Una guía de Cosuenda revela sus maravillas naturales
Roberto del Val y Eduardo Viñuales le dedican un libro a la localidad zaragozana y pasean entre sus plantas
Cosuenda, a 40 minutos de Zaragoza, concentra la belleza, la vida y el paso de las distintas estaciones de una manera especial, según su alcalde Óscar Lorente, y tiene mucho que ofrecer a las 650.000 personas que visitan el pueblo anualmente. Por ello, por su historia (desglosada por Encarna Jarque y José Antonio Salas) y por su exuberante naturaleza, Roberto del Val Tabernas y Eduardo Viñuales Cobos acaban de dedicarle una nueva guía: Cosuenda natural. Caminando con sus plantas (Institución Fernando el Católico. Estudios, 2018. 282 páginas), que desmenuza su situación geográfica y las formas de vida, marcadas por la dedicación a la ganadería y a la agricultura, especialmente la vitivinicultura, ligada al campo de Cariñena. También se visitan y se describen sus monumentos y su patrimonio natural y, entre otros asuntos, se abordan Plantaria, el museo de las plantas o Centro de Interpretación de la Naturaleza de la sierra de Algairén, y siete rutas botánicas para el naturalista o viajero.
La variedad de paisaje de Cosuenda. El llano de rojizas tierras. Foto: Eduardo Viñuales
Roberto del Val, escritor y agente forestal, dice: Cosuenda es un poco el alma de la Sierra Algairén. Es un lugar por donde se puede pasear por diferentes paisajes. Desde los bosques de robles y encinas, bajo el dosel arbóreo, entre cumbres de Algairén, a los infinitos viñedos alineados y el cercano santuario de la Virgen de Lagunas. Eduardo Viñuales señala que Cosuenda es una combinación de sierra y montaña que se abren al llano. Tiene esa tierra rojiza tan peculiar del campo de Cariñena y ahora, con el despertar de tantas flores, se produce un contraste muy bello. Me gustan muchos los bosques de roble albar que cuelgan de los barrancos de la sierra.
Visión panorámica de la localidad zaragozana de Cosuenda. Foto: Roberto del Val.
De Cosuenda procedía la familia de la pianista Pilar Bayona y ella solía pasar allí los veranos. Se reproduce una foto suya en las eras. Allí hay bosques armoniosos, claros y espacios abiertos, montes y vaguadas, pinares, encinares y robledales; por aquí y por allá se extienden las alfombras de helechos, los cerezos de Santa Lucía, las espectaculares mariposas, como la Antocharis belia, que sugiere la bandera española. Los autores captan diversos pájaros: estorninos pingos, grajillas, búhos chicos, aviones y golondrinas, verdecillos coloreados, lechuzas comunes, etc.
Si hay algo que atrape y aún arrebate al visitante, más allá del paisaje mismo, es el ya citado museo de las más de mil plantas de la sierra de Algairén, que supone una rica diversidad vegetal en muy poco espacio. Este libro habla de ellas, de sus flores, de los árboles y arbustos, de las asociaciones vegetales, de su historia natural, de sus virtudes y utilidades para el hombre, escriben Viñuales y Del Val.
El eslizón ibérico sale de exploración. Foto: Eduardo Viñuales
Plantaria es un Centro de Interpretación de la Naturaleza que recoge parte de la flora de la sierra. Ademas, ofrece una maqueta, los pueblos y un magnífico documental, El color del tiempo, matiza el agente forestal de Rica, Roberto del Val. En Cosuenda hay mucho que ver. Proponemos tres paseos de montaña. De la flora, entre otras cosas, subrayaría la variedad Centaurea pinnata, que es un cardo endémico de,l Sistema Ibérico zaragozano y es una especie en vías de extinción. Son especialmente bellas y variadas las orquídeas, las hay de todo tipo: orquídeas del ahorcado, las orquídeas parásitas, las flores de abeja, explica Eduardo Viñuales.
El auténtico festín se vive en plena naturaleza. En los siete paseos o excursiones que conducen al elevado Pico Valdemadera, de 1273 metros, al Cerro del Espino y al Alto de la Nevera; el itinerario del Madroñal al Plamajú, del Raso de la Cruz al Santo de Aguarón; y dos rutas más: la excursión a la Virgen de Lagunas y el recorrido por el Camino de la Unión, caracterizado por los ajedrezados campos de cultivos mediterráneos.
Cosuenda también es tierra de salamandras. Eduardo Viñuales
Roberto del Val añade: Cosuenda es el lugar donde comprar y degustar la pajarilla, seña de identidad de la población. Los autores recuerdan que es un vino blanco, muy aromático y sobremaduro, con una particular fermentación del mosto de Blanco Macabeo que, sangrado con su hollejo, le hace adquirir a este vino unas cualidades específicas de aroma y firmeza, pero sobre todo el color de tono dorado pajizo. Los autores, estupendos fotógrafos también, habían hecho libros semejantes, a cuatro manos, de Valdejalón, los Ojos de Pontil, Algairén y Gallocanta.