fotografía

Se recupera el archivo inédito de Ángel Albiac, un fotógrafo popular de Nonaspe

Nacido en 1888 y muerto en 1961, ebanista formado en Loscertales, dejó más un centenar de obras que retratan a familias,fiestas, trenes, calles

El archivo inédito de Ángel Albiac Salvador.
Cuatro monaguillos juegan a ser adultos con el cigarrillo y el vino.
Ángel Albiac Salvador.

ZARAGOZA. Siempre hay historias ocultas, personajes que se han quedado como a ras de la memoria, semienterrados, cuya existencia es rica en andanzas, sueños y tareas que cuajaron. Y un ejemplo de ambas cosas es Ángel Albiac Salvador, nacido en Nonaspe en 1888 y fallecido en 1961 a consecuencia de diversos problemas cardíacos. Ángel hizo muchas cosas: redactó las memorias de su vida, que aún están inéditas, trabajó en Loscertales y en un taller de arte religioso en la calle Albareda y, de vuelta a su pueblo, fundó un taller de ebanista que era conocido en España y en Francia; tuvo tal repercusión que todas las semanas salía de él un camión con muebles.

Y no solo eso: Ángel Albiac fue un enamorado de la fotografía desde muy pronto, tuvo diversas cámaras e incluso llegó a fabricárselas él porque "era muy ingenioso", tal como recuerda su sobrino nieto, el escultor Santiago Gimeno Llop; tras la Guerra Civil, avanzada la posguerra, logró adquirir una Hasselblad y siguió haciendo fotos.

"Nuestro padre fue como un hermano y un hijo para él. Lo acogieron en casa de ayudante; además Ángel no tenía hijos, y acabó heredando el taller. Nosotros vivimos en su casa en Nonaspe. Yo era muy niño, pero recuerdo que mi habitación estaba muy cerca del pequeño cuarto donde él tenía su laboratorio: la ampliadora, los líquidos de revelar, todo ese instrumental que a mí me parecía mágico", dice Santiago Gimeno, nacido en 1952.

El archivo inédito de Ángel Albiac Salvador.
Escena campestre con el cura Alejandro Burillo. El de gafas es Ángel Albiac.
Ángel Albiac Salvador.

Su hermana Ana María vino al mundo en 1945 y tiene algunos recuerdos algo más antiguos de aquel tío que la sentía como "la hija o nieta que no había podido tener en su matrimonio. Recuerdo que me regaló un piano", dice. Con el paso del tiempo, se han podido recuperar y digitalizar más de un centenar de fotografías de Ángel Albiac, que se conservaban en negativos de cristal y en negativos analógicos.

Ángel Albiac Salvador se formó en Zaragoza, intentó abrirse camino en Lérida y recaló en su pueblo tras el servicio militar, hacia 1912. En la Guerra Civil, por su proximidad al bando nacional, hubo de huir a Barcelona, donde estuvo oculto en un piso. "A mi abuelo, el padre de mi madre Carmen Llop, lo fusilaron en la Guerra Civil. En Nonaspe la contienda fue feroz por la proximidad con el frente del Ebro", dice Santiago.

«Nuestro tío abuelo era un hombre amable, simpático, muy chiquero. Le encantaba estar con nosotros y enseñarnos a buscar en un atlas que tenía. De repente, le decía a mi madre: “Carmen, arregla a los chiquillos que los llevo conmigo”. Y nos llevaba, a Ángel, a Santiago y a mí, a la ermita, a las eras, al río, a las calles de Nonaspe y nos hacía fotos sin parar. Le encantaba", dice Ana María,

El archivo inédito de Ángel Albiac Salvador.
Una escena de cazadores que hace pensar en el universo del oeste.
Ángel Albiac Salvador.

En el archivo de Ángel Albiac, que más temprano que tarde tendrá un sitio de honor en el museo de la localidad, hay cuidadas composiciones familiares, escenas de caza "que te hacen pensar en las películas de Howard Hawks», afirma Santiago, meriendas en los campos con el cura, mosén Alejandro Burillo, y otros familiares, escenas de fiestas, reportajes de las calles de Nonaspe, reuniones de monaguillos en la sacristía cometiendo la travesura de fumar un cigarrillo con el desparpajo de los adultos.

"También hay fotos de algo que le gustaba mucho –dice Santiago–. Yo creo que fue un pionero de la fotografía en el Bajo Aragón e hizo muchas instantáneas de la construcción de la línea de ferrocarril Zaragoza–Caspe–Barcelona. Hay de todo: desde obreros trabajando en un túnel, el tren avanzando sobre el puente o escenas de estación, donde hombres y mujeres se subían a la locomotora. Fue una obsesión para él". Ana María aporta otro detalle: "Yo estaba internada en un colegio de la calle Cádiz, en Zaragoza, y solo lo podía ver en Navidad y dos meses en verano. Presentó una foto de naturaleza y de sombra a un concurso en Barcelona y lo ganó. Le dieron 1.000 pesetas y estaba feliz y radiante".

Ella sí recuerda sus últimos días, aquejado de insuficiencia cardíaca y con dificultades para andar y respirar. Murió en 1961.

El archivo inédito de Ángel Albiac Salvador.
La familia de Carmen Llop, con trenzas, sus padres (a él lo fusilarían en la Guerra Civil) y sus cuatros hermanos.
Ángel Albiac Salvador.

EL ARCHIVO

El artista. El archivo de Ángel Albiac Salvador es el de un fotógrafo popular de Nonaspe al que le interesaba todo cuando sucedía en su pueblo: en las familias, en las fiestas, en la convivencia, en las excursiones y en los distintos acontecimientos que conforman la biografía de una localidad

El fondo. En el archivo hay fotos de varias épocas: anteriores a la Guerra Civil, cuando Carmen Llop –madre de Santiago, Ángel y Ana María Gimeno Llop–, aún no se había casado, y posteriores: de la primera posguerra y de los 50. Ana María dice que su tío abuelo hizo bastantes viajes y que solía ir al balneario de Tramacastilla.

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