Por
  • Enrique Abenia

'Bad Boys. Ride or Die': hermanos con carisma

Martin Lawrence y Will Smith, en la cuarta entrega de 'Bad Boys'
Martin Lawrence y Will Smith, en la cuarta entrega de 'Bad Boys'
Sony Pictures

En su evolución, las sagas afrontan uno de sus puntos críticos cuando sus artífices dejan de estar involucrados. Los belgas Adil El Arbi y Bilall Fallah ofrecieron un más que digno desempeño al suceder a Michael Bay en el regreso de 'Bad Boys', franquicia inicialmente conocida por aquí como 'Dos policías rebeldes'. No lo tenían fácil porque además la secuela de 2003 figura entre las cumbres de autoría de Bay, si bien su 'Bad Boys for Life' (2020) modulaba ese tono y esa identidad mediante una convincente aportación estilística. Canalizó el agrado de reencontrarse con los hermanos de acción interpretados por Will Smith y Martin Lawrence, conexión que los implicados vuelven a reavivar en 'Bad Boys. Ride or Die'. Una cuarta entrega que señala que las 'buddy movies' del género pueden seguir desprendiendo carisma.

‘Bad Boys. Ride or Die’ ***
Dirección:Adil El Arbi y Bilall Fallah (como Adil y Bilall).
Guión:Chris Bremner y Will Beall.
Intérpretes:Will Smith, Martin Lawrence, Vanessa Hudgens, Alexander Ludwig, Paola Núñez, Eric Dane, Ioan Gruffudd, Jacob Scipio, Rhea Seehorn y Joe Pantoliano.

Es una película vistosa y favorable a la evasión, y eso que en el fondo su historia no entraña nada novedoso y aplica de manera recurrente, sobre todo al inicio, una idea argumental emparentada con lo escaso. La sensación aparece en los gags relativos a la revelación espiritual del personaje de Lawrence a raíz de sufrir un infarto, hecho que enlaza con el tema de la edad incorporado en el título previo. Un juego no obstante simpático por la comicidad del actor. Tras introducir esa vía, la narración desarrolla la clásica situación de la falsa incriminación corrupta que conforme se intenta esclarecer agrava los peligros.

El carácter transitado de lo expuesto no resiente el pasatiempo gracias a la relación entre los protagonistas y a los momentos de virguería visual (unos atractivos y otros más recargados de la cuenta) y de entrega absoluta a la acción. Las referencias internas, plasmadas por medio de la composición escénica o de los diálogos, también ejercen su efecto positivo. En este terreno llama la atención el guiño humorístico con el que Will Smith se redime del bofetón en los Óscar.

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