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Samuel Trigueros, poeta: “De Aragón valoro la calidad humana con la que he sido abrazado”

El escritor y editor hondureño, afincado en Zaragoza desde hace años, publica en Olifante su libro ‘Ouroboros’ y lo presenta en el Edificio de la USJ

Samuel Trigueros lleva varios años residiendo en Aragón, donde se siente muy bien recibido.
Samuel Trigueros lleva varios años residiendo en Aragón, donde se siente muy bien recibido.
A. C./Heraldo.

Samuel Trigueros (Tegucigalpa, Honduras, 1967) es escritor y editor. Lleva varios años residiendo en Zaragoza y es el responsables del sello Nautilus, con una amplia nómina de autores y de libros a sus espaldas, y del Festival Internacional de Poesía de Aragón-Fipar. Publica ‘Ouroboros’, un poemario, que presenta el martes 18 de junio, a las 19.00, en el Museo Pablo Gargallo, en la plaza de San Felipe.

¿Cómo surge y como se habido escribiendo ‘Ouroboros’?

‘Ouroboros’ es mi más reciente libro publicado, esta vez, por Olifante Ediciones de Poesía. Se trata de un volumen de poemas que fueron escritos hace más de cuatro años. Inicialmente incluía otros textos, pero con el tiempo decidí no desbordarme, quedarme sólo con los esenciales para el libro. De modo que, después de leerlo, los lectores podrían pensarse que aún es posible decir más sobre los temas que abordo, y seguramente lo haré, de otra manera en lo que estoy escribiendo ahora y escriba en ese futuro siempre incierto de la vida.

¿Por qué ese título de ese animal fabuloso?

En ‘Ouroboros’ no está presente de manera directa ese ser mitológico que recorre el imaginario de muchas culturas (la serpiente que se muerde la cola, imagen simbólica del eterno retorno), pero conservo la idea de lo cíclico, del regreso a los lugares del pasado y a los territorios de la experiencia revisitados luego de los avatares y esplendores de la vida. Esta voluntad recorre todo el libro, desde el primer verso: “Vuelves del desierto / con la imagen de la transparencia entre las manos”, hasta el último: “¿Qué ocurrirá / cuando cierres el libro”. En el medio está la infancia, las batallas interiores y las guerras con lo externo, en un juego de escisiones, de desgarramientos existenciales que aportan comprensión de la vida y de la muerte. La figura de Ozymandias preside el libro para recordarnos la banalidad de todos nuestros logros materiales o sensuales, para indicarnos que existe algo más profundo a lo cual podemos aspirar.

¿A qué se refiere? 

Todos los retornos en ‘Ouroboros’ nos dejan ante la certeza de que no se puede volver a los mismos lugares, porque todo ha sido transformado por el tiempo, por la memoria, por los deseos y los temores; porque nosotros mismos ya no somos aquellos que dejaron un lugar y ahora regresan del trabajo, de la guerra, del amor, del sueño, de un país, de la inocencia y de su pérdida. El círculo, es ese sentido, no existe, sino la espiral que aparentemente nos coloca en el punto de partida (que también es el punto del fin), pero cada vez distintos.

Es un libro con viajes a la infancia y la memoria.

La memoria, el sueño y su contraparte (la pesadilla) juegan, por supuesto, un papel importante en este juego de abalorios que es “la realidad”. Poemas como ‘El aroma del pan’, ‘Infancias’, ‘El sueño’, ‘Terrores nocturnos’, ‘La ciudad ajena’, ‘La gran bestia’, etc., dan fe de ese interpelar nuestro sentido de “lo real” para intentar comprender qué hay más allá de la corteza de las apariencias.

¿Como define su poética, donde tiene tanta presencia la imagen?

Mi poética siempre está en construcción, a partir de unos pocos temas que me han ocupado a lo largo de más de treinta años de escritura (en 1987 obtuve mi primer premio de poesía y ensayo). Es claro que el lenguaje se amplía con el tiempo y que la forma cambia, pero siempre se está escribiendo el mismo libro, con distintos recursos. La imagen, en este contexto, es importante porque es el intento de sintetizar, de traducir, un discurso que escapa a las descripciones convencionales y requiere otra forma de ser investigado y dicho.

¡Qué es Nautilus, el sello que dirige, donde ha publicado ya autores como Alfredo Saldaña o Merche Llop, entre otros?

Este libro pude publicarlo con Nautilus Ediciones, la editorial española, aragonesa, que fundé en 2021, pero preferí entregarlo a otra editorial interesada. Es así como ahora está publicado con Olifante, gracias a Trinidad Ruíz Marcellán. Nautilus Ediciones es una plataforma de publicación y gestión de literatura que procura establecer un puente entre Europa, América y otros continentes, con el objetivo de contribuir a romper un poco esa endogamia que nos hace creer que sólo existe lo nuestro, lo cercano, desconociendo y no poniendo en valor otras creaciones, otras estéticas, otras realidades, en este caso literarias.

¿Cómo se ha integrado en la lírica aragonesa?

Mi integración a la lírica aragonesa está ocurriendo como un proceso natural en el que, de mi parte, intento aportar mi visión de las cosas a través de mi poesía; y por otra parte, en la medida en que la sociedad aragonesa recibe y comienza a asumirme como alguien que vino y puede considerar que este es su nuevo hogar. En este punto debo agradecer la hospitalidad general que he recibido, tanto para ser visto como un ciudadano más de Aragón y España, así como con cada actividad que propongo —ya sea un taller de poesía como Elhecho Poético (que ya suma cuatro años de actividad), la Asociación Poética Aragonesa Bonhomía (que fundé junto con otros poetas aragoneses), Nautilus Ediciones, las conferencias y recitales a las que soy invitado— y, sobre todo, por la calidez humana con que he sido abrazado y que me hace sentir parte de este lugar del mundo, perteneciente también a esta nueva realidad que vivo a raíz de mi exilio de Honduras.

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