REPORTAJE. 'ARTES & LETRAS'

El 'Capricho' del pintor Ángel Díaz: el pintor que decoró el Casino Mercantil

Historia de un cuadro del pintor riojano, afincado en Zaragoza, y de su vínculo con José Valenzuela la Rosa, director de HERALDO y mecenas

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El 'Capricho' que el pintor Ángel Díaz Domínguez presentó en la exposición de homenaje a Ignacio Zuloaga, donde se ve el eco de Goya, Romero de Torres y Zuloaga.
Díaz Domínguez. Colección Laborda/Lázaro.

Ángel Díaz Domínguez nace en Logroño en 1879. De niño se traslada con la familia a Zaragoza, donde recibe las primeras enseñanzas artísticas. Durante el primer tercio del siglo XX desarrolla una fecunda y variada actividad creativa, que va desde su aportación como ilustrador gráfico en HERALDO DE ARAGÓN hasta el diseño de carteles. Paralelamente su pintura evoluciona desde un modernismo atemperado a un costumbrismo de raíces goyescas.

El riojano lleva el río en sus venas, inundando de color las publicaciones de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Sus lienzos más populares decoran los salones del Centro Mercantil Industrial y Agrícola (actual sede de la Fundación Caja Rural); emblemático lugar al que el artista vuelve, en el ocaso de la vida, para exponer por última vez sus cuadros… al calor de los amigos de la Peña Niké.

Ángel Díaz con Zuloaga

En 1915 Ángel Díaz Domínguez concluye las pinturas decorativas destinadas al Salón Rojo del Centro Mercantil. Cinco alegorías de Zaragoza que reciben el beneplácito de la crítica local y el rechazo de miembros de la Junta del Casino, que consideran la obra inacabada. Finalmente la polémica se zanja con el apoyo entusiasta de Ignacio Zuloaga.

El 13 de mayo de 1916 se inaugura en el Museo de Zaragoza la exposición ‘Zuloaga y los artistas aragoneses’ en homenaje a Goya. La muestra alcanza una cifra considerable de visitas (aproximadamente 14.000) gracias a la deslumbrante aureola de Ignacio Zuloaga que, tras el reconocimiento internacional, decide mostrar por primera vez en España una selección de sus obras, 25 óleos, junto a las de los artistas zaragozanos «… a quienes impulsa y estimula para que funden lo que llama él la escuela pictórica de Fuendetodos», escribe José Valenzuela la Rosa en HERALDO.

Entre los aragoneses participantes, el crítico José Francés destaca, en el artículo del número 132 de ‘La Esfera’, la aportación de Francisco Marín Bagüés (Leciñena, 1879-Zaragoza, 1952) y de Ángel Díaz Domínguez (Logroño, 1879-Madrid, 1952), al que califica de revelación por sus lienzos ‘Goya ante el Cabildo del Pilar’ y ‘Capricho’.

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Díaz Domínguez. Colección Laborda/Lázaro.

Protector de artistas

Clausurada la muestra, la primera de las obras de Díaz Domínguez pasa a formar parte de la colección de Zuloaga; mientras ‘Capricho’ la adquiere José Valenzuela la Rosa.

José Valenzuela la Rosa, coetáneo de Díaz Domínguez, ejerció de abogado, publicista, crítico de arte y ocasional pintor. Fue director de HERALDO y presidente del Centro Mercantil zaragozano. De sus ediciones de arte destacan ‘Goya’ y ‘Las pinturas murales de Goya en la Cartuja de Aula Dei’, entre otras. Fue el responsable de que Ignacio Zuloaga expusiera en Zaragoza, al publicar en la ‘Revista Aragón’ un artículo reivindicando al pintor vasco, frente a las críticas de la oficialidad artística española. Por último, Valenzuela la Rosa fue protector y mecenas de los jóvenes artistas aragoneses más prometedores en el primer tercio del siglo XX.

En la carta dirigida al periodista de HERALDO de Aragón Marcial Buj ‘Chas’, el pintor Ramón Martín Durbán evoca desde el exilio venezolano a los amigos del pasado: «Tengo presente el contenido hondo de un pie que misericordiosamente sostenía mi dibujo de la maravillosa iglesia de San Cayetano. El contenido del pie estaba conjugado por los mejores versos de don José Valenzuela la Rosa. Es tanto el respeto que nos merecía la serena mesura de don José que fue mi primer aliento por su gran prestigio. […] Recuerdo a Mefisto en la peña del Mercantil la que bautizó ‘Los nietos de Apolo’ […] la única tertulia de afines plásticos que por entonces tenía Zaragoza […] junto con Vicente García, el sano humor de Fernando Soteras, el recio carácter de Tobajas, la melancolía de Sorribas, siempre con una mirada tierna como si no hubiese dormido. Los nervios de Enrique Anel, la verticalidad de Díaz Domínguez […] siento la marcha de Díaz Domínguez».

De Zaragoza a Madrid

Durante más de una década, Ángel Díaz Domínguez se erige como el pintor de moda de la ciudad, acaparando numerosos encargos como retratista, ilustrador y decorador.

Transcurridos 100 años del acontecimiento goyesco, todavía hoy buena parte de la obra de Díaz Domínguez permanece oculta, en domicilios particulares o en colecciones públicas que nunca exhibieron su obra. Descubrir en el mercado del arte un cuadro del riojano resulta misión casi imposible. (...) hace tres años que conseguimos comprar en una tienda de antigüedades un óleo con su firma

Mas, agotado el exiguo mercado aragonés y por cuestiones personales, el artista riojano decide emigrar a Madrid en 1932; siguiendo la estela de sus amigos el pintor Rafael Aguado Arnal y el escultor José Bueno, con los que había compartido la decoración del Centro Mercantil.

La dura competencia y la convulsa situación social que se respira en la capital de España, truncarán el sueño de alcanzar mayor reconocimiento a nivel nacional.

Un caprichoso hallazgo

Transcurridos 100 años del acontecimiento goyesco, todavía hoy buena parte de la obra de Díaz Domínguez permanece oculta, en domicilios particulares o en colecciones públicas que nunca exhibieron su obra. Descubrir en el mercado del arte un cuadro del riojano resulta misión casi imposible. Sin embargo, y a pesar de la dificultad, hace tres años que conseguimos comprar en una tienda de antigüedades un óleo con su firma.

Se trata de un lienzo de 62×79 cm de carácter simbolista, que representa tres arquetipos populares femeninos atrapados en un óvalo. Un rendido homenaje a las fuentes donde el artista acudía con frecuencia: Francisco de Goya, Julio Romero de Torres e Ignacio Zuloaga.

Junto a esta obra, se hallaba un cuadro de temática historicista firmado por José Valenzuela, además de un considerable número de postales –una serie de ocho rincones zaragozanos– al estilo inconfundible de Ángel Díaz, impresas en TIP. HERALDO hacia 1930.

Tales coincidencias despertaron la sospecha de que aquel cuadro goyesco, de las tres musas, bien podría tratarse del ‘Capricho’ de 1916. A continuación la hipótesis se confirmó cuando el anticuario, en un gesto de confianza, desveló que los objetos de aquel lote habían pertenecido a un director de HERALDO.

Con este hallazgo hemos logrado completar las imágenes de los tres lienzos que Ángel Díaz Domínguez presentó a la exposición de 1916. ‘Goya en el Cabildo del Pilar’ se reprodujo ese mismo año en La Esfera; mientras que el ‘Retrato de la señorita Pilar Lasierra’ lo hemos localizado en el número nueve de ‘El Bretoniano’. La revista musical incluye además un autorretrato del pintor cubierto por un sombrero. Un autorretrato que curiosamente presenta una gran similitud, en el rostro y la mano, con la figura femenina con mantilla de ‘Capricho’… ¿Un parecido casual, o tal vez intencionado?

El 'Capricho' de Ángel Díaz Domínguez.
Reproducción de 'Goya ante el Cabildo'.
Díaz Domínguez. Colección Laborda/Lázaro.

* Eduardo Laborda Gil es pintor y posee con su mujer, la pintora Iris Lázaro, una estupenda colección que ha sido expuesta en el Museo Pablo Gargallo de Zaragoza, y que sigue creciendo día a día.

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