¿Perderá Zaragoza una joya de la arquitectura brutalista?

El centro de clasificación postal de El Portillo parece condenado a la piqueta aunque la Fundación Docomomo lo tiene entre los destacados de Zaragoza

El edificio, en la rotundidad de su volumen, en la avenida Anselmo María Clavé.
El edificio, en la rotundidad de su volumen, en la calle de José Anselmo Clavé. 
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Casi en silencio, Zaragoza está a punto de perder una pequeña joya arquitectónica del Brutalismo, corriente estética que se está revalorizando rápidamente en toda Europa pero que todavía es muy ignorada en España. El anteproyecto de urbanización de El Portillo presentado hace unos días, firmado por Andrés Fernández-Ges, contempla en su segunda fase la demolición del centro de clasificación que Correos tenía junto a la antigua estación y el actual Caixafórum. 

El anteproyecto es el primer paso importante de cara a cerrar lo que hasta ahora constituye una de las llamadas 'cicatrices urbanas' de la ciudad, las parcelas de la antigua estación ferroviaria, donde está previsto construir 220 viviendas libres y un gran parque de 40.000 metros cuadrados. Las previsiones del Ayuntamiento de Zaragoza son que la zona esté "totalmente urbanizada" a lo largo de 2027. 

Y en esa urbanización es en la que está prevista la demolición del antiguo edificio. Pero los planes no han pasado inadvertidos para el historiador del arte Javier Martínez Molina o la asociación Apudepa (Acción Pública de Defensa del Patrimonio), que han alertado de la importancia del edificio. "Es un importante testimonio del Brutalismo arquitectónico español de los años 70, un edificio muy rotundo y potente en el que se usa el hormigón de manera magistral -subraya el especialista, profesor de la Universidad de Zaragoza-. Lamentablemente es poco apreciado a pesar de su enorme singularidad y presencia urbana, y de que el estilo brutalista se está poniendo en valor últimamente por las nuevas generaciones gracias a la televisión, las series y el cine, que ambientan sus producciones en edificios muy llamativos de este estilo, como la Corona de Espinas de Madrid".

El edificio es un proyecto de 1973 del arquitecto José Luis González Cruz, que también firmó otro para Correos en la Estación de Chamartín. 

Una corriente que inspira a C. Tangana

La arquitectura brutalista es un estilo arquitectónico que surgió durante la década de 1950 del siglo XX en el Reino Unido en los proyectos de reconstrucción de la posguerra. Los edificios brutalistas son construcciones minimalistas que muestran los materiales de construcción desnudos (sobre todo hormigón y ladrillo, aunque también acero, madera o vidrio) y en los que priman los elementos estructurales sobre el diseño decorativo. 

El edificio fue diseñado a principios de los años 70 del pasado siglo.
El edificio fue diseñado a principios de los años 70 del pasado siglo.
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No valorado en su justa medida durante décadas, en los últimos años sí que ha sido objeto de reivindicación desde distintos puntos de vista, tanto por parte de arquitectos e historiadores, como por agentes culturales de todo tipo. Pueden citarse los casos tan distantes y distintos del músico C. Tangana, que ha rodado varios vídeos en escenarios brutalistas de Madrid; o del diseñador aragonés David Navarro, que desde Polonia publica libros especializados sobre este estilo arquitectónico en los países del Este. 

La Fundación Docomomo Ibérico, centrada en la protección y difusión de la arquitectura moderna, destaca en su catálogo el antiguo centro de clasificación postal del Portillo. Según la ficha elaborada por el especialista Roger Subirá, "el edificio responde al usual programa de oficinas en un entorno de baja densidad en el límite de lo urbano, no estando sometido, por tanto, a tensiones de vecindad. El volumen compacto y prismático se resuelve con una fachada ligera, con una estructura de muro cortina en la que se combina el vidrio con paños ciegos forrados de baldosas cerámicas. En los testeros, prácticamente ciegos, es la estructura metálica del edificio la que se manifiesta en la fachada, organizando los paños ciegos que se revisten del mismo material cerámico. La planta baja se singulariza mediante un corte compositivo horizontal y por la sustitución de los montantes verticales metálicos por piezas prefabricadas de hormigón en la misma posición".

Fachada del edificio de la calle Clavé.
Fachada del edificio de la calle José Anselmo Clavé.
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"Es muy plástico y escultórico por sus volúmenes rotundos y el uso despojado del material, tanto el hormigón como la cerámica -añade Martínez Molina-. Es uno de los edificios contemporáneos zaragozanos más singulares e interesantes y debería preservarse, sin duda alguna. Además, está en perfecto estado de uso, activo y en una parcela destinada a servicios. Se puede quedar donde está perfectamente".

El edificio aparece destacado en la 'Guía de Arquitectura de Zaragoza', de José Laborda Yneva, y su autor, director de la cátedra Ricardo Magdalena de la Institución Fernando el Católico, lo incluyó en el año 2005 en una lista de 14 edificios importantes de la capital aragonesa que merecían ser catalogados y tener algún grado de protección. 

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