Entre los estrenos de este viernes, coinciden dos películas españolas firmadas respectivamente por una actriz y un actor que han decidido dar el paso a la dirección. En el segundo de los casos, se trata de Mario Casas, que debuta con ‘Mi soledad tiene alas’, y, en el primero, de Itsaso Arana, directora y guionista de ‘Las chicas están bien’.

A Itsaso Arana la conocíamos como protagonista de tres películas de Jonás Trueba, ‘La reconquista’, ‘La Virgen de Agosto’ y ‘Tenemos que venir a verla’, muy representativas de esa nueva forma de hacer cine y de contar historias que tan bien sabe hacer el cineasta, quien, por cierto, está en la producción y en unas cuantas tareas más de ‘Las chicas están bien’. Con Jonás Trueba parece compartir Itsaso Arana en su ópera prima unos cuantos principios, entre ellos, esa forma de hacer cine que se abre a estructuras diferentes y planteamientos narrativos igualmente distintos. Ahora bien, la directora y actriz lo hace con identidad y estilo propios, construyendo una primera obra cinematográfica muy a tener en cuenta y en la que se conjugan muchos factores.

A favor de la realizadora juega un guión propio, muy rico en la palabra y en el que el reparto de secuencias se hace con mucho equilibrio. Hay elegancia, sutileza, hay poesía, hay reflexiones y hay teatro dentro del cine y cine, incluso, dentro del cine. Exquisita en sus formas, con una presentación novedosa y un escogido reparto de cuadros escénicos, si la expresión y la exposición de su contenido son determinantes, no lo es menos, sino incluso más, el retrato que Arana hace de sus cinco protagonistas, cinco mujeres dedicadas a la interpretación a las que conocemos durante sus ensayos en una casa de campo.

En ese escenario no solo las veremos actuar, también, tan llenas de vida como están, tan reales y auténticas, tan luminosas, las conoceremos cuando se abran para hablar de amor, felicidad, desgarros, ausencias. En una palabra, para hablar de la vida.