La primera impresión es que todo va a funcionar a la perfección. Su director es Todd Haynes, un realizador con algún título poco edificante, pero al que se deben filmes como ‘Lejos del cielo’, ‘I’m not there’, una atractiva rareza en torno a Bob Dylan, y la magnífica ‘Carol’. En esos trabajos, Haynes demostró que sabía multiplicar el valor de sus estupendas actrices, algo que yo imaginaba volvería a hacer en ‘Secretos de un escándalo’, en la que cuenta con dos grandes talentos, Julianne Moore y Natalie Portman, esta vez muy desaprovechadas.

Como algunos recordarán, hace unos años fue portada en muchos medios, sobre todo americanos, la historia de amor entre una mujer casada y madre de tres hijos con un chaval de trece años. Este es el asunto que Haynes lleva ahora a la pantalla grande, pero lo hace a su manera, con un estilo ciertamente peculiar con el que yo no consigo ni identificarme ni identificar aquella historia de amores desiguales. 

Todo comienza cuando una conocida actriz de televisión se dispone a protagonizar un telefilme sobre Grazie, la mujer que acabó en la cárcel por sus amores con el chaval. Acude a su casa y allí conoce a su familia. A partir de este encuentro, Haynes podía contar la historia tal cual fue, con todo su morbo añadido; podía hacer una interpretación de la misma, pero analizando con fundamento la personalidad de sus personajes; o podía, que es lo que ha terminado por hacer, contar esta historia a oleadas y con una banda sonora que, no es que sea mala, es que no guarda conexión con lo que vemos y se utiliza para marcar unos tiempos que parecen salidos de una intriga psicológica de medio pelo. No estamos ante el mejor cine de Haynes, el argumento tenía elementos para ser tremendamente atractivo, pero se aventura en territorios que le son ajenos, introduce demasiada tensión, hay muchas preguntas que se quedan sin respuesta y bastantes personajes que acaban cayendo en la nada. Lástima, prometía.