FERIAS DEL LIBRO DE HUESCA Y ZARAGOZA. 2. OCIO Y CULTURA

Miguel Ybarra firma un libro de viajes y amor que "es una invitación a recordar, a pensar y a soñar”

El profesor y escritor afincado en Zaragoza desde 2018 publica 'Todo lo que pasa cuando nada pasa' (MilMadres), y sigue el magisterio de Georges Perec

Detalla de la portada, en blanco y negro, del libro impresionista de Miguel Ybarra.
Detalle de la portada, en blanco y negro, del libro impresionista de Miguel Ybarra.
Miguel Ybarra/MilMadres

Miguel Ybarra Otín (Barcelona, 1979), vivió en Sevilla y trabajó en el ‘Diario de Sevilla’, pero también residió en ciudades como Padua (Italia), Xian, Dalian y Changchún (China). Desde 2018 reside en Zaragoza y colabora a menudo en las páginas del suplemento ‘Artes & Letras’ de HERALDO. Publica ahora su primer libro: ‘Todo lo que pasa cuando nada pasa’, en el sello zaragozano MilMadres, que alienta y dirige el poeta y narrador y profesor de escritura Julio Espinosa. 

El libro lleva un texto de Francisco Ferrer Lerín que dice: “Miguel Ybarra Otín recoge, en 338 párrafos, los recuerdos claves de su existencia, los jirones de su memoria, hitos a veces de minúscula entidad que, sin embargo, conforman la historia de un individuo”. Agrega que Anaïs Nin, Borges, Perec Nietzsche, Paul Auster, Poe y Raymond Queneau “marcan el sendero de citas que delimitan el territorio literario grato” al autor. Ferrer Lerín va algo más allá y arriesga este juicio: “Miguel ha inaugurado un nuevo género literario, género que debiéramos definir como Diario Acronológico”.

Miguel Ybarra, asume de entrada, la huella de Georges Perec. “Es clara la influencia de Georges Perec, autor al que descubrí cuando hacía reseñas de teatro en Sevilla, en una obra inspirada en un título suyo. Empecé a leer más títulos y llegué a ‘Me acuerdo’, del que me encantó la forma, el concepto. Yo sigo esa forma pero la hago mía: el suyo era un ejercicio de escritura experimental, automática, por eso muchos de sus recuerdos son pretendidamente banales o intrascendentes, y muy breves. Yo acudo a lo cotidiano y a lo extraordinario, a lo intrascendente y a lo trascendental, a menudo contando pequeñas historias en un párrafo”. En Zaragoza, ese género de los 'me acuerdo' lo han frecuentado, entre otros, Félix Romeo, Miguel Mena, Víctor Juan, José Luis Melero, etc.

“Miguel ha inaugurado un nuevo género literario, género que debiéramos definir como Diario Acronológico”, escribe Francisco Ferrer Lerín

Es cierto que el deslumbrante y original libro del autor de ‘La vida. Instrucciones de uso’ está constituido por frases cortas e Ybarra usa períodos mucho más largos, que puede ser impresiones, instantes, microcuentos o evocación de personajes o escritores (como le sucede con Hertha Muller); a veces incluso encadena varias piezas. “Recuerdo el calor y la humedad asfixiante de Beirut”, quizá sea la frase más corta; “Recuerdo irnos juntos un fin de semana a Harbin y poder pasear. Lo hicimos por la calle más bonita de la ciudad, paralela al río, con árboles, cometas y músicos: la avenida Stalin”, es un párrafo medio que habla del inicio de un amor.

Dice Miguel Ybarra: “He buscado belleza en la forma y una cierta profundidad, saltando en el espacio y tiempo, pero siempre hilvanando cada recuerdo con el siguiente temáticamente. Escribí el libro en su mayor parte el último de mis siete años en China, desde esa distancia física y temporal. Cada uno construimos el mundo en nuestro interior, y creo que también en los recuerdos queda reflejado cómo vemos la realidad. Toda nuestra vida son recuerdos, recuerdos que cambian porque cambiamos nosotros y reinterpretamos”, dice.

Lejos de casa, en el inmenso país, percibió muchas cosas de otro modo: “Para mí, en China, muchas palabras cambiaron de significado: echando de menos las connotaciones eran otras: España era una añoranza y la palabra perdió su significado más político para cargarse de sentimiento: España pasó a ser mi familia, mis amigos, mi cultura, y las palabras compartidas. En China, por el idioma, sentía siempre una cortina entre el mundo y yo. Era así extraordinario pensar que había un lugar donde con todos compartía el nombre de las cosas. En la primera fase de escritura, en China, escribí con el corazón: recuerdos muy queridos, recuerdos guardados en la memoria con papel de regalo”.

"...para hacer de estos recuerdos una obra unitaria y bien medida, con párrafos sobre la infancia, la familia, la amistad, reflexiones sobre el mero hecho de recordar, también párrafos que son libro de viajes, reflexiones literarias…"
Miguel Ybarra Otín es alumno de Julio Espinosa, profesor y crítico literario.
Miguel Ybarra Otín es alumno de Julio Espinosa, profesor y crítico literario.
Yingije Lu/MilMadres

‘Todo lo que pasa cuando nada pasa’ se redondeó definitivamente en Zaragoza. “En la segunda fase de escritura, aquí en Zaragoza hasta hace apenas unos días, seguí poniendo el corazón pero también la razón, para hacer de estos recuerdos una obra unitaria y bien medida, con párrafos sobre la infancia, la familia, la amistad, reflexiones sobre el mero hecho de recordar, también párrafos que son libro de viajes, reflexiones literarias… Y al ser recuerdos, tantos de ellos con los que el lector puede sentirse identificado, creo que el libro es una invitación a recordar, a pensar, a soñar”.

En la nota 337, Miguel Ybarra Otín anota: “Recuerdo: ‘Recordar’: del latín ‘recordis’, volver al corazón”. Parece que de eso se trataría este libro, que lleva un puñado de fotos y que también estará en las Feria de Huesca y de Zaragoza.

LA FICHA

‘Todo lo que pasa cuando nada pasa’. Miguel Ybarra Otín. Milmadres. Zaragoza, 2024. 141 páginas.

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