Eusebio Poncela: "Ni las zancadillas propias han podido con mi autenticidad"

El actor (Madrid, 1945) y el bailarín Igor Yebra representan este viernes y sábado en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza ‘El beso de la mujer araña’.

El intérprete madrileño regresa a Zaragoza con un montaje dirigido por Carlota Ferrer
El intérprete madrileño regresa a Zaragoza con un montaje dirigido por Carlota Ferrer
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El Teatro de las Esquinas de la capital aragonesa acoge hoy y mañana (20.30) el montaje ‘El beso de la mujer araña’, una adaptación de la novela de Manuel Puig que narra una historia prohibida entre dos compañeros de celda, protagonizada en el escenario por Eusebio Poncela (Molina), a quien da réplica el bailarín y actor bilbaíno Igor Yebra (Valentín).

¿Qué supone para usted interpretar el personaje de Molina?

Primero, ha supuesto volver a encontrarme con Carlota Ferrer, la directora. Ya habíamos trabajado juntos en ‘Esto no es La Casa de Bernarda Alba’ y hubo una buena química, y segundo, tenemos la adaptación del texto de Manuel Puig, que es muy potente y que da gusto interpretar. Unidos Puig y Carlota, tenía dos puntales ahí para despejar mis dudas.

¿Cuáles eran?

Meterte en la piel de alguien que es un mujerón, en realidad, sumiso, me perjudicaba mucho la credibilidad, en principio. Luego, yo estaba ya un poquito vegestorio para el personaje. Pero luego fui espabilando, poniéndome divino el cuerpo y, luego, con unos apoyos teatrales quedo como mi nieto en el escenario. Dejamos el otro día el Teatro Falla de Cádiz de pie y gritando ¡bravo!. Espero que ocurra lo mismo en el teatro... no recuerdo ahora el nombre.

El de las Esquinas.

Eso es lo mío (bromea). Ojalá se llene y el público disfrute del espectáculo.

A lo largo de su carrera le han concedido numerosos premios, pero sorprende que no le hayan dado un Goya...

Cuando no nos dieron ni siquiera la posibilidad a Carmen Maura y a mí por ‘La ley del deseo’ (Pedro Almodóvar, 1983)... Entonces, para qué sufrir, muchacho. Tengo un repertorio de películas que quedarán en la historia del cine español. Dejémoslo, que los premios son muy arbitrarios.

¿Qué recuerdos tiene de su trabajo con Carlos Saura en ‘El Dorado’?

Me llevé muy bien con él, pero creo que en el rodaje se le fue un poquito la pinza. Carlos estaba bien para la cosa un poco reclusa, claustrofóbica y oscureta, y cuando se vio en una selva fabulosamente salvaje, pienso que esos grandes espacios no eran su ámbito.

Usted participó en ‘Matador’ por partida doble: el filme de Almodóvar y el videoclip de la canción del mismo nombre de Los Fabulosos Cadillacs...

Aquel videoclip forma parte de ese tipo de incursiones que he hecho, más en Argentina. Lo dirigió un genio, Pucho Mentasti. Luego participé en un anuncio para una marca de coches que también rodó él, donde interpretaba a un diablo que tentaba a un jovencito.

Le han censurado por su vida sexual, por las drogas, por ser artista… ¿Ha sido un problema en el desarrollo de su carrera?

Yo tengo alma de Montparnasse. Nadie puede frenar eso cuando es de verdad. Ni siquiera yo mismo con mis tontunas, que las tuve. Cuando te han dado un toquecito de varita mágica, va más allá de mí o de los prejuicios que ha tenido tantísima gente conmigo, por como soy, porque no he sido sumiso o porque he sido raro. He tenido muchas zancadillas, pero ni las mías propias han podido con una cosa que es muy notable y muy noble que es la autenticidad, que es lo que tengo.

¿Qué nuevos proyectos tiene en el horizonte?

Ahora tengo una propuesta para hacer una película. Va sobre unos actores que se van a una isla a preparar una obra. Pero, mientras, sigo con la gira de esta obra. También me han ofrecido hacer Tiresias, un adivino que sale en las obras de Sófocles.

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