Por
  • Javier López Clemente

'La madre' con Aitana Sánchez-Gijón: Sacudida emocional en el Principal

Aitana Sánchez-Gijón, en 'La madre'.
Aitana Sánchez-Gijón, en 'La madre'.
Bárbara Sánchez Palomero

Indro Montanelli cuenta que Nerón envió a sus sicarios para acosar a su madre Agripina, que lo había sacrificado todo por él, cuando ella les dijo "heridme aquí", y señaló el regazo de donde todos nacemos. La protagonista de ‘La madre’ añade a los vaivenes de la vida en matrimonio, ese eco ancestral que empuja el amor filial de algunas madres hasta un límite, que a veces es el borde de un precipicio donde el paso del tiempo solo ha dejado una casa vacía, sensación de estafa y soledad.

El sugerente muro blanco de la escenografía define el espacio donde una grieta anuncia la inminente tragedia de la destrucción, y recuerda el contorno de las múltiples piezas del puzle ideado por la dramaturgia de Florian Zeller para situar al espectador ante un brete. Discernir entre la triste realidad de unos acontecimientos agitados en el ácido de la ironía, y la película distorsionada por una depresión que centrífuga versiones alternativas de la realidad.

'la madre' ****
Dramaturgia:Florian Zeller.
Dirección:Juan Carlos Fisher.
Reparto:Aitana Sánchez-Gijón, Juan Carlos Vellido, Alex Villazán y Julia Roch.

Aitana Sánchez-Gijón es el epicentro de este seísmo emocional del que emana una imponente capacidad retórica y corporal para modificar la medula espinal de su personaje, y sintetizar en su presencia escénica todas las ondas sísmicas que la dirección de Juan Carlos Fisher pone en juego. La eficacia narrativa del espacio sonoro, iluminación y las pausas de unos silencios que se suman a la sobriedad realista de las interpretaciones. Desde el brillo que necesitan las ligeras variaciones en el papel de Juan Carlos Vellido, hasta la energía con la que Julia Roch irrumpe en las tablas para provocar chispas entre dos poderosos polos femeninos, o como la pulcritud de Alex Villazán deja al espectador ante un final, en el que puede elegir como suturar la herida en el regazo de una madre acosada por el vacío existencial de una realidad fragmentada.

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