Paloma Suárez, diseñadora de moda: "Nada se regala, todo llega trabajando y no tirando la toalla"

La canaria ha sido la gran estrella invitada de la Aragón Fashion Week, cuya sexta edición concluyó este domingo 5 de mayo

Paloma Suárez, este domingo 5 de mayo, en el Ayuntamiento de Zaragoza, que sirvió de improvisado 'backstage' de la Aragón Fashion Week.
Paloma Suárez, este domingo 5 de mayo, en el Ayuntamiento de Zaragoza, que sirvió de improvisado 'backstage' de la Aragón Fashion Week.
Oliver Duch

Trascender el cartel de ‘joven diseñadora’ es algo compatible con la juventud propia de alguien que nació en 1993. Todo eso le pasa a la diseñadora canaria Paloma Suárez, que actualmente comparte con la cantante y compositora Valeria Castro en el trono de la figura creativa joven más famosa de la isla de La Palma. Sus diseños suscitan filias encendidas en todo el mundo: ayer, en la Aragón Fashion Week de Zaragoza, maravilló con la colección ‘Brave’.

“Estoy muy agradecida a Zaragoza y Aragón por esta oportunidad de mostrar aquí mi trabajo. Empecé muy joven y he tenido la oportunidad de consolidar mi carrera en muy poco tiempo, con mucho sacrificio, tesón y perseverancia, consejos que siempre doy a los que empiezan ahora”, explicaba Suárez antes de su desfile zaragozano.

La palmera insistía al hablar de sus logros en que le han curtido más los reveses que las alegrías, aunque el reconocimiento le sonriese ya en plena adolescencia. “Nada se regala, todo llega trabajando y no tirando la toalla con los primeros ‘noes’, la idea es tratar de que llegue un “sí” la próxima vez. Es una carrera de fondo, sigo en ella con las misma ganas de crecer y evolucionar, pero no creo haber tocado techo, ni mucho menos, hay que seguir escalando”.

Huyendo de paternalismos

Suárez también apuntó que la vida le ha enseñado a lidiar con paternalismos malsanos. “Tengo mucho carácter, eso no está reñido con la educación. Siempre he llevado la contraria a los que me decían que tal o cual cosa no eran posibles: de hecho, mi primera colección la titulé ‘Imposible’ con la primera ‘i’ y la ‘m’ tachadas. No puedes esperar la suerte, hay que buscarla y pelearla, para demostrar a los agoreros que se equivocan contigo”.

La canaria apuntaba que “pasa en todas las profesiones, pero en la nuestra parece que un poquito más: todo el mundo cree saber de moda, de negocios y emprendimiento. Yo escucho, observo, analizo, agradezco las opiniones que me parecen constructivas, pero luego hago lo que me de la gana”, sonríe.

El padre de Paloma, delineante, alimentó la futura vocación de su hija con muchas visitas a la oficina, donde tenía libertad para garabatear desde bebé. “Un aparejador ya le dijo a mi padre que le llamaba la atención lo rectas que hacía las líneas siendo muy chiquita; la moda, sin embargo, me parecía algo fuera de mi alcance, de otra galaxia. Luego mi padre de habló de Manolo Blahnik, que es palmero, y me di cuenta que esas personas de otra galaxia eran de ahí al lado, y que simplemente tenían algo en su interior capaz de llevarles a esa otra galaxia, o crearla incluso”.

Paloma empezó a pintar zapatillas con 12 años, y a los 14 ya registró su marca, cuando acumulaba más de 200 encargos. El boca a boca hizo el resto. “Poco a poco fui informándome sobre los grandes de la moda, para aprender todo lo posible. Leí la biografía de Coco Chanel, una visionaria, muy pragmática, que precisamente hizo lo que le dio la gana; pasa con muchos grandes, que rompieron las normas establecidas. Admiro mucho a Alexander McQueen, Elsa Schiaparelli, Dries Van Nooten, Margiela… tuvieron o tienen cerebros mágicos”.

"Leí la biografía de Coco Chanel, una visionaria, muy pragmática, que precisamente hizo lo que le dio la gana; pasa con muchos grandes, que rompieron las normas establecidas"

La canaria está orgullosa de una constante a la hora de recolectar apreciaciones sobre su trabajo. “Creo que quien conoce mi obra entiende que tiene una identidad, y eso es orgullo. Juego mucho con la experimentación textil, la mezcla de texturas y colores, los patrones… para mí, la base son las emociones y la colorimetría es una gran herramienta para generar vínculos emocionales con el espectador y la clientela potencial”.

Paloma Suárez tiene la alforja llena de anécdotas curiosas a estas alturas de su meteórica carrera, que en el último lustro ha ensanchado fronteras y cruzado océanos. “En un viaje a Nueva York para un curso de inglés, en segundo de carrera, fui al Lincoln Center a ver ‘street style’ en la Semana de la Moda de la ciudad, porque no tenía modo de asistir a los desfiles. Mis amigos estaban en un partido de fútbol americano y mientras les esperaba, un periodista me tiró su acreditación. Era del ‘Harper’s Bazaar’, imagínate. Fui a todos los desfiles que pude. Aún la guardo”.

Un encargo de las hermanas cantantes Chloe y Halle Bailey (protegidas de Beyoncé) para los BET Awards fue el espaldarazo al talento de Paloma al otro lado del océano. También es devota de su ropa la cantante española Aitana, entre otras celebridades. Halle, por cierto, fue ‘La sirenita’ el año pasado en el cine.

De su experiencia en Zaragoza, Paloma se queda con varias cosas, además del aplauso a la colección ‘Nature boy’ de Álvaro Castillo, ganador del XIX Certamen de Jóvenes Diseñadores de Aragón. “Lo que hizo es excelente; todas las propuestas finalistas fueron increíbles, porque todas tenían un mensaje, una identidad y mucho detallismo detrás". 

Suárez no esquivó el trance de 'mojarse' un poco más. "Me quedo con el recuerdo del trabajo de Blanca Borrel, que estaba inspirado en la iconografía del vestuario altoaragonés, con un espectacular trabajo con los materiales y gran técnica; también con la transformación de los cuadros tartar, estilísticamente impecable, de Sandra Villa, y Paula Caballero con una propuesta muy ‘chic’, de las que pones en una tienda y se vende volando; muy cuidada, con unos acabados fenomenales y unos botones maravillosos”.

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