Ocio y Cultura

conciertos con historia

Bruce Springsteen llegó, vio y venció en La Romareda

El músico estadounidense ofreció un recital de tres horas el 5 de junio de 1999 ante 33.000 espectadores en el estadio zaragozano. Una actuación histórica.

Bruce Springsteen, flanqueado por Nils Lofgren y Steve Van Zandt en La Romareda.
Guillermo Mestre

Hay conciertos que ingresan automáticamente en la estancia más soleada de la memoria colectiva. Citas que nacen con el calificativo automático de históricas. Esto es lo que ocurrió el sábado 5 de junio de 1999 en el estadio de La Romareda con el recital que durante tres horas ofreció Bruce Springsteen acompañado por la E Street Band.

La visita del ‘Boss’ era una vieja aspiración que amenazaba con no cobrar jamás visos de realidad. De hecho, seis años antes ya se produjo una aproximación que no llegó a buen puerto. "Los 150 millones que aproximadamente cuesta poner a Springsteen ahora mismo en un estadio (contrato más producción) se le han puesto cuesta arriba al Ayuntamiento de Zaragoza y en consecuencia la ciudad del Ebro ha quedado descartada de la puja por uno de los cuatro conciertos que el cantante norteamericano va a realizar en España en la segunda quincena de mayo", explicó Matías Uribe en HERALDO en marzo de 1993.

Tras múltiples rumores y conjeturas, hubo que esperar hasta el 31 de marzo de 1999 para que el Consistorio zaragozano confirmara y oficializara la buena nueva: "El Ayuntamiento de Zaragoza confirmó ayer la celebración del concierto del norteamericano Bruce Springsteen el próximo 5 de junio en el estadio de La Romareda. En esta actuación, cuyo coste asciende a 213 millones de pesetas, el músico estará acompañado por la E Street Band", informaba la portada de este periódico.

El lunes 12 de abril fue otra jornada esencial ya que se pusieron a la venta, a las 13.00, las 38.000 entradas para dicho acontecimiento a un precio de 5.500 pesetas a través de la red de cajeros de Ibercaja. El 1 de junio se reveló que ya se habían despachado 30.000 boletos. La cifra definitiva se quedó en 33.000.

El 1 de junio dio comienzo la última fase de los preparativos para el concierto, que abarcaron desde la cobertura protectora para el césped de la Romareda hasta la instalación de un escenario de 70 metros de ancho por 19 de profundidad, que se desplazó hasta Zaragoza a bordo de 19 tráilers. La actuación contó con una potencia de sonido de 200.000 watios, repartidos entre 128 cajas amplificadoras. Se montaron dos pantallas de vídeo tipo jumbotron de más de 15 metros cuadrados cada una. Unas 70 personas –entre operarios, técnicos...– a los que hay que sumar algunas decenas de vigilantes jurados se encargaron de la ardua tarea del montaje.

Una comitiva muy familiar

Springsteen y su séquito aterrizaron en la base aérea de Zaragoza –las pistas del aeropuerto estaban en obras– a las cinco de la tarde a lomos de un modelo BAC-11, capaz de llevar a casi un centenar de pasajeros. Junto a él, su madre y su tía, además de los miembros de la E Street Band: Roy Bittan y Danny Federici (teclados), Clarence Clemons (saxofón, percusiones), Nils Lofgren y Steve Van Zandt (guitarras), Garry Tallent (bajo), Max Weinberg (batería) y, por supuesto, su esposa Patti Scialfa (voces, guitarra acústica).

La comitiva fue recogida por furgonetas y trasladada inmediatamente a La Romareda. Utilizaron los camerinos de la vecina sala Multiusos del Auditorio. Springsteen tuvo incluso tiempo para hacer una pequeña siesta mientras sus hijos jugaban con los cuidadores. Al despertar, tuvo un encuentro muy especial con el crítico de HERALDO Matías Uribe, gran admirador del músico de Nueva Jersey.

Las pruebas de sonido –con ‘Prove it all night’, ‘My love will not let you down’, ‘Hungry heart’, ‘The ghost of Tom Joad’ y ‘Born in the USA’ ya hacían presagiar la tormenta de himnos y emociones que se desencadenaría poco después.

Y así fue. El repertorio arrancó con ‘My love will not let you down’ y se prolongó durante otras 23 canciones, con dos bises incluidos. Un triunfo sin paliativos. "Porque con ‘Born to run’ la lluvia paró y se hizo de día: las luces del campo se encendieron y a Bruce Springsteen se le iluminó también la mejor sonrisa de la noche. Miles de manos se agitaron en en honor del gran líder del día. Una noche más, el sueño se había cumplido", concluyó la crónica.