Mattia Furlan: "Los bailarines conviven a diario con el dolor"

Nacido en Mestre, Italia, en 1985, lleva en La Mov desde su creación, primero como bailarín y ahora como maestro de baile y ayudante de dirección.

Mattia Furlan, en el exterior del Centro de Danza
Mattia Furlan, en el exterior del Centro de Danza
Francisco Jiménez

Ya están trabajando otra vez. ¿No hay vacaciones en la compañía de danza La Mov?

Hemos disfrutado de tres semanas en julio y tendremos otra en agosto. Pero debemos empezar a trabajar en una nueva producción.

Un ‘Romeo y Julieta’.

No va a ser una versión tradicional, sino que va a estar más pegada a la actualidad.

¿Qué tal se baila con este calor?

A nivel muscular, mejor. Pero el calor muy fuerte es horrible. Ya a finales de junio, con esas temperaturas extremas, a los veinte minutos de trabajo los bailarines estaban exhaustos.

"La Mov siempre ha funcionado como una pequeña familia. Aquí no hay celos ni rivalidades"

Es bailarín de La Mov desde que esta dio sus primeros pasos. Pero ahora tiene un nuevo estatus.

Estoy a mitad de camino entre el maestro de baile y el ayudante de dirección. Víctor Jiménez, el director, se ocupaba absolutamente de todo y había que descargarle de trabajo, ayudarle. Estoy con él desde el principio; sé lo que quiere.

Y ha pasado de compañero a ‘jefe’. Los bailarines con los que ha trabajado le van a odiar.

Espero que no. La compañía se renovó casi por completo el año pasado y solo quedan dos con los que he compartido escenario. Y, además, La Mov siempre ha funcionado como una pequeña familia. Aquí no hay celos ni rivalidades, eso es algo que se ve solo en las películas o, quizá, en las compañías mucho más grandes. Aquí somos nueve.

¿Volverá a bailar?

Ojalá pueda hacerlo algún día, no sé ni cómo ni cuándo; depende de cómo me responda el cuerpo. Quizá en un papel pequeño... Tuve una lesión de vértebras y, conjuntamente con el médico, vimos que había que hacer un cambio en mi vida. Y entonces el director de la compañía me propuso mi nuevo papel.

El dolor...

Los bailarines vivimos constantemente con él, a diario. Sufrimos muchas lesiones: con las pequeñas seguimos bailando y aguantamos el dolor; con las grandes, lo mejor es escuchar al cuerpo.

¿Cuál es la mejor heladería de Zaragoza?

No recuerdo cómo se llama. La mejor, en mi opinión, está en la calle de Don Jaime.

Pensaba que los bailarines no comían helados.

Comemos de todo, también chocolate. Lo de la dieta es un poco mito, aunque algunos, por cuestiones genéticas, sí tienen que cuidarse un poquito.

Los 14 años de La Mov...

Han sido una travesía dura, con muchos momentos críticos, que lo han sido siempre a nivel económico, nunca a nivel artístico. Ha sido duro porque ves que vas creciendo profesionalmente, que consigues espectáculos de una alta calidad, pero que en ningún momento estás seguro de si mañana tendrás trabajo o lo habrás perdido para siempre.

¿Cuál ha sido el mejor espectáculo de la compañía?

‘Terrenal’. Creo que supuso un clic tanto para la compañía como para nuestro público. Tiene una parte emocional muy visible, una escenografía y música espectaculares y el trabajo coreográfico de Víctor Jiménez es genial. Cuando todo eso se junta, tanto los bailarines como el público lo notan.

Que el teatro esté lleno, ¿ayuda?

Sí. A telón bajado, antes de la función, por el ruido que hay fuera ya sabes si el teatro se va a llenar o no. Y, si se llena, das mucho más de ti.

Bailando nadie se hace rico.

Desde luego que no. Pero la disciplina mental que adquirimos ya desde pequeños nos permite seguir. Y la pasión, como en cualquier otro oficio, es la que hace que te dé igual ganar cien que mil.

Usted, que es italiano, ¿qué pensó cuando vio por primera vez bailar la jota?

Me sorprendió, la verdad, porque en Italia no hay ese tipo de tradición folclórica. Me chocó mucho pero me gustó. Hoy me encanta. En las fiestas del Pilar siempre me visto de baturro.

¿Qué le ha gustado de Zaragoza, para que se sienta ya un aragonés más?

Aunque pueda parecer tópico, la acogida. Aquí me he sentido como en casa desde el minuto uno. Además, yo venía de Milán, y Zaragoza es una ciudad más cómoda. Y te ofrece muchas cosas.

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