LETRAS ARAGONESAS. OCIO Y CULTURA

Carmen Aliaga: “Sin amor nada somos, aunque sea difícil controlar su velocidad y su intensidad"

La escritora y actriz zaragozana publica un nuevo poemario de pasión y desgarro, de identidad y salud mental: ‘Jaula de grillos’ (Olifante)

Carmen Aliaga salva del olvido un libro de poemas, más bien un gran poema, en el que ha trabajado durante algunos años.
Carmen Aliaga salva del olvido un libro de poemas, más bien un gran poema, en el que ha trabajado durante algunos años.
Juan Moro.

Carmen Aliaga Sevilla es poeta, actriz y rapsoda. Autora de varios poemarios, entre ellos ‘Libro Huérfano’ y ‘Madeleine y las otras’ (finalista del Premio Cálamo de Literatura Erótica), ambos en Olifante. Con María Pérez Collados, mariaconfussion, pasea el espectáculo ‘Nosotras’ de palabra y música contra la violencia de género por distintos escenarios de Aragón.

Carmen. ¿Cómo se gestó este libro, ‘Jaula de grillos’? Impresionaba oírla intentar convencer y recitar algunos poemas a los futuros lectores que se paraban ante el puesto de Olifante el Día del Libro.

Este libro se empezó a gestar en plena pandemia, donde las circunstancias nos obligaron a parar y encerrarnos. Yo me enclaustré en mí misma y tuve la osadía de exteriorizar ese viaje a mi interior y a la profundidad de los gestos, las señales, el lenguaje.

Creo que no quería publicarlo. ¿Le resultaba doloroso, demasiado íntimo tal vez?

No, no quería. Han sido cuatro años de ir retrasando dicha publicación, porque el conocimiento de nuestro propio yo es, sin duda, un ejercicio difícil y demasiado íntimo y doloroso, como bien anota, y supone exponerse y abrirse en canal, como digo en mi ‘Libro Huérfano’.

El gran tema, de entrada, es el amor. ¿Por qué opera en usted como una fuerza imparable, avasalladora? ¿Es como la gran tormenta?

Siempre ha sido así. Creo que el amor es la única fuerza verdadera e inquebrantable, es la energía, el motor que nos mueve. A veces, es difícil controlar su velocidad y su intensidad, pero sin amor nada somos.

¿Cómo es su cuento de infancia al que alude en un poema?

Mi cuento de infancia es extraño y doloroso. Siempre acusé una sensibilidad extrema y me resultó difícil adaptarme al escenario de la vida.

Diríase, además, que este es un libro sobre la identidad, el desgarro de vivir, alguna ausencia que se agiganta. ¿Puede ser? Hay un momento que dice: “Hay Amor / en este desespero...”

Sí, este es un cuento sobre el desgarro de vivir, es una oración donde suplico orden, serenidad, amparo, el rescate de mi propio infierno. Y sí, hay amor como en toda oración.

Carmen Aliaga no solo es escritora, es actriz y aquí alude a su condición de intérprete y quizá a su estado anímico.
Carmen Aliaga no solo es escritora, es actriz y aquí alude a su condición de intérprete y quizá a su estado anímico. Dice con Ángel Guinda:“Fuera de ti no esperes encontrar lo que dentro de ti nunca has buscado”. 
Aimar Pellés Aliaga.

¿De qué modo es Carmen Aliaga, o su sujeto poético, “una mujer que busca /su cabeza”?

Podría decir que soy un conjunto de huesos, músculos y materia ordenada, buscando y rebuscando el núcleo, la cabeza. Soy esa necesidad de ordenar los pensamientos, de rendirme al paisaje, de adaptarme al tiempo y al espacio con una hipersensibilidad (reitero el tema) que me lo pone difícil. El arrebato implica pulsión, impulso, pero para salvar los obstáculos también es necesaria la reflexión y la calma.

Escribe: “Amor de nada y nadie” y añade: “Tan grande es el dolor / de mi conciencia”. ¿De dónde viene este dolor, qué le enajena de sí misma o de la sociedad?

Creo que este dolor es innato al ser humano. Podemos dejarlo escondido en una pequeña cajita y arrojar las llaves al mar o sentirlo, desglosarlo, exprimirlo y hacerle frente, como es mi caso. Me duele la deshumanización, la barbarie, la injusticia. Me duele mi vida y la de los otros.

También conmueven, en el mismo poema, estos versos: “Espero agazapada / en el viejo pinar / el disparo de gracia”. ¿Debemos preocuparnos? ¿Tanto te alancea la vida con sus dardos incesantes?

Sí, los dardos de la vida son incesantes y nos desequilibran. Pero no, no debemos preocuparnos, sino ocuparnos de desentrañar nuestros miedos, mirarlos con los ojos bien abiertos y conseguir ese temple para pensar que no son tan horribles como los imaginamos.

"Podría decir que soy un conjunto de huesos, músculos y materia ordenada, buscando y rebuscando el núcleo, la cabeza. Soy esa necesidad de ordenar los pensamientos, de rendirme al paisaje, de adaptarme al tiempo y al espacio con una hipersensibilidad (reitero el tema) que me lo pone difícil"

Con todo, más allá del tema o de los temas, hay algo que impresiona: la escritura, la abundancia de imágenes, la imaginación poética, variada y a menudo radical. ¿En qué consiste escribir poesía para Carmen Aliaga?

Para mí, escribir poesía es intentar ordenar ese caos, esa multiplicidad de imágenes, sonidos, recuerdos y percances. La poesía, a pesar de que a veces no están claros los puntos cardinales, es mi brújula y me sostiene a la vida y la belleza.

Carmen Aliaga hizo una sesión para el fotógrafo Juan Moro.
Carmen Aliaga hizo una sesión para el fotógrafo Juan Moro.
Juan Moro.

Su autoexploración no para. Escribe: “Busco antídoto, / cura, / la prescripción correcta / para mi propio yo”. ¿Ha encontrado algo, cómo son esos remedios?

Así es, no ceso en mi busca de antídotos pero a menudo compruebo que están dentro de mí. Como bien dijo el gran poeta Ángel Guinda: “Fuera de ti no esperes encontrar lo que dentro de ti nunca has buscado”.

A veces aborda la salud mental, la locura, la insoportable fragilidad del ser. ¿Su escritura es el resultado de un expedición a las tinieblas, una introspección en lo desconocido o es más bien un canto a la pasión y al arrebato?

Sí, abordo el tema de la salud mental y he de decir que es ardua tarea, pues a pesar de la mejora en esta cuestión, todavía es un tema tabú. Creo que he sido muy valiente y me enorgullecería saber que afrontándolo, puedo ayudar a otras personas.

El poemario hace pensar en Sylvia Plath (‘Jaula de grillos’ está encabezado por estos versos suyos: “No hay milagro más cruel que éste. / Soy arrastrada por caballos con cascos de acero. / Resisto”) y Anne Sexton.

Sylvia Plath es una de mis escritoras de cabecera, al igual que Anne Sexton y tantos otros poetas que han expuesto su angustia irrefrenable que implica habitar un infierno constante. Sin embargo, en este viaje poético no todo son tinieblas y demonios, porque “hay amor en este desespero”, que acaba de citar, y entre los versos se escucha el eco de ese canto a la pasión, la alegría, la palabra, un resquicio por donde asoma la Luz.

Carmen Aliaga, vista por su hija Aymar. Un retrato psicológico.
Carmen Aliaga, vista por su hija Aimar Pellés Aliaga. Cabría decir que, cuando menos, es un retrato psicológico.
Aimar Pellés Aliaga.
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