FERIA DEL LIBRO DE ZARAGOZA. 9. OCIO Y CULTURA

Carlos Tundidor crea un ángel exterminador para aplacar la corrupción y las injusticias del planeta

El escritor publica la novela 'El hombre que quería ser dios' (Mira ), protagonizada por un justiciero universal que recorre cuatro continentes

Carlos Tundidor ha creador una ficción muy cosmopolita y contemporánea en 'El hombre que quería ser dios'.
Carlos Tundidor ha creado una ficción muy cosmopolita y contemporánea en 'El hombre que quería ser dios' de vastas e intensas pasiones humanas.
Archivo C. Tundidor/Mira.

¿Quién no ha soñado con cambiar el mundo, hacerlo más justo y equilibrado, borrar las barreras sociales y económicas? De eso, así, de entrada, podría ir la novela de Carlos Tundidor (Zaragoza, 1948), ‘El hombre que quería ser Dios’, que acaba de publicar Mira editores y que el autor firmará estos días en la Feria del Libro de Zaragoza. Consta de 46 capítulos y un epílogo, y es una novela muy cosmopolita, que transcurre en muchos lugares, entre 1990 y 2021, desde Marruecos, Afganistán o Israel hasta Rusia, Perú, México o Estados Unidos.

“A pesar del título, la novela no va de dioses. Todo lo contrario: va de hombres que creen serlo por el hecho de tener poder, mucho poder. O patrimonio, tanto como para comportarse como personas por encima de todo y, por supuesto, del bien y del mal. Comienzo en las páginas de prólogo con una pequeña cita propia: ‘La ley del Talión y su ojo por ojo no supone frenar la escalada con dos tuertos. La cruda realidad pasa por la secuela final de muchos ciegos inocentes’. Es un avance de por dónde irá la novela”.

En sus intenciones, ‘El hombre que quería ser Dios’ “está contada de manera trepidante y con unas gotas de suspense. Es la historia de un hombre que moldea, como un nuevo Pigmalión, a una persona como un instrumento letal, como un efectivo ejecutor de sus decisiones. Es un verdugo que señala y castiga sin juicios ni resquicios legales que permitan la impunidad del poderoso. Ese hombre, Roger, aprovechando sus inmensas riquezas y, también, sus deseos de acortar la senda de una justicia que se confunde demasiadas veces con la suya, decide ser una especie de justiciero universal, alguien que decide, señala y castiga. Es una persona que hace uso de su gran poder para limitar el de otros de manera expedita y, a veces, como si fuera un pequeño dios”, explica Carlos Tundidor.

En sus viajes y en su empeño, Roger se traslada acompañado por su hijo Raoul. “El concepto de la impunidad está presente en la novela. A lo largo de los siglos, los poderosos la han fabricado de diversas maneras. Por la fuerza durante mucho tiempo y, más tarde, por las leyes. Unas leyes amañadas y con trampa”. El autor señala que en esas leyes está la trampa: son leyes que intentan convencer que son iguales para todos, que incluyen los defectos de forma, las dilaciones expresas para prescribir por el tiempo, las legiones de abogados y de tribunales, las prevaricaciones de los jueces. Son leyes que rigen en función del poder o del dinero”. Como se ve, el mundo puede ser no solo caótico y proclive a las guerras, sino un escenario de falacias e injusticias.

"Es la historia de un hombre que moldea, como un nuevo Pigmalión, a una persona como un instrumento letal, como un efectivo ejecutor de sus decisiones. Es un verdugo que señala y castiga sin juicios ni resquicios legales que permitan la impunidad del poderoso"

Abunda el narrador en ese mundo, marcado por la conciencia social. “La indignación que provoca esta universal impunidad de individuos u organizaciones, para la inmensa mayoría de personas de a pie, se resuelve con la mayor o menor rabia disuelta con el tiempo -dice Carlos Tundidor-. Pero, para este personaje protagonista, Roger Benoît Guy Tonnerre, emparentado con la alta nobleza y poseedor de un patrimonio mayor que el de algunos países, esta indignación la expresa con sentencias y castigos. Cree que ser juez ejecutor, ese dios con capacidad de sentenciar, es una solución”.

El autor de ‘Meloussa. El ocaso de un sueño’ (2021) y ‘La última historia después de la última guerra’ (2023) explica que los seres principales de la novela son cuatro: el ya citado Roger, que pretende ser dios; su hijo, Raoul, que es perfecto y mortífero instrumento de castigo; Yasmine, una mujer que será el amor buscado por Raoul a lo largo de medio mundo y sufrirá muchos avatares, incluso dramáticos, y Déborah, que pondrá algo de sosiego en ese Roger que quiere ser ángel exterminador. 

Bien avanzada la novela, escribe Tundidor: “Roger abrazó a la mujer. Se sintió joven, poderoso, amante. Desde luego, el desayuno fue en frío, una hora después (…) Salieron desnudos y corretearon desnudos por la casa. Los cuerpos estaban en condiciones de revista muy aceptables. Los dos hacían deporte y se alimentaban de manera sana”. Como se ve, junto a las traiciones, los raptos, los asesinatos, también hay pasión. Padre e hijo, en otro lugar de la ficción, comparten su pasión por una mujer: Adriana,

“‘El hombre que quería ser Dios’ es una novela en la que la realidad se confunde tanto con la ficción que esta parece realidad. He intentado que sea una novela amena, trepidante. Mezcla el ‘thriller’ con la aventura y con la búsqueda de un amor juvenil desprovisto de ambiciones"

Carlos Tundidor se centra en los paisajes que “son varios y variados. El Atlas, un Atlas profundo y en el que las pasiones están sin sujetar. Gaza e Israel, sin querer y a pesar de estar escrita hace dos años; Pakistán, el Pakistán de los talibanes rayano con Afganistán; la Norteamérica profunda en la que se interrelaciona el poder judicial supremo junto a órdenes militares casi increíbles y orgías; el México de los cárteles de las drogas; el Perú de la Amazonía o la España de las corrupciones de guante blanco”, enumera.

“‘El hombre que quería ser Dios’ es una novela en la que la realidad se confunde tanto con la ficción que esta parece realidad. He intentado que sea una novela amena, trepidante. Mezcla el ‘thriller’ con la aventura y con la búsqueda de un amor juvenil desprovisto de ambiciones. Las páginas de la novela navegan, siempre, por entre los más sórdidos sentimientos y por las más nobles pasiones del ser humano”, insiste este narrador que intenta dar ideas para mejorar el mundo.

Miembro del movimiento España Vaciada y coordinador del premio de relatos, Terra Vacía, Carlos Tundidor asegura que su narración de 437 páginas “plantea preguntas a las que no da respuestas. Al final, la luz se filtra como si una pequeña claraboya iluminara estancia y conciencia. Aventura y sugiere que ese dios, con minúscula, no es solución”. 

Carlos Tundidor escribe una novela de viaje, aventura y un 'thriller' donde ocurren muchas cosas, entre ellas el amor, el crimen, los abusos de poder y las guerras.
Carlos Tundidor escribe una novela de viaje, aventura y un 'thriller' donde ocurren muchas cosas, entre ellas el amor, el crimen, los abusos de poder y las guerras.
Archivo C. Tundidor/Mira.
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