Ocio y Cultura

Un libro indaga en la presencia femenina en la orden del Santo Sepulcro

La Institución Fernando el Católico de la Diputación de Zaragoza presenta el libro 'Las mujeres en una orden canonical. Las religiosas del Santo Sepulcro de Zaragoza (1300-1615)'.

Portada del librol
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El libro 'Las mujeres en la orden canonical. Las religiosas del Santo Sepulcro en Zaragoza (1300-1615)', que se presenta este martes en el centro asociado de la UNED en Calatayud, indaga en el sentido de la presencia femenina en el marco de esta orden, adscrita al grupo de las canonicales.

En el libro se analizan el encuadramiento institucional, la organización de la vida monástica o los conflictos con los poderes de su entorno, según ha indicado la Diputación de Zaragoza en un comunicado.

La investigación, realizada por la doctora en Historia Medieval y jefa del departamento de Referencias del Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona, Gloria López de la Plaza, se centra en el análisis de un centro religioso nacido en plena crisis bajomedieval. "El estudio aporta conocimiento sobre el encuadramiento femenino en una orden de canónigos y la contradicción de la inexistencia de la ‘cura animarum’, la cura de almas, el ejercicio sacerdotal de la mediación divina, para ellas”, explica.

La crisis tenía un carácter socioeconómico, político y mental, por lo que fuera de las órdenes más exitosas de la época, el surgimiento de un centro religioso suponía un reto de interpretación, especialmente al tratarse de la historia de las mujeres.

La orden del Santo Sepulcro llegó a Aragón con ocasión del testamento de Alfonso I el Batallador en 1134, que legaba a las tres órdenes militares de Tierra Santa (el Santo Sepulcro, el Temple y el Hospital) sus posesiones ante la falta de heredero. La primera casa matriz de la orden en territorio de la Corona de Aragón fue el Priorato de los Canónigos del Santo Sepulcro de Calatayud. La aparición de la casa de mujeres en la orden del Sepulcro surge por la voluntad piadosa de la Marquesa Gil de Rada, segunda esposa de Pedro Fernández de Híjar, hijo bastardo de Jaime I, que fundó la casa en Híjar.

A su muerte, la comunidad se trasladó a las casas que poseía la fundadora junto a la iglesia de San Nicolás de Bari en Zaragoza. Esta comunidad se caracterizó por intentar mantener su autonomía frente a la jerarquía eclesiástica. El libro ha sido editado por la Institución Fernando el Católico de la Diputación de Zaragoza.

El mayor esplendor del monasterio, por número de profesas y propiedades para su sustento, fue el siglo que va de la presencia del canónigo Martín de Alpartir, en la segunda mitad del XIV, hasta finales del siglo XV. No fue de los centros que atrajeron más donaciones particulares, porque estamos hablando de la época de auge mayoritario de las órdenes mendicantes, pero se mantuvo con mucha dignidad”, destaca López de la Plaza.