Sor Ana María Martín: "Queremos cuidar el patrimonio del monasterio de las canonesas pero no podemos hacerlo solas"

La administradora de la comunidad zaragozana asegura que no se irán de la ciudad y defiende la creación de una fundación 

Sor Ana María Martín, en el claustro del monasterio zaragozano.
Sor Ana María Martín, en el claustro del monasterio zaragozano.
José Miguel Marco

Ana María Martín (Zaragoza, 1964) es licenciada en Ciencias Empresariales y administradora de la comunidad de canonesas del Santo Sepulcro en Zaragoza. El monasterio, con 700 años de historia, atesora un rico patrimonio y va a crear una fundación para ponerlo en valor. En los últimos meses, tanto el Ayuntamiento de Zaragoza como el Gobierno de Aragón han costeado restauraciones y visitado la comunidad. El Gobierno de Aragón ha anunciado su intención de formar parte de esta fundación, también el Ayuntamiento y el arzobispado han mostrado su interés. Actualmente se están redactando sus estatutos. 

¿Cuándo tuvieron la idea de la fundación?

Todo esto comenzó en 2011, a raíz de un debate interno en la Asociación de Canonesas del Santo Sepulcro, formada por las comunidades de todo el mundo. Se vio la necesidad de buscar soluciones de futuro para nuestro patrimonio histórico, la vida comunitaria, la adaptación a las nuevas misiones que demanda la sociedad... Cada comunidad, en cada país, está en situación distinta y ha buscado la solución que mejor le iba a sus problemas. En Chelmsford, Reino Unido, se creó una fundación; en Maarssen, Países Bajos, la comunidad vendió el edificio y allí se ha hecho una escuela de arte contemporáneo, una sala de exposiciones y un restaurante creativo.

Y en Zaragoza, una fundación.

Tenemos un compromiso con nuestra historia y nuestras antecesoras y queremos que el monasterio siga siendo lo que ha sido desde el principio. Cuando empezamos a buscar soluciones contactamos con varias instituciones, como las benedictinas de Gerona (monasterio de San Daniel), que tienen el apoyo de una fundación; o el monasterio de Pedralbes, que es otro modelo de gestión, tanto en lo patrimonial como en lo espiritual, donde el Ayuntamiento de Barcelona ha creado un fondo especial a través del Instituto de Cultura de Barcelona; o la Fundación Uncastillo, que nos parecía un modelo muy interesante. Llegamos a la conclusión de que lo mejor era crear una fundación. El objetivo es proteger el patrimonio histórico, artístico y espiritual que la comunidad ha ido preservando en los últimos 700 años, y hacerlo visible a través de visitas y de investigaciones. A nivel espiritual, queremos seguir manteniendo el carácter abierto de la comunidad y desarrollar las iniciativas sociales en las que trabajamos habitualmente. Nosotras, obviamente, vamos a formar parte de la fundación, pero queremos que en ella estén todas las instituciones e incluso, más adelante, abrirla a la ciudadanía y a la iniciativa privada.

Sor Ana María Martín está impulsando la creación de una fundación para gestionar el patrimonio del monasterio.
Sor Ana María Martín está impulsando la creación de una fundación para gestionar el patrimonio del monasterio.
José Miguel Marco

¿Planean irse de Zaragoza?

No. La comunidad seguirá. Insisto en que queremos que el monasterio siga siendo aquello para lo que se creó, un lugar de encuentro; y seguir desarrollando nuestra labor y cuidando el patrimonio histórico que nos entregaron nuestras antecesoras. El único problema es que ya no podemos hacerlo solas.

¿Venderán el monasterio?

Algunos fondos de inversión ya nos han hecho ofertas, y sabemos que en los últimos años ha habido en España muchas ventas de monasterios, algunos de ellos protegidos por su diócesis, otros por sus comunidades autónomas. Nosotras ya hemos iniciado un camino, el de la fundación, aunque llevamos un poco de retraso, porque todo se paró con la pandemia. Hacemos lo que podemos.

El monasterio no se conoce bien en Zaragoza.

Eso está clarísimo. No se nos da bien el márquetin. Pero tampoco se publicita lo que hacemos.

¿Se sienten apoyadas por el arzobispado?

Nosotras somos autónomas, y quizá por eso nuestra relación con el arzobispado ha variado a lo largo de los siglos. Pero el arzobispado quiere participar en la fundación.

Su estado de salud financiera ¿es bueno?

Nuestras cuentas están equilibradas. Los ingresos son un poco superiores a los gastos, lo que nos permite ahorrar un poquito e incluso ayudar a nuestras hermanas en Congo y Ruanda.

En la reciente visita del presidente aragonés a la comunidad se anunció la próxima restauración del retablo de los Santos Julián y Lucía y un estudio estructural del refectorio, que sufre problemas de humedad. ¿Esas serán las próximas restauraciones?

Tenemos varias líneas de trabajo abiertas. Con el Gobierno de Aragón, es cierto, hay una lista de prioridades de actuación. Con el Ayuntamiento de Zaragoza firmamos en su día un convenio, que ha permitido limpiar la muralla. Hemos suspendido de momento las visitas a la cocina, pero ya en el mes de mayo ofreceremos tres tipos de visitas guiadas: una se centrará en el estilo mudéjar, otra en la muralla y la vida de la ciudad, y la tercera, la que se denominaba ‘Hasta la cocina’, incluirá los refectorios, la cocina antigua y el museo etnológico que hemos diseñado. Por otro lado, el importante archivo de la comunidad está siendo inventariado. Esto lo hemos podido pagar nosotras, contratamos a un especialista que está trabajando en ello. Próximamente habrá una conferencia, un concierto... El monasterio seguirá teniendo vida cultural.

La hospedería, que tiene 12 habitaciones, está cerrada. ¿La reabrirán?

Lo vemos como una de las mejores vías para aportar fondos a la fundación. Desde luego, no sería un ‘hotel con encanto’, como nos han propuesto muchas veces, sino un ‘hostel’, un alojamiento económico en el que compartir experiencias sociales, un espacio de acogida para personas que buscan meditar.

La religiosa zaragozana es licenciada en Empresariales y administradora de la comunidad de canonesas.
La religiosa zaragozana es licenciada en Empresariales y administradora de la comunidad de canonesas.
José Miguel Marco

Monumento Nacional en 1893

"Sin lugar a dudas este monasterio es uno de los más importantes conjuntos mudéjares conservados en Aragón. Desde su fundación en 1304 ha sido habitado, casi ininterrumpidamente, por las monjas de la Orden del Santo Sepulcro". El historiador del arte Wifredo Rincón lleva varias décadas investigando y difundiendo el patrimonio histórico del monasterio zaragozano y para él no hay duda alguna: las instituciones deben comprometerse a que ese patrimonio esté bien cuidado.

El Real Monasterio de Comendadoras Canonesas de la Orden Militar y Pontificia del Santo Sepulcro fue fundado como monasterio femenino en 1304 por iniciativa de Marquesa Gil de Rada, hija ilegítima de Teobaldo I de Navarra y viuda de Pedro Fernández de Híjar, hijo bastardo de Jaime I de Aragón. La contrucción del convento se extendió a lo largo del siglo XIV. Además de los elementos arquitectónicos, tiene importantes obras de arte, como un retablo de Pedro Serra del siglo XIV. Prueba de la importancia artística del conjunto la da el hecho de que ya en 1893 fue declarado Monumento Nacional.

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