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Juan Gavasa: "La esencia del Festival Folklórico de los Pirineos es la convivencia"

Ha escrito un libro sobre los 50 años del Festival Folklórico de los Pirineos, del que fue jefe de prensa 8 años. Desde 2011 dirige la agencia de noticias canadiense Panamerican World.

Este jacetano es autor, coautor y coordinador de más de 15 libros y vive ahora en Toronto
Este jacetano es autor, coautor y coordinador de más de 15 libros y vive ahora en Toronto
Brian de la Frenier

Elaborar un libro que recoja los 50 años del Festival no es algo fácil, ¿por qué aceptó el reto?

Cuando José María Tomás, presidente del Centro de Iniciativa y Turismo de Jaca, me lo propuso, primero me ilusionó la idea pero luego me inquietó. Yo vivo en Toronto desde hace ocho años y sentí que había demasiada distancia física y emocional para abordar el proyecto con garantías. Pero pudo más el empuje de las raíces. Y creo que, al final, esta distancia ha sido un valor positivo para escribir el libro con equidistancia, serenidad y mayor perspectiva.

¿Qué ha sido lo más complicado?

Ha sido un trabajo más exigente y duro de lo que esperaba. Mónica Ballarín, la diseñadora del libro, y yo nos hemos dejado la piel. Lo más complicado ha sido el esfuerzo para compatibilizar en el día a día mi trabajo periodístico en Toronto, que está muy enfocado en temas de economía de Canadá y América Latina, con este proyecto, que me ha reconectado de una manera tan intensa con mi ciudad.

Al documentarse, ¿ha descubierto algo que no supiera?

El acceso a los archivos del Ayuntamiento de Jaca y del CIT; y las hemerotecas, sobre todo de ‘El Pirineo Aragonés’, ‘La Nueva España’ y HERALDO DE ARAGÓN han sido determinantes. Lo que más me ha llamado la atención es que el hermanamiento entre Jaca y Olorón, que se firma en 1962 y es el paso previo a la organización del primer Festival, fue una iniciativa que surgió de la sociedad civil y no de la clase política.

¿Cómo describiría este libro?

No es un panegírico sobre el Festival. Es una aproximación crítica a este evento, con sus épocas luminosas y sus periodos de sombras.

¿Qué supuso el Festival en Jaca?

Durante el franquismo fue una herramienta de apertura al mundo y una vía de escape del aislamiento al que estaba sometido el país. En cierta medida, fue un elemento de liberalización de la sociedad y también un instrumento político; a Jaca venían grupos de países con los que España no mantenía relaciones diplomáticas, como Israel, China o la URSS. En los años 60 y 70, en Jaca fueron posibles y normales situaciones impensables en cualquier otra ciudad española.

¿Cómo ha evolucionado y cuál cree que es su futuro?

El Festival ha sido siempre un reflejo de la sociedad española. Con la globalización, la llegada de la democracia, la normalización de nuestras relaciones internacionales, los procesos migratorios y el mundo digital, ha perdido su capacidad de sorpresa. Lo que antes nos resultaba exótico ahora forma parte de nuestra sociedad.

¿Cuál ha sido el momento más crítico o difícil del Festival?

Ha tenido muchos. De hecho, desde 1993 hasta hoy el Festival ha vivido en una inestable estabilidad por razones políticas o económicas. Si no hubiera habido una voluntad constante en el Ayuntamiento por conservarlo, hace tiempo que habría desaparecido, como pasó en Olorón en 2004.

Hay quien piensa que el certamen ha quedado obsoleto o que necesita un cambio, ¿qué les diría?

Yo también lo pensé muchos años. Ya no tiene el impacto social que tuvo en los 70 u 80, pero sin embargo ahora ha encontrado su espacio: es una tradición a la que los jacetanos no quieren renunciar. La esencia del Festival es la convivencia y la calle como espacio de encuentro, eso no ha cambiado en estos años, es lo que perdura.

¿Cuál es el secreto de este certamen, que se ha convertido en el más antiguo de España?

Es complicado responder a esta pregunta. Estos meses de trabajo he escuchado con mucha frecuencia que el Festival está en el ADN de los jacetanos. Quizá exista un componente emocional que haya hecho que el evento arraigue entre los jacetanos. Pero hay también otros elementos que tienen que ver objetivamente con la ciudad: su tamaño es perfecto para un Festival así, facilita la convivencia y genera un ambiente que no se ve en otros festivales del mundo.

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