que hacer del estupendo trabajo de la aragonesa Laura Gómez-Lacueva, en la que es su película póstuma. Buena y muy interesante.