Los aficionados al ‘thriller’ de acción suelen encontrar un valor seguro en el tipo de películas en las que lleva años involucrado Gerard Butler. 

Hace unos meses se estrenó la entretenida y eficaz ‘El piloto’, donde encarnaba a un heroico capitán de aviación comercial, y ahora está en cartel ‘Operación Kandahar’, en la que el actor es un agente colaborador de la CIA que queda expuesto en territorio afgano. El filme basa sus alicientes en lo que transmite la figura de Butler y en la situación clásica del punto de extracción como única vía para la salvación, la que intentan alcanzar el protagonista y su traductor a raíz de que trascienda la implicación estadounidense en el sabotaje a un reactor nuclear iraní. El tratamiento hace especial hincapié en los elementos de la temática de espías, en el revestimiento de la huida mostrada, dinámica que aunque de partida no termina de contentar acaba confirmando el acierto de la decisión.

Dirigida por Ric Roman Waugh, quien trabajó con Butler en ‘Objetivo: Washington DC’ y en ‘Greenland. El último refugio’, la propuesta procura cuidar la historia y dedica tiempo a exponer las circunstancias que intervienen y los distintos bandos: los iraníes, los talibanes, la Inteligencia pakistaní… Incluso, como señalan las descripciones de secundarios como el agente pakistaní y el militar iraní, introduce más detalles de los que uno esperaba hallar. Unos funcionan más que otros pero sin duda el cauce deja rasgos de solvencia después refrendados por la acción, con su atractivo dentro de que no conlleve un gran despliegue.

El vínculo que surge con el traductor ejerce su efecto a pesar de que bajo el drama del afgano, rol a cargo de Navid Negahban, asome la emotividad convencional. Ocurre parecido en lo referente a la realidad familiar del personaje de Butler, si bien los esbozos al respecto convencen. Menos pulido, el papel de Travis Fimmel también tiene su interés.