LETRAS ARAGONESAS. OCIO Y CULTURA

'Milenials' de Félix Teira: parábola de un tiempo donde nada sobra

El premio de las Letras Aragonesas de 2022 analiza en su nueva novela la precariedad absoluta de jóvenes sin techo propio

Félix Teira vuelve a poner el dedo en la llaga de las paradojas de la sociedad actual: la precariedad, la incertidumbre del porvenir, el desamparo, los falsos amores, la pasión y el deseo, las apariencias... Aquí posa en la Aljafería.
Félix Teira vuelve a poner el dedo en la llaga de las paradojas de la sociedad actual: la precariedad, la incertidumbre del porvenir, el desamparo, los falsos amores, la pasión y el deseo, las apariencias... Aquí posa en la Aljafería.
AC/Heraldo.es

Lo hemos contado muchas veces: Félix Teira Cubel (Belchite, 1954) es un escritor ante todo auténtico, sensible y comprometido. Entiende la literatura como un ejercicio de interpretación del mundo: cuenta qué sucede, analiza el entorno, crea personajes estremecidos o conmovidos, ferozmente humanos, y a la vez, sin opulencia ni trompetería, es capaz de ofrecer una de esas miradas que desnudan la sociedad y sus injusticias. Los abusos de poder, la soledad, las pasiones y las debilidades, pero también la corrupción y el empobrecimiento paulatino de la política.

Y todo ello lo hace con un pulso tranquilo, rabioso cuando es necesario, directo como un puñetazo, demoledor porque es preciso, pero a la vez tierno sin ser blando, cálido sin abotargar. Ya se ha dicho: es un escritor sin afectación que entiende que su oficio puede ser la crónica de los sueños, del aprendizaje y de la libertad, pero también, sin maniqueísmos, una crónica cuando menos simbólica de la realidad.

Por todo ello ha recibido numeroso galardones, especialmente el de las Letras Aragonesas de 2022, el Imán y el de Literatura de ‘Artes & Letras’ del mismo año. Se siente cómodo en la literatura para adultos y a la vez, con incuestionable éxito, también ha escrito para adolescentes. Profesor de adultos y profesor de Instituto, ha sido un observador y un pedagodo implicado, de esos que imparten lecciones sutiles, sin alzar la voz ni ir de nada. Con inteligencia, cariño, comprensión y mucha mano izquierda.

Criaturas a la deriva

Creador de parábolas de nuestro tiempo, ha abordado el desamparo en varios textos, se ha aproximado a la guerra de Yugoslavia en ‘La violencia de las violetas’ y, entre otros asuntos, se ha rendido homenaje al Belchite rural y a su pasado de pintor en ‘El último sol’. Hace no demasiadas semanas presentaba su nueva novela, cuyo título ya es toda una declaración de intenciones: ‘Milenials’, donde cuenta la historia de cuatro amigos, que coincidieron en el Instituto Ibáñez Martín de Teruel, y que viven casi al pairo, en una situación alarmante de precariedad, de inseguridad y de falta de perspectivas. Uno de los personajes dice: «El sueldo del vivero, 1260 pavos al mes, no alcanzaba vetar a nadie, necesitaba compartir gastos, pagar a Mouna, la muchacha marroquí que cuida a Antoine mientras ella trabaja. Los lunes Vega la lleva al vivero en su viejo Ibiza, el resto de la semana coge el autobús».

Esta es la historia de Nathalie, que vivió un romance con un profesor mayor experto en Gustave Flaubert; a la vez que él desaparece descubre que está embarazada y comienza un calvario, que Félix Teira retrata con toda una carga de matices: aborda su historia familiar, la relación entre su madre y su padre, que tiene tuvo una amante, sus amistades, etc.

Con ella en casa están la citada Vega, que es una peluquera de deslumbrante belleza y un candor que la hace aún más atractiva. Para ella existir es como una continua fiesta de vitalidad: a veces parece estar entonando a todas horas el ‘Gracias a la vida’ de Violeta Parra. Y con las dos viven dos personajes complejos: el periodista Marcos, que es capaz de hacerlo casi todo. Se mueve en el mundo del periodismo cultural –Félix Teira, no sin alguna ironía, describe en qué consiste y cómo bascula en él su amargo protagonista–, escribe de literatura, de cine, de arte, de todo lo que puede. Y el azar acude en su ayuda: una mujer algo mayor que él necesita un profesor de pintura y de estética, y esa podría ser su ocupación a cambio de un sueldo mensual de 2.500. El cuarto hombre es Rodrigo Ulldemolins, que es un neurocijano que está en un período crítico: a la espera de trabajo y a la vez barajando irse al extranjero. Decir que es un treintañero perdido no es exagerar.

Lo más impresionante de todo, más allá de esa comprensión general del drama, de esa forma de resistir a la intemperie y sin mucha esperanza, es la fluidez, la amenidad, la sutileza narrativa, la diversidad de tonos y voces. Todo avanza con certeros diálogos, con medida prosa

Félix Teira sabe que la novela es conflicto, y en una situación así tenía que haberlos. Y los hay, claro que sí, desde diferentes puntos de vista y de variados asuntos: la inseguridad, la sensación de fracaso, la traición, el peso aplastante de la familia, la maternidad, incluso la conciencia de tribu que se quiebra de golpe. Este amasijo de asuntos genera un estado de ánimo más bien borrascoso, al que se suma de inmediato el gran incendio de la convivencia: la pasión. Marcos, el ácido, el cínico que parece siempre a la defensiva, y Rodrigo, que intenta sobrevivir a sus pulsiones más naturales (la filantropía), se enamoran de la misma mujer: Vega. Para que no falte nada, Mouna está hechizada; Antoine el hijo de Nathalie también desata instintos de protección.

Un espacio de ficción ya clásico

A pesar de algunos desplazamientos a Teruel o al pueblo de Jabalón, pero también a Valencia o Castro Urdiales, la novela sucede en Zaragoza. No es la primera de las de Félix Teira en un entorno zaragozano: en realidad el autor de ‘La ciudad libre’ es uno de los grandes cronistas de la Zaragoza más literaria. El grueso de la acción sucede por Torrero y en el entorno del Canal Imperial y en otros lugares de la ciudad.

Lo más impresionante de todo, más allá de esa comprensión general del drama, de esa forma de resistir a la intemperie y sin mucha esperanza, es la fluidez, la amenidad, la sutileza narrativa, la diversidad de tonos y voces. Todo avanza con certeros diálogos, con medida prosa, con conocimiento del alma humana, y sus sombras atolondradas, y especialmente acelera con mucho humor. Los personajes se protegen y se zahieren y a la vez se burlan de sí mismo, en un centelleo de dolor y quizá de masoquismo. «Prepara el mojito y calla. Si bebo, ya sabes lo cabrona que puedo ser. ¿Cuál era el asunto celestinesco?», dice Nathalie. «Ulldemolins le lamería el cuerpo a Vega, no se la quita de la cabeza, una obsesión preocupante. ¿Tú podrías sondear a Vega?», le responde Marcos, que se define como «soy un repelente mono polígamo, como todos los machos alfa». Y Nathalie insiste: «Te vas por las ramas, compañero de piso y, sin embargo, enemigo».

Estos diálogos, estos juegos están ahí todo el tiempo y definen una sensación de derrota, de extravío, de incierto futuro. Por ello, Marcos dirá: «No tenemos casa. Somos la generación sin techo». La trama tiene otros vericuetos y por tener hasta tiene problemáticas reapariciones. Félix Teira afina, aguza su visión y dispara.

Félix Teira recibió en 2022 varios galardones, entre ellos el de Literatura de 'Artes & Letras' de la mano de Javier Cendoya.
Félix Teira recibió en 2022 varios galardones, entre ellos el de Literatura de 'Artes & Letras' de la mano de Javier Cendoya.
Aránzazu Navarro/Heraldo.

LETRAS ARAGONESAS

'Milenials'. Félix Teira Cubel. Funambulista. Madrid, 2024. 365 páginas. 

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