artes escénicas

Sara Baras: "Siempre quise regalarle a mi padre la fusión de boleros y flamenco"

La bailaora desembarca este viernes y sábado (21.00) en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza con el espectáculo ‘Alma’, que dedica a su progenitor recientemente fallecido.

La bailaora y coreógrafa gaditana Sara Baras presenta su nueva propuesta en Zaragoza.
La bailaora y coreógrafa gaditana Sara Baras presenta su nueva propuesta en Zaragoza.
Diges/Efe

Regresa este viernes y este sábado a Zaragoza, ciudad que le distinguió con la Medalla de Plata en 2007.

Le tengo un cariño muy especial a Zaragoza y a Aragón. Es una tierra a la que siempre me hace mucha ilusión regresar, y mucho más cuando tengo un nuevo espectáculo que mostrar, como es el caso de ‘Alma’. Con él comparto el hecho artístico, pero también el sentimental.

Tanto comparte lo sentimental que es un espectáculo que dedica a su padre recientemente fallecido.

Exactamente, es un homenaje a mi padre. Era un enamorado de los boleros y siempre hablábamos de la dificultad de entroncarlos con los palos de flamenco. Al fusionar un palo de flamenco con un bolero él entendía más el ritmo, la profundidad… Ha sido un regalazo poder unir ambas músicas en este espectáculo. Son melodías de siempre que significan algo para todos. Son boleros muy conocidos, que están en nuestras vidas, y que fusionamos con palos de flamenco muy tradicionales. Era algo que siempre quise regalarle a mi padre. Se titula ‘Alma’ porque decíamos que éramos corazón flamenco y alma de bolero. Él falleció en enero, por lo que su esencia y espíritu están presentes en la obra.

Si todos sus obras le acarician el alma, con esta debe ser algo todavía mucho más íntimo y delicado.

Es compartir con el público todo el amor que siento por lo que hago y por alguien tan personal como mi padre. Ha sido la persona más importante de mi vida. Tenía pasión por él. A la hora de bailar se crea un clima muy especial. No lo hago desde la tristeza, sino para aprender a vivir y a encontrarme con él de otra manera. Es algo precioso. A lo largo de mi carrera he hecho obras con las que he tenido muy buena conexión con el público, pero con ‘Alma’ todo es mucho más potente. Se crea una energía brutal.

Los boleros tienen el poder de retrotraernos a la infancia, a los abuelos...

Totalmente. Y si lo piensas, con los palos de flamenco sucede algo parecido. Por eso me ha encantado mezclarlos: un garrotín mezclado con ‘Señora’, una seguiriya mezclada con ‘Nostalgia’… Son boleros que nos recuerdan a nuestros padres, a una generación muy entrañable. Está hecho con ese cariño y con un equipazo detrás: desde las canciones a la coreografía, pasando por el vestuario. Hay siete músicos en directo y cinco artistas maravillosas que llevan conmigo muchos años y que bailan espectacularmente. Estamos muy compenetrados y vamos todos a una.

¡Qué potente es el flamenco, que lo envuelve todo y casa con casi todo!

El flamenco tiene tanta identidad y dificultad técnica que cuando lo fusionas te deja abrazarlo y no te choca. Sin olvidar que somos flamencos. Eso ocurre con el bolero, pero también con el pop, con el rock, con la lírica, con la música clásica, con el blues, con el jazz… Soy una enamorada del jazz, me encanta jugar con él por bulerías. Siempre tenemos que darles las gracias a los maestros, a Paco de Lucía, a Enrique Morente, a Camarón… a todos esos artistas que nos han abierto puertas a otros registros manteniendo nuestra identidad, sin perder ni un poquito de lo nuestro.

¿Se siente una privilegiada al haber aprendido de primera mano de tantos artistas geniales?

Soy muy afortunada. He tenido la suerte de compartir momentos con grandes maestros y genios. En mi espectáculo ‘Voces’ ya decía que hay que recordar los consejos que nos daban porque, con el tiempo, adquieren todavía más valor. Formo parte de la Fundación Paco de Lucía y no me canso de proclamar su grandeza e influencia. Era un ejemplo como persona, por su sencillez y generosidad.

Otro de los maestros con los que se ha cruzado es el oscense Carlos Saura, con el que ha rodado ‘Iberia’ y ‘La jota’.

El maestro Saura es incansable. Me siento muy orgullosa y me emociona mucho recordar cada momento que he pasado con él porque es un no parar de aprender. Su sensibilidad con la danza es muy de agradecer. Recuerdo especialmente el rodaje de ‘La jota’, junto a Miguel Ángel Berna. Fue un regalo estar cerca de ellos. Los que somos enamorados de Gades tenemos a Saura muy presente. Nunca tendré suficientes palabras para darle las gracias.

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