Gerardo Olivares: "Nunca imaginé que me iba a dedicar al cine, hago documentales para viajar"

Viajero infatigable y documentalista de referencia, Olivares convierte en cine historias encontradas en el camino o en el corazón del desierto.

El cineasta y guionista Gerardo Olivares, junto a su cámara.
El cineasta y guionista Gerardo Olivares, junto a su cámara.

Todo empezó con un viaje que Gerardo Olivares hizo con su padre a Marruecos. "Tendría unos 15 años y, en la frontera con Ceuta, la imagen de los camiones de una expedición francesa me fascinó", contó en Boltaña, tras recoger la Siñal D’onor del festival Espiello. Les pregunto adónde iban y la respuesta: Tumbuctú, le sonó a tebeo de Tintín y despertó su pasión por atravesar el Sáhara. Poco después lo haría, "con un Seat Panda, y descubrí un mundo maravilloso, de grandes espacios, un cielo infinito con millones de estrellas y un paisaje cambiante". Hoy, cuando solo le queda el de Australia por conocer, el desierto no solo es un lugar donde este cineasta, además de "muy chiquitito", se siente muy bien, sino que "me inspira mucho para contar historias".

Desde sus viajes de juventud nace en él un profundo interés y admiración por los pueblos nómadas, presentes en prácticamente toda su filmografía, tanto en sus documentales como en sus películas de ficción. Este infatigable viajero cordobés viaja siguiendo a otros viajeros para conocer y compartir su forma de entender la vida. Sobre el escenario del Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe confesaba que "yo nunca imaginé que me iba a dedicar al cine", pues, realmente, "yo hago documentales para viajar". Cuando al viaje se le suma un proyecto documental, "eso te obliga a rascar más en las historias, a ir un poquito más allá, que es lo que me gusta, en lugar de pasar por los sitios tan rápido".

La vida marca el camino

‘Caravana’, producida por El Deseo en 2004, fue el primero de sus trabajos que llegó al cine. Narra el viaje de dos niños de 10 años a través del desierto del Teneré y la cordillera del Himalaya, acompañando por primera vez a sus familias que desde hace generaciones se dedican al comercio de la sal. Esta fue "la película documental que me permitió dar luego el salto a la ficción".

En aquella ocasión, viajó durante 40 días por el Sáhara, acompañando a una caravana de nómadas tuareg que atravesaban el Teneré con sus camellos. "Al tercer día ya había rodado todo lo que tenía que rodar y me quedaban 37 días de viaje, así que empece a escribir pequeñas historietas con los cinco caravaneros, simplemente por aburrimiento, les hacía actuar un poquito, ellos mataban el tedio y yo también". De regreso en Madrid, "me puse a editar y Agustín Almodóvar, el hermano de Pedro, me dijo ‘¿tú nunca has pensado en dedicarte a la ficción?, dije que no... y aquí estoy. La vida, al final, te marca el camino", asegura.

En las largas expediciones de sus primeros trabajos, a veces hasta de año y medio recorriendo un continente, tenía la sensación de pasar por los sitios demasiado rápido, "cuando vas en ruta rodando es como un diario de viaje, necesitarías mucho más tiempo para descubrir cada lugar". Después, tuvo ocasión de volver con más calma a ciertos lugares. 

Llegó "a zonas tan remotas que no habían visto a hombres blancos, así que antes de sacar la cámara pasaban varios días hasta que se acostumbraban a nosotros, te tocaban el pelo, la nariz, eran tribus muy poco contactadas entonces, entre Tíbet y Nepal o en el Amazonas, algo alucinante porque era un viaje al pasado".

Nómadas con televisión

En ocasiones, las buenas historias le han salido al paso. En Mongolia, "rodando a una tribu que vive cerca de la frontera con Kazajistán y que caza con águilas reales, nos encontramos con un grupo de nómadas que iban viajando a caballo y uno de ellos llevaba una pequeña televisión entre las piernas". ¿En aquel lugar tan perdido de la montaña del Altái? 

Le contaron que iban a un antiguo puesto militar con una antena, que enchufaban la televisión en una batería de coche y veían una telenovela rusa. "Cuando hay un mundial, los nómadas se las arreglan para ver los partidos gracias a un tendido eléctrico que atraviesa Mongolia de este a oeste". De aquí nacería ‘La gran final’, el paso de Gerardo Olivares a la ficción. Con una fórmula que le encanta: "Trabajar con actores no profesionales en sus entornos reales y llevar al espectador a ese punto donde no sabe si lo que le estoy contando es verdad o mentira, al final, el cine es todo mentira para que parezca verdad".

Viajando y filmando, la rutina deja paso a la aventura, "me ha pasado de todo: he tenido una pistola en la cabeza en el Congo, contraído malaria o disentería y hemos estado a punto de despeñarnos con los camiones; si me diera miedo, me quedaría en casa".

En 2019, Gerardo Olivares estrena ‘4 latas’, una película con Jean Reno.
En 2019, Gerardo Olivares estrena ‘4 latas’, una película con Jean Reno.
José Haro

Durante el rodaje de la película ‘4 latas’, junto a Jean Reno, Hovik Keuchkerian, Enrique San Francisco, Susana Abaitua y Alberto Valls, vivió "uno de los momentos más especiales de mi vida". Fue en el Teneré, entre Níger y El Chad. Quiso sentir la experiencia de dormir solo en mitad del desierto y se montó en un coche, "puse en el GPS 100 km en línea recta y me metí en el corazón del Teneré". Aquella noche inolvidable, "era tal el silencio que me escuchaba el latido del corazón".

Del documental a la ficción

  • Gerardo Olivares (Córdoba, 1964), cineasta y guionista, ha dirigido más de 50 documentales, de corte etnográfico y antropológico, y media docena de películas.
  • ‘La ruta de las Córdobas’ Su primer gran proyecto documental, un viaje desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, siguiendo las 36 ciudades, pueblos y accidentes geográficos con el nombre de Córdoba. Sus ocho capítulos se emiten en 1992 por TVE.
  • ‘La ruta de Samarkanda’ En 1997 recorre Asia para realizar una serie que sería el programa más visto del año 2000 en la 2 de TVE.
  • ‘Caravana’ Por primera vez una de sus películas llega al cine en 2004.
  • ‘La gran final’ En 2005 da el salto a la ficción con un filme rodado en Mongolia, el Sáhara y la Amazonia brasileña.
  • ‘14 kilómetros’ En 2007 se convierte en el primer español en conseguir la Espiga de Oro de la Seminci de Valladolid con una película sobre el drama de la inmigración africana. 
  • La naturaleza tiene en su filmografía un protagonismo muy especial, "no solamente los paisajes, sino también la fauna". ‘Entrelobos’ (2010), ‘Hermanos del viento’ (2015) y ‘El faro de las orcas’ (2016) forman una trilogía con la relación hombre-animal como hilo conductor.
  • ‘4 latas’ En 2019 estrena esta comedia con la que vuelve al desierto del Sáhara para hablar de la amistad y del viaje y de la aventura como forma de vida.
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