La plaza de toros de Zaragoza: 250 años de toreros, 'celebrities' y arte

'El Coso de la Misericordia de Zaragoza' es un monográfico en el que se recoge su historia.

La DPZ presenta un libro de plaza de toros de Zaragoza
La plaza de toros de Zaragoza: 250 años de toreros, 'celebrities' y arte
José Miguel Marco

Fotografías de grandes faenas, de "celebrities" como Ava Gadner, el legado de taurinos como Francisco de Goya o los Bayeu o las visitas de varios reyes o de Franco son algunos de los hechos e imágenes que recoge el libro que conmemora el 250 aniversario del Coso de la Misericordia de Zaragoza.


La Misericordia, inspirada en la plaza de Aranjuez y en la de la Puerta de Alcalá de Madrid e inaugurada oficialmente el 8 de octubre de 1764 en un festejo con 16 toros de Manuel Salinas, es la sexta plaza de toros más antigua de España y la segunda entre las de primera categoría, tras la Maestranza de Sevilla.


Se sumó así a Madrid y a la capital andaluza y las tres formaron el triunvirato de cosos más prestigiosos en una época en la que Aragón era una de las primeras potencias en la cría del toro bravo, según recoge el libro, en el que han participado 16 autores.


En estos 250 años, la Misericordia ha contabilizado 35 alternativas, seis fallecimientos -un matador, dos picadores, dos novilleros y un mozo de espadas- y hasta 57 empresarios que se han hecho cargo de sus festejos, ha apuntado el presidente de la Asociación de Informadores Taurinos de Aragón y cronista de Heraldo, Ángel Solís Puerto.


Pero no solo toros ha visto esta plaza, sino que ha albergado también espectáculos varios tales como combates de boxeo, festivales de cante, conciertos de rock, ferias gastronómicas y, especialmente, mítines políticos, que se siguen produciendo en la actualidad y la publicación ofrece instantáneas de algunos hechos históricos.


Por ejemplo, uno de 1919 protagonizado por quien posteriormente sería presidente del gobierno durante la Segunda República, Alejandro Lerroux, y otro del líder anarquista Ángel Pestaña, en 1931.


Destaca también material inédito, como imágenes e ilustraciones de la plaza de los siglos XVIII y XIX, así como del proyecto y los planos para la construcción de la misma.


Una construcción que, según ha relatado la profesora de Historia del Arte Isabel Yeste, estuvo salpicada por la falta de dinero y se tuvo que llevar a cabo en dos fases.


Además, a mediados del XIX se comienza a plantear la necesidad de reparar el coso o, incluso, contar con uno nuevo por su mal estado de conservación, así como de ornar más su fachada.


Pero no es hasta 1914 cuando la Comisión de Beneficencia remite a la Diputación Provincial la necesidad de construir una nueva plaza por la falta de aforo, que disminuía los ingresos económicos, encarecía el precio de las entradas e imposibilitaba la asistencia a las clases menos acomodadas, para cumplir con los nuevos reglamentos y, en definitiva, por el estado ruinoso en el que se encontraba.


Finalmente, los encargados de llevar a cabo el proyecto, acabado en 1916, fueron Manuel Martínez de Ubago y Miguel Ángel Navarro y su solución fue construir un nuevo espacio respetando la fachada de estilo neomudéjar y parte de los tendidos, todo ello en unos años en los que Europa era asolada por la "Gran Guerra" y en los que era complicado acceder al hierro y los materiales necesarios para la elaboración del hormigón armado.


La última gran reforma se inició en 1988 y ofreció a La Misericordia la posibilidad de convertirse en plaza cubierta, por lo que la coletilla de "si el tiempo lo permite" perdió su vigencia.


En diferentes capítulos del libro se reflexiona sobre la presencia de los hermanos Bayeu y del pintor taurófilo por experiencia, Goya, asistente habitual a las corridas y de quien se dice que presenció un festejo junto con el rey Carlos IV en 1802, o al menos estaba en la plaza ese mismo día.


También se analiza cómo el cartel taurino evoluciona a la par que la fiesta de los toros desde el siglo XVIII hasta la actualidad.


Y, cómo no, un repaso a todo el toreo que se ha dado cita en el coso zaragozano en estos 250 años, con alguna anécdota curiosa como que acogió la primera corrida goyesca de la historia, el 12 de mayo de 1927 o cómo ha sido la elegida por multitud de toreros, como Jesulín de Ubrique, Luis Francisco Esplá o Rivera Ordóñez, para "cortarse la coleta".


En este recorrido no faltan alusiones a la gran época dorada del toreo, desde 1912 cuando "el coso empieza a hervir", según Solís Puerto, con la aparición de los novilleros zaragozanos Herrerín y Ballesteros, ambos muertos trágicamente en otras plazas, con la clásica rivalidad entre las dos máximas figuras de la época, Joselito y Belmonte, y con la presencia aragonesa encarnada por notables diestros como Nicanor Villalta o Gitanillo de Ricla.