curiosidades

El preso que llamó al teatro y otras anécdotas de la escena zaragozana

Lola Herrera y otros actores han sido protagonistas en plena actuación de numerosas historias, algunas de ellas muy divertidas, en las salas aragonesas.  

ZARAGOZA OCULTA. TEATRO PRINCIPAL / 28-09-2013 / FOTO: GUILLERMO MESTRE [[[HA ARCHIVO]]]
Imagen de la puerta del Teatro Principal
Guillermo Mestre

El 'caso Lola Herrera' ha despertado una rica y, por su alcance, todo apunta a que necesaria reflexión sobre los límites en el uso de los teléfonos móviles, el respeto del público, las normas de convivencia y la consideración que en la actualidad tiene el hecho cultural. 

Pero también recuerda la singularidad del teatro, un arte siempre vivo, que exige a  sus actores y actrices gran capacidad de concentración y que está sujeto a un sinfín de imponderables que dan lugar a momentos tensos pero, sobre todo, a divertidas anécdotas. Actrices, jefes de sala y responsables de teatros aragoneses cuentan algunas de ellas.

1. LOLA HERRERA EN ZARAGOZA: MIL Y UNA AVENTURAS

A sus 84 años, lo del pasado domingo en Zaragoza, pese a ser lo que más ha dado que hablar, no es el único sucedido curioso protagonizado por Lola Herrera en la capital aragonesa. También en el Teatro de las Esquinas la actriz tuvo que parar una de las funciones de 'La velocidad del otoño', que interpretaba junto a Juanjo Artero, porque una espectadora se desmayó. "Enseguida llamamos a una ambulancia", recuerda Fran Muñoz, el jefe de sala. Quedó tristemente sorprendido al ver que una parte del público le urgía para que sacara a la enferma de la sala y la obra continuara. Al final la cosa quedó en un susto, una lipotimia, cuenta Fran, quien recuerda que desde el teatro llamaron al hospital para asegurarse de que la señora se encontraba bien. 

Lola Herrera, en 'Cinco horas con Mario'.
Lola Herrera, en 'Cinco horas con Mario'.
Heraldo.es

Muchos años antes, curiosamente cuando Herrera interpretaba en el Principal 'Cinco horas con Mario', la jefa de sala del teatro zaragozano, Merche Moñux, recuerda un hecho impactante. "Acudió a una de las representaciones una chica joven, que se sentó en la primera fila. Creemos que en esa época no se encontraba bien mentalmente y se metió tanto en la obra que empezó a dirigirle insultos graves a Lola Herrera, pero en realidad no eran propiamente para ella, sino dirigidos a Carmen Sotillo, el personaje que interpreta". Herrera pidió que esta espectadora saliera para poder continuar. Pero al terminar la obra, la mujer alterada insistió en ver a la actriz, cosa a la que ella accedió. "Estuvieron mucho rato en el camerino y me consta que su relación se mantuvo varios años", asegura Moñux. "La espectadora desde entonces no se perdió una actuación de Lola Herrera en Zaragoza".

2. LA ENTRADA TRIUNFAL A ESCENA... DE UNA ESPECTADORA 

Fernando Vallejo, gerente del Teatro de la Estación, aún se ríe en alto al recordar una de las funciones de 'Memoria de bolero', un texto de Rafael Campos que simulaba un examen para actores que aspiraban, en tiempos de la dictadura, a obtener un carnet de artista. En un momento dado, un actor debía entrar por una puerta trasera del escenario que da directamente a la calle y que se dejaba entreabierta, ya que solo podía abrirse desde dentro. "El caso es que, en lugar del actor, entró una señora de la calle que venía al teatro", cuenta Vallejo. "Ni la mujer, en medio del escenario, ni los actores entendían nada, pero alguien del teatro subió y acompañó a la 'espontánea' a su pesar a su sitio", recuerda el gerente, que cree que muchos espectadores pensaron que era parte de la obra.

3. UNOS GÁNSTERES DE TRACA... FIN DE FIESTAS

También muchos espectadores creyeron que formaban parte del espectáculo unos ruidos muy particulares que se colaron dentro del Teatro de la Estación en plenas Fiestas del Pilar. De eso se encargaron los intérpretes de 'Melocotón en almíbar', una obra protagonizada por unos gánsteres neoyorquinos quienes, al oír en escena los fuertes ruidos de la traca final de fuegos artificiales, se asomaron por una de las ventanas de pega y soltaron: "Mira, ya son fiestas en Chinatown".

4. A GRITOS EN LAS ESQUINAS

Carmelo Gómez y Ana Torrent se subieron el año pasado a las tablas del Teatro de las Esquinas con la obra 'Todas las noches de un día', de gran profundidad. En uno de los momentos más trascendentes, una espectadora gritó por dos veces: "¡No se oye!". En la segunda ocasión, Gómez contestó: "¡Y usted está sorda"".

Gómez interpreta el papel de Samuel en la obra ‘Todas las noches de un día
Gómez interpreta el papel de Samuel en la obra ‘Todas las noches de un día
HERALDO

5. ATRAPADO EN EL MONTACARGAS

Merche Moñux recuerda el desembarco en el Teatro Principal de 'Slava's Snow Show', a cargo de una numerosa compañía circense que "ocupaba los cuatro pisos de camerinos". Uno de los artistas que estaba en una de las plantas altas decidió coger un montacargas para bajar a actuar. Pero se quedó colgado, ante el pasmo de sus compañeros que le esperaban en el escenario y hubieron de improvisar. Desde entonces (2010), se recomienda a los artistas que bajen por las escaleras.

6. LOCURA ROCK EN EL PRINCIPAL: FUMADOS  Y DE CABEZA AL FOSO

Ahora, profesionales y aficionados al teatro se quejan de los móviles, pero, por lo menos, los cigarros han salido de las salas. Y es que no hace tanto que se podía fumar en los pasillos y el hall del Principal (no en la sala). Y, recuerda con pesar Merche, "la cosa se desmandaba en los conciertos". "En el Principal hubo una época en que se hacían conciertos de rock. La gente fumaba cigarros y porros. En un concierto de Mauricio Aznar, un espectador intentó subirse al escenario y acabó cayéndose al foso. Desde entonces se puso una rejilla".

7. UN MÉDICO (Y MÁS) EN LA SALA

Fernando Vallejo recuerda una función en la que uno de los actores sufrió un pequeño ictus que le dejó en blanco (y del que se recuperó poco después). En ese momento, tuvo que retirarse al camerino. Un compañero volvió al escenario para dirigirse al público, explicar lo que había sucedido y preguntar si había un médico en la sala. "Alucinó cuando todos levantaron la mano", cuenta Vallejo. "Lo que no sabía el actor -añade- es que era una función reservada para miembros del Colegio de Médicos de Zaragoza".

8. SI NO PUEDES CON LOS MÓVILES...

Si no puedes con el móvil, únete a él. Muchas son las compañías o los textos teatrales que han incluido el móvil como parte de su espectáculo (voluntariamente o a la fuerza), ya sea como una herramienta escénica más o como manera de subrayar la dependencia de los espectadores.

 Fernando Vallejo recuerda cómo en un teatro andaluz, antes de los espectáculos, una voz invita a apagar los móviles para que "sean los actores quienes den el espectáculo y no los espectadores". También pone el ejemplo de la obra 'Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez' en la que los actores llaman por teléfono en plena actuación al artista que da título a la obra y que se jacta de ser una persona inmensamente feliz. "Parte de la trama es ese rato en el que los actores le llaman y él contesta y charla, esté donde esté". 

En la versión de 'Mrs. Dalloway' que dirige Carme Portaceli se lo toman con ironía. En pleno soliloquio de Blanca Portillo, que baja al patio de butacas, suena un móvil. Ella hace una pausa y el público contiene la respiración hasta que les tranquiliza diciendo: "Es el mío".  Hay más ejemplos.

9. UNA INVITACIÓN IMPOSIBLE

Los zaragozanos Teatro Indigesto se han convertido en punta de lanza de la técnica de la improvisación en España. Sus espectáculos, vivísimos, tienen un cómplice en el público. "Cada día es diferente", dice su directora, Encarni Corrales. En una función en un pueblo de Zaragoza recuerda que a una espectadora le sonó el móvil. Los actores la miraron fingiendo enfado, a lo que ella contestó: "Tengo que cogerlo". Cosa que hizo. Uno de los actores se le acercó y le cogió el móvil para hablar con esa persona con la que la señora no podía dejar de hablar ni estando en el teatro. "¡Vente para el teatro!", recuerda le dijo al desconocido interlocutor el actor. "Al terminar la obra se nos acercó la señora, muy maja (recalca Encarni) para explicarnos por qué debía coger el móvil: "El que llamaba era su marido... desde la cárcel".

Encarni Corrales, actriz y pionera en el teatro de la improvisación.
Encarni Corrales, actriz y pionera en el teatro de la improvisación.
Guillermo Mestre

10. A FALTA DE FOCOS...

Encarni Corrales recuerda un momento en que el móvil tuvo el efecto contrario al que suele tener cuando suena en un escenario: fue útil. Actuando en La Almunia se fue la luz y los actores pidieron que la gente iluminara el escenario con sus móviles. "Fue precioso", asegura Corrales.

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