El oscense Toño Julve comenzó en la jota con solo 11 años de la mano de su padre, Mariano, también cantador. Además, se formó como dos maestros como Pepe Rodrigo y Carlos Vidal. Y aprovechó el parón de actuaciones de la pandemia para empezar a recopilar todas las coplas que conocía después de casi 45 años en este mundo y ponerlas en valor, creando de paso una nueva variante de cada una de ellas.

Una profunda investigación que le ha permitido reunir ya más de 2.500 jotas que espera poder publicar en forma de libro-cancionero en un futuro próximo. De momento, ha empezado a sacar a la luz este trabajo en una charla recital que estrenó el pasado fin de semana en la Casa de Aragón en Madrid. Bajo el título de ‘Tradinnovación. Viejas jotas/nuevas coplas’, hizo un repaso histórico de todas esas letras, documentando cada estilo y tonada. Su deseo es poder impartirla a otros grupos y asociaciones.

"Es un proyecto vivo porque, de momento, no encuentro un final aunque mi intención es publicar este libro-cancionero en un plazo de un año y medio aproximadamente", explica Julve.

Este cantador oscense persigue tres objetivos: recuperar las coplas más populares existentes a lo largo de la historia en Aragón; ofrecer a cada una de ellas una nueva copla de su autoría, especialmente para aquellas que han quedado obsoletas por motivos políticos, machistas o de mal gusto; e intentar poner en valor las tonadas y estilos que se han interpretado menos por el hecho de que una copla no haya calado "porque a veces con solo cambiar la letra ya vuelve a realzarse la música", subraya.

Toño Julve ha logrado rescatar jotas aragonesas hasta del siglo XVIII y sobre todo del siglo XIX. Para ello, ha buceado en los diferentes cancioneros que ya están publicados, pero sobre todo en su propia memoria "porque tengo la suerte de que se me han ido quedando y guardo cientos y cientos de jotas", asegura.

Entre ellas hay muchas populares que no están recogidas en ningún libro y que tampoco tienen una autoría reconocida sino que proceden más de la tradicional oral. Por ello, ha tenido que examinar mucha discografía.

También hay muchas de cosecha propia. Asegura a este respecto que su amor por la jota y su afición por escribir la heredó de su padre. Y si alguien le sirvió siempre de inspiración fue la poetisa oscense Teresa Ramón Palacio, fallecida en 2020 a los 97 años. En su caso, defiende que "además de cantar, hay que contar cosas, sea el tipo de música que sea, porque es tan importante la forma como el fondo".

Este oscense incide en que pese a que se suelan cantar en muchos festivales las letras más conocidas y populares, "la jota es mucho más amplia, rica, culta e interesante de lo que la gente la hace y los propios joteros tenemos la responsabilidad de mostrarla al público".

Toño Julve valora el esfuerzo que se está haciendo a muchos niveles para conseguir la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Pero también advierte de que "lo más importante para el futuro de la jota es que haya niños y niñas que vayan a las escuelas para que haya relevo generacional".

Este mismo año, celebra el décimo aniversario de su escuela folklórica Alborozo, con la que da clases de canto y baile (dirigido por Susana Raya) en Huesca, Tardienta, Zaragoza y Madrid. Además, lleva otros 15 años actuando con su grupo Emociones a la Carta, con la que toca otros muchos géneros musicales que van más allá de la jota. Y prepara actuaciones especiales para celebrar ambas efemérides.