'Hit Man. Asesino por casualidad: las identidades del asesino
Pensar en el cine de Richard Linklater rememora poderosas evocaciones sobre la vida y el paso del tiempo al remitir a su maravillosa trilogía del amanecer, el atardecer y el anochecer románticos (la saga con Ethan Hawke y Julie Delpy) y a ‘Boyhood’. ‘Hit Man. Asesino por casualidad’ entra en la vía que también ha cultivado de películas de perfil ligero en las que no obstante se detecta su sello.
El director se alía con Glen Powell (uno de los actores de moda y uno de los llamados a coger el relevo generacional en términos de popularidad), junto al que incluso escribe el guión, en una comedia sobre un tipo en apariencia anodino que colabora en operaciones policiales fingiendo ser un asesino. Su participación tiene como objetivo propiciar la detención de personas con aviesas intenciones que recurren a sus servicios. Linklater, inspirado en la singular dedicación del estadounidense Gary Johnson, aprovecha la premisa para introducir reflexiones sobre la identidad y llevar a su terreno un pasatiempo comercial.
El componente señalado se canaliza a través de las consideraciones del protagonista y de lo que dice en las clases universitarias en su condición de profesor de Filosofía. Lo más sugerente de su argumentario reside en la idea de que nuestra identidad se va transformando. También atrae el detalle de que Gary adapta su registro de asesino en función de los rasgos de personalidad más apropiados para ganarse la confianza de cada uno de los potenciales clientes.
La aventura y la conexión con una mujer harta de un marido que la asfixia (Adria Arjona, entonada, transmite su liberación y la atracción que siente por el sicario) implica que el filme, adquirida por Netflix para algunos mercados, juegue con la comedia romántica y con aspectos clásicos como el engaño y las complicaciones. Estas últimas aparecen determinadas por la negrura criminal, la cual aporta vistosidad a una dinámica interesante aunque algo reiterativa.
