ENSAYO HISTÓRICO. OCIO Y CULTURA

Remontando el río de la memoria: una lectura de 'Un país extranjero' de Miquel Berga

El escritor e historiador presenta su libro de Tusquets en Cálamo, una reconstrucción familiar, pero también y el retrato de un país y de una época

Inundación y evacuación de Fayón en 1967, algo de lo que también habla Miquel Berga.
Inundación y evacuación de Fayón en 1967, algo de lo que también habla Miquel Berga.
Archivo HA.

En 1934, los periodistas Archie y Nancy Johnstone decidieron dejar Londres y montar un hotel en Tossa de Mar. Poco antes habían veraneado en ese lugar bautizado por Chagall como «el paraíso azul» y, aunque su visita fue totalmente azarosa—no hablaban castellano y el taxista no entendió bien dónde querían ir—, quedaron fascinados. El hotel pronto se llenó de intelectuales ingleses, pero estalló la guerra civil y los Johnstone, con ayuda del Partido Laborista británico, lo reconvirtieron en 1938 en una casa de colonias para niños refugiados, con los padres desaparecidos u ocupados por la guerra. A este hotel-refugio llegaron Primitivo y Justico Sancho, dos hermanos de Mequinenza, con otros veintitantos chicos del pueblo y una maestra. Y a ese mismo hotelito, reconvertido en gran complejo hotelero, llega ochenta años después Primi, hijo de Primitivo, en busca de una casa para comprar en Tossa sin saber que su padre y su tío habían vivido allí.

Nancy Johnstone contó la peripecia del hotel, la colonia y la huida a Francia en 1939 con los treinta niños en dos libros que aquí aparecieron juntos bajo el título de ‘Un hotel en la Costa Brava’ (Tusquets, 2013). Miquel Berga (Salt, 1952) ahora lo redondea con ‘Un país extranjero’, una suerte de epílogo donde desarrolla la historia de la familia Sancho y, con ella, la historia del lugar donde nacieron.

Para conocer la historia de Primitivo Sancho hay que retroceder hasta 1939. Su padre, Primitivo Moles Trilla, «el hombre de la barba, el sastre de Mequinenza, militante socialista, un librepensador», casado y padre de una hija con su mujer y de otros cinco —Primitivo, Justico y sus tres hermanos— fuera del matrimonio, pasó la guerra en Barcelona y en el campo de Argelès; a su vuelta fue enviado a la cárcel de Torrero, a pesar de que había intervenido en varias ocasiones para evitar derramamientos de sangre —«¡Cómo coño iban a matar a nadie en ese pueblo, si eran todos rojos!», decían los guardias civiles—. Sin el padre, que murió al poco de salir de la cárcel, Primitivo hijo tuvo que dejar la escuela a los catorce años y ponerse a trabajar en la mina.

Portada del libro que se presenta el miércoles en Cálamo.
Portada del libro que se presenta el miércoles en Cálamo.
Archivo Tusquets.

Miquel Berga alterna la historia familiar con un formidable retrato de la vida en la parte central del siglo XX en una zona condicionada por el carbón desde que en 1880 se constituye la Carbonífera del Ebro, «la empresa más ambiciosa y decisiva en la explotación de las minas de lignito de la cuenca del Segre», con la que empieza la industrialización de la minería en la zona: la evolución de la industria con la llegada del ferrocarril a Fayón, el transporte fluvial del lignito con los llaüts, los caminos de sirga que tan bien retrató Jesús Moncada en su novela —una cita del escritor abre el libro y su presencia en él es constante, igual que aparece también José Antonio Labordeta en uno de los capítulos finales—, las condiciones laborales en los años cuarenta y cincuenta, el declive del carbón en los años sesenta, y, por supuesto, en un lugar central, la construcción del embalse. 

Miquel Berga alterna la historia familiar con un formidable retrato de la vida en la parte central del siglo XX en una zona condicionada por el carbón desde que en 1880 se constituye la Carbonífera del Ebro,

Durante muchos años, la población observó, entre la resignación, el enfado y la tristeza, cómo el lugar donde habían nacido iba a ser anegado por las aguas. Día a día, los vecinos veían crecer al monstruo que engulliría sus casas, sus huertas, su modo de vida. Berga recoge la construcción del pueblo nuevo, las protestas vecinales durante las celebraciones de los veinticinco años de paz, la trágica inundación de Fayón, etc., y ofrece una interesante crónica de cómo cambió la vida para aquellas gentes que se vieron obligadas a empezar de nuevo a unos pocos kilómetros de donde habían nacido, una distancia que era emocionalmente sideral.

El libro es una reconstrucción familiar, pero también —y sobre todo— es el retrato de un país y de una época, el de la España de la posguerra, un país gris y miserable del que tantas familias emigraron en busca de una vida más digna. También lo hicieron los Sancho: Justo a Alemania en 1957 y Primitivo a Bélgica en 1962, donde nacieron sus hijos y de donde Primi, cerrando este círculo, vino a Tossa buscando un lugar donde descansar y encontró esta historia singular y sorprendente sobre su familia.

LA FICHA

‘Un país extranjero’. Miquel Berga. Traducción de Mayka Lahoz. Tusquets. Barcelona, 2024. 200 páginas. [Presentación. Miércoles, 29, Librería Cálamo. A las 19.00. En diálogo con Miguel Mena.]

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