El Estudio María de Ávila celebra sus 70 años de vida con todos sus bailarines

La actuación fin de curso del 29 de junio en el Palacio de Congresos de Zaragoza será una gala con sorpresas e invitados especiales

Bailarines zaragozanos, ensayando ayer en el Estudio de Danza María de Ávila.
Bailarines zaragozanos, ensayando este martes en el Estudio de Danza María de Ávila.
José Miguel Marco | Jose Miguel Marco

Como todos los años por estas fechas, el Estudio de Danza María de Ávila prepara la gala de fin de curso, en la que los alumnos mostrarán al público lo que han aprendido a lo largo del año.

Pero esta gala va a ser muy especial. El estudio celebra nada menos que 70 años de existencia, y lo va a hacer por todo lo alto, con una actuación fin de curso que romperá un poco el guión previsto en este tipo de citas para convertirse en un espectáculo con muchas sorpresas e invitados especiales.

En la gala se viene trabajando desde hace semanas, y lo redondo de la efeméride hace que muchos ex alumnos quieran acudir a la cita. Los hay de varias generaciones, algunos son ya septuagenarios, pero los más jóvenes están en activo, en plena temporada, y no todos podrán acudir a Zaragoza para celebrar la fecha: dependerá de los compromisos que tengan programados y de que encuentren quien les pueda sustituir en ellos. O que les permitan volar y estar aunque sea por unas horas a la capital aragonesa. La cita es el sábado 29 de junio en el Palacio de Congresos de la Expo (19.30, entradas a 20 euros). Este año, buscando poder acoger a todos los interesados en asistir, se ha cambiado el Auditorio de Zaragoza por el Palacio de Congresos.

"No puedo decir mucho de la gala –señala Lola de Ávila, hija de la fundadora del estudio y su directora actual–. Será como la de todos los años, con la diferencia de que hemos invitado a todos los que han pasado por el estudio para que, al terminar el espectáculo, se suban al escenario para hacernos una foto juntos. Pero sé que se están organizando algunas sorpresas a mis espaldas, así que el espectáculo va a ser especial". Una de las estrellas con las que se espera contar es Jorge García Pérez, bailarín solista del Ballet Theater Basel, en la ciudad suiza de Basilea.

Pocos centros educativos tienen una trayectoria tan dilatada como el zaragozano Estudio de Danza María de Ávila. Y menos aún pueden vanagloriarse de haber fraguado en sus instalaciones a tantos artistas de primera fila internacional como han salido de allí.

Un momento del ensayo de este martes en el estudio de danza zaragozano
Un momento del ensayo de este martes en el estudio de danza zaragozano
José Miguel Marco | Jose Miguel Marco

Corría el año 1954 cuando María de Ávila abrió su escuela de danza clásica en el número 15 del Coso zaragozano. Había sido primera bailarina del Liceo barcelonés y llegó a la docencia un poco sin querer. "Empecé sola y a base de muchísimo trabajo –aseguró en una entrevista–. Primero daba clase a las hijas de algunas amigas, esas niñas trajeron a otras. Mis discípulos fueron formándose y saliendo por el mundo. Triunfaron profesionalmente y se hicieron famosos. El estudio fue creciendo paulatinamente, poco a poco, con toda naturalidad. Todo muy sencillo y con mucho trabajo, pero a mí trabajar nunca me ha importado". En 1977 trasladó su escuela a su emplazamiento actual en la calle de Francisco de Vitoria, 25. A lo largo de seis décadas desarrolló una intensa labor pedagógica, en la que fraguó numerosas figuras. Baste decir que en el primer festival de fin de curso, celebrado en 1956 en el Teatro Argensola, bailaron María de Górriz, su hija Lola de Ávila, Carmen de la Figuera, Cristina Miñana y Angela Santos.

Lola de Ávila ha desarrollado una intensa carrera profesional en formaciones tan prestigiosas como el San Francisco Ballet o el Gran Teatro de Ginebra. Y la línea de trabajo inicial se ha visto así continuada con ella.

Lola de Ávila, este martes, en uno de los ensayos de bailarines que acuden al Estudio María de Ávila.
Lola de Ávila, este martes, en uno de los ensayos de bailarines que acuden al Estudio María de Ávila.
José Miguel Marco | Jose Miguel Marco

"Cada año, cada curso, hay uno o varios bailarines que son fichados por alguna compañía profesional –relata Lola de Ávila–, lo cual tiene mucho mérito, porque no hay apenas oferta en España y fuera se encuentran con muchísima competencia". Este año ya hay quien va a hacer las maletas rumbo a Zúrich o Milán. El curso pasado fueron seis bailarines los que emprendieron el vuelo profesional. Como anteriormente lo hicieron Arantxa Argüelles, Víctor Ullate, Carmen Roche, Antonio Castilla, Trinidad Sevillano, Ana Laguna, Amaya Iglesias o Gonzalo García, primeros bailarines en compañías muy importantes de todo el mundo, como el Royal Ballet de Londres o el San Francisco Ballet. Tampoco hay que olvidar que alumnos del estudio fueron la base del Ballet de Zaragoza, activo entre 1982 y 2005.

"En España no es nada fácil convertirse en bailarín profesional –subraya Lola de Ávila–. Nuestra situación no se puede comparar con la de países como Alemania que, aunque es cierto que tiene más población, antes de la pandemia tenía 52 teatros de ópera y cada uno con su propia compañía. Aquí los jóvenes saben que, si quieren ser profesionales, van a tener que irse fuera de España. Hace unos años tuvimos en el estudio un grupo muy prometedor, en el que puse mucho empeño personal porque todos poseían una calidad extraordinaria. Eran unos 10 o 12 pero creo que ninguno ha seguido bailando porque no estaban dispuestos a marcharse fuera de España".

La edad mínima para entrar a estudiar danza en el estudio de María de Ávila es de cinco años. Aunque parezca sorprendente, ahí ya se ven cualidades en los alumnos.

"Les hacemos unas pequeñas pruebas, más para ver si están dispuestos a aprender que para ver si tienen cualidades. Pero lo cierto es que enseguida salen a la luz y ves quién puede llegar a ser profesional y quien lo va a tener muy difícil. Ocurre lo mismo con músicos y pintores, porque en todas las artes hay cualidades que se tienen y cosas que se pueden aprender. Los españoles poseemos talento para la danza, quizá porque nuestro folclore es muy rico y se baila mucho; o quizá porque somos muy temperamentales. Pero el mejor maestro del mundo, sin el alumno, no es nadie. No existe".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión