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Carmen París sirve uno de los platos fuertes del Festival Sonna este mediodía en Hecho

La cantante aragonesa ofrecerá el espectáculo ‘París al piano’ a partir de las 12.00 en plena naturaleza.

La artista aragonesa Carmen París.
La artista aragonesa Carmen París.
Javier Cebollada/EFE

Ni el silencio ni la desconexión provocadas por la pandemia del coronavirus han doblegado el alma irreductible de Carmen París. La artista aragonesa irrumpirá este mediodía en el Festival Sonna para crear durante su concierto una burbuja de felicidad sobre el verde del Museo de Escultura Contemporánea al Aire Libre de Hecho. Sola, con la única compañía de su piano, cantará para desterrar miedos y para volver a sentirse plena en un escenario.

«Es una maravilla poder tocar en la naturaleza. A los organizadores del Festival Sonna les honra que, en la gran mayoría del cartel, hayan dado trabajo a artistas de la tierra. Han pensado en nosotros en un momento muy crítico, y no siempre se hace eso», asegura.

No han sido fáciles para París los meses de confinamiento y de posterior ‘nueva normalidad’, tanto por circunstancias familiares como por la incertidumbre general. «Ha sido un tiempo muy duro. No he estado creativa debido a mi impotencia ante lo que estaba sucediendo. He estado entre Zaragoza y Madrid. Mucha gente me decía que aprovechara para componer. Es fácil decirlo pero no se han dado las circunstancias», relata.

La de hoy en tierras altoaragonesas será la segunda actuación en las nuevas circunstancias, con las medidas sanitarias y las reducciones de aforo. El viernes 24 de julio ofreció su primer recital en Estella (Navarra) y las sensaciones son agridulces. «Ya he dado un concierto en esta nueva ‘anormalidad’, como yo la llamo. Te reconforta volver al escenario y contactar con el público, pero es muy impactante ver a todo el mundo con mascarillas y separados. Me sentí muy sola. Se pierde el contacto con la gente. No les ves la cara. Aunque sé que la música trasciende las barreras, no existe la experiencia musical. Nadie sabe qué le parece al otro. Es muy extraño. Se difumina la energía que desprende la música y se diluye la fuerza del directo. Luego me senté a firmar discos y vino la gente a comentarme el concierto. Pero es a posteriori. Si van a ser así los conciertos, no sé…», indica con un aire de desánimo.

La cantante nacida en Tarragona pero crecida en Utebo va más allá y adivina un futuro poco edificante. «Esto va a afectar a nuestra cultura. Esto se va a cargar no solo nuestra idiosincrasia de contacto social y de nuestra forma de ser. Lleva implícito cargarse nuestra cultura. De hecho, se han suspendido todas las fiestas, que dan trabajo a músicos y artistas. Van a pretender que los conciertos sean ‘on line’. Para mí, esto es cargarse los conciertos. Si este es el futuro, eliminan el fundamento del directo, por más ‘streaming’ que sea la cosa. Estamos asistiendo a un nuevo régimen más deshumanizado de lo que ya veníamos», pronostica.

En la cita con el Festival Sonna, comparecerá con ‘París al piano’. «Es un espectáculo que no he dejado nunca desde que lo creé. Es el ‘show’ base de mi carrera. Toco y canto, que es lo que más me gusta en esta vida», avanza.

El tsunami que ha supuesto el coronavirus ha convertido el recital de hoy en especial, casi único en un agosto diferente, en el que solo tiene otros tres conciertos en la agenda: Barbastro (7), Gandía (14) y Zaragoza (27).

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