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El 'making of' de 'Las niñas': así se reconstruyó la Zaragoza del 92 en el verano de 2019

El 'coach' de interpretación Rubén Martínez, la directora de arte Mónica Bernuy, la directora de vestuario Arantxa Ezquerro y la responsable de maquillaje Carmen Arbués cuentan los trucos que hicieron tan verosímil el viaje atrás en el tiempo que propone la película de Pilar Palomero.

Mónica Bernuy fue la directora de arte de 'Las niñas' y la encargada de poner a trabajar eso que popularmente se llama la 'magia del cine' para reconstruir la Zaragoza de los 90 en el verano de 2019, cuando se rodó la película. Madrileña, recuerda la impresión  que le produjeron las camas elásticas del Parque Pignatelli: "Es un lugar mágico". Que, no obstante, hubo que intervenir. "Las camas elásticas son un icono, pero aunque en la película parece que no están tocadas, tuvimos que quitar todos los carteles y señales actuales. No nos hacemos idea de cuántos impactos visuales hay. En los departamentos de arte del cine muchas veces nos dedicamos más quitar que a poner". 

Bernuy fue de las primeras en ponerse a trabajar en el entonces aún proyecto de Pilar Palomero. "Al principio tuvimos mucho contacto, con un intercambio constante de información". Aparte de de los decorados, Mónica se encargó de las localizaciones. "Pero Pilar lo tenía todo clarísimo", dice. 

El rodaje se produjo en varios puntos de la capital aragonesa, ninguno de ellos monumental. No es la de 'Las niñas' una Zaragoza de postal, aunque sí tremendamente evocadora de una época, de una manera de vivir y de un espíritu. Este último también se quiso subrayar con la ambientación, que buscaba ir más allá de la reproducción fidedigna: "En 'Las niñas' hay un mensaje implícito en la paleta cromática, en esos verdes de los muebles del colegio, los grises de los uniformes, en la deliverada ausencia de colores alegres...".  Se buscaba un idea de "melancolía, de un ambiente opresivo, triste... El mundo de las monjas era austero".

También se pueden apreciar muchos detalles "de fondo". Se hicieron dos grandes carteles anunciadores, ahora impensables por machistas pero habituales en los 90, que durante unos días ocuparon dos vallas de sendas calles de Zaragoza. Para dar sensación de una época también resultan fundamentales los vehículos: en la película aparecen de varios tipos, de taxis a motos.

"Los 90 era una época de mucha laca, mucha laca... Las mujeres se pintaban y se peinaban mucho para todo, para salir y para ir a trabajar a la Balay; no como ahora, que es todo es natural".
​Carmen Arbués, directora de maquillaje y peluquería

En 'Las niñas', solo la basílica del Pilar aparece como algo reconocible para alguien que no conozca mucho Zaragoza. El resto de emplazamientos resultan llamativos más bien en clave local: el parque Pignatelli (para el que se hizo un nuevo cartel expresamente), los pinares de Venecia, el paseo de Ruiseñores, el instituto Miguel Servet o el interior de la discoteca Green. También, el callejón de Torresecas, que a Bernuy le pareció "fascinante". Para rodar en este enclave, situado en pleno centro pero con cierto aire clandestino, el equipo de la película tuvo que borrar todos los grafitis y luego se pusieron carteles de conciertos de los Niños del Brasil, también hechos para la ocasión. O, por ejemplo, la panadería de los abuelos de Brisa era una panadería real, en un local que existe en la calle Venancio Huarte. Estaba en traspaso y el departamento de arte lo devolvió a la vida por unos días para el rodaje.

El filme es todo detalle -"los que dan verdad a las películas", dice Mónica- y en ellos se apoyaron mucho Arantxa Ezquerro y Carmen Arbués, responsables del vestuario y el maquillaje y la peluquería, respectivamente. "Teníamos clarísimo lo que no teníamos que hacer: disfrazar a los personajes de los 90. Cuando se reproducen ciertas época se tiende a la exageración y se pierde toda verosimilitud". En este caso, la directora de vestuario se congratula de que "casi toda la ropa es auténtica de la época, porque los cortes son los cortes".

"Teníamos clarísimo lo que no teníamos que hacer: disfrazar a los personajes de los 90. Cuando se reproducen ciertas época se tiende a la exageración y se pierde toda verosimilitud".
​Arantxa Ezquerro, directora de vestuario

Aunque del 92 vaya a hacer ya 30 años, desde el punto de vista de la perspectiva histórica es aún una época cercana, lo que añadía dificultad al reto que tenían por delante Ezquerro y Arbués. Más en un vestuario para personajes de la vida cotidiana y para unas protagonistas que se pasan media película de uniforme. "Era una época de mucha laca, mucha laca...", recuerda Arbués. "Las mujeres se pintaban y se peinaban mucho para todo, para salir y para ir a trabajar a la Balay, no como ahora, que es todo es natural"

Por el contrario, las niñas se pasan casi toda la película de uniforme. "Que también han cambiado mucho", apunta Arantxa. Ahora son más cortos. Con las actrices infantiles todo se hizo de manera "sutil", dice Carmen. "Los 90, en las niñas se veía en los detalles: los coleteros, que ahora vuelven a estar de moda, las diademas o unas trenzas nacidas".

Esta profesional, que ha desarrollado su carrera en Francia, a gran nivel, donde trabaja para infinidad de series, películas y obras de teatro, destaca el buen equipo que formó con Arantxa: "Nos lo pasamos muy bien, vimos muchos álbumes familiares míos, de bodas, revistas del corazón, trabajamos con recuerdos míos de los 90, porque yo peiné mucho entonces. "Hay que tener en cuanto que no toda la década fue igual y en el 92 aún se arrastraban muchos estilos de los 80", puntualiza Arantxa.

En una de las escenas finales del filme, en la que se desarrolla una función escolar, hay muchos figurantes y lo recuerdan como uno de los momentos más divertidos del rodaje. "Ese día vestimos y peinamos a mucha gente y lo intentamos hacer pensando en famosos de la época: hicimos un Bertín Osborne, una Isabel Preysler, una Isabel Gemio, un Mario Conde, una Terelu Campos todos de la época... Fue muy divertido".

Carmen Arbués guarda otro recuerdo muy especial del filme que llegó por casualidad: cómo su hijo, que acudió de figurante con unos amigos para la famosa escena de Green,  acabó pasando a primer plano e interpretando al personaje que dice lo de "¿Quieres rollo?", en una de las escenas más celebradas de la película (en el primer pase en Madrid de la peli la gente se levantó a aplaudir)

Y es que las interpretaciones, naturales hasta prácticamente lo documental, también han tenido mucho que ver en ese viaje tan impactante y real a los 90. Una naturalidad que tiene mucho trabajo detrás: lo sabe bien Rubén Martínez, actor y 'coach' de interpretación. 

"A las niñas les tuvimos tuvimos que enseñar a rezar el Padre Nuestro porque no lo sabían".
​Rubén Martínez, actor y 'coach' de interpretación

Junto a Palomero, fue en el encargado de llevar al plantel de actrices protagonistas a una década que no vivieron ni de lejos, pero que en parte debían entender para hacer bien su trabajo. Se produjeron situaciones curiosas: "Se dio el caso de que tuvimos que enseñarles a rezar el Padre Nuestro porque no lo sabían", recuerda Rubén. Ninguna tampoco había llevado uniforme en su vida: "Se miraban en las pruebas de vestuario y decían: 'Pero esto llevabais?'", recuerda Ezquerro. "Tuvimos que explicarles a las actrices que entonces había temas que se veían de manera diferente, como la homosexualidad, la confianza con los padres, había más cuestiones tabúes... O los conceptos de disciplina y seriedad. Para Pilar y para mí eran naturales, porque fuimos a colegio religioso, pero para ellas eran ciencia ficción". 

En cuanto al trabajo actoral propiamente dicho, Rubén destaca la complicidad que enseguida se estableció entre las jóvenes actrices. Algo que se puede apreciar particularmente en las escenas más divertidas. Pero que se hizo particularmente útil en las escenas más dramáticas. "El reto era crear verdad en los momentos dramáticos". Para ello, el buen ambiente fue crucial en el rodaje, pero sobre todo en los ensayos, donde las "niñas hicieron pandilla". Y las camas elásticas del parque Pignatelli tuvieron un importante papel: "Un día me llamó Pilar y me dijo que íbamos a ir al parque a pasar el día. Acabamos saltando en las camas elásticas. Nos convertimos en un niño más. Y Pilar lo siguió siendo durante todo el rodaje". 

Quienes quieran saber algo más sobre los secretos del rodaje de 'Las niñas' pueden hacerlo en el canal de YouTube de la Fundación Ibercaja, donde estos cuatros profesionales contaron numerosas curiosidades y anécdotas sobre la película.

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