Discurso íntegro de la presidenta editora de Heraldo

Pilar de Yarza, dirigiéndose anoche a los asistentes a la gala de los premios de HERALDO
Discurso íntegro de la presidenta editora de Heraldo
OLIVER DUCH

Excelentísimas autoridades, señoras, señores, amigos.


Buenas noches, un año más me dirijo a ustedes con motivo de la entrega de los Premios Heraldo. Es una gran satisfacción compartir con ustedes en nuestro 115 aniversario este homenaje a los galardonados y a quienes nos precedieron.


Quiero agradecer a Marcelino Iglesias, en su último año como Presidente de Aragón, su asistencia a este acto. Tenemos el honor de entregar el Premio Antonio Mompeón Motos a ‘Diario de Navarra’, gran exponente de una forma de entender y hacer el periodismo.


El maestro Kapuscinski decía: “La gente advierte la diferencia entre un periodista, que pregunta sobre problemas que realmente le preocupan, y otro que llegó al lugar para obtener un par de respuestas sin compromiso”.


‘Diario de Navarra’ nació, como Heraldo, como periódico empresarialmente moderno. En el número 2 de los estatutos de la sociedad editora, los fundadores expresaron con claridad el espíritu del diario: “Orientar a la opinión con un criterio recto y elevado, independiente de toda agrupación política”. Y también: “Distinguirse por su templanza e imparcialidad para examinar la gestión de las autoridades locales sean cuales sean”.


A lo largo de su historia, el Diario ha respondido con creces a estos principios. Lo ha hecho, además, con la valentía de quien fue víctima de los terroristas a las puertas de su propia casa. Sin que ese salvaje atentado, limara, un ápice su defensa de los valores del Estado de derecho. El respeto a su espíritu fundacional, combinado con una gran capacidad de adaptación a nuevas realidades y, sobre todo, su identificación y lealtad a Navarra y su idiosincrasia, hacen de él una de las grandes señas de identidad de la comunidad foral.


Con los galardones a los Valores Humanos y el Conocimiento, HERALDO distingue hoy a dos personajes que aúnan talento y humanidad. María de Ávila es historia viva de la danza. Primero gran bailarina, después inolvidable maestra, su entregado magisterio ha dado al mundo muchas de las mejores figuras de la danza actual.


Por su excelencia artística, por el ejemplo de trabajo, generosidad y elegancia vital, HERALDO se une en esta distinción a las que ya han reconocido su gran trayectoria.


Talento, honestidad y compromiso definen a José Luis Borau. Cineasta de proyección internacional, académico de la Lengua y del Cine, es sobre todo en Heraldo uno de los nuestros. Sus críticas de cine en nuestro diario, en los años cincuenta, han quedado como magistrales en su género.


Más que su trayectoria fílmica, bien conocida, me interesa destacar sus valores humanos: los que le han hecho mantener su carrera siempre fiel a sus principios, lejos de los caminos trillados y el éxito fácil. Radicalmente independiente, Borau encarna como creador los valores cuya escasez han llevado, en cierta medida, a la crisis generalizada que padecemos.


Como ya sucediera en la anterior edición de estos premios, es inevitable aludir a la situación de crisis que se prolonga indeseablemente. Una crisis que no solo es económica, y que requiere más acierto y más esfuerzo del que se ha puesto hasta ahora en afrontarla.


Durante 2010, año en que a España le correspondió la Presidencia de turno de la Unión Europea, los indicadores económicos de nuestro país han empeorado, sobre todo en el que más inquieta, por afectar a millones de ciudadanos… de familias: la destrucción de empleo.


La incapacidad del Gobierno de Rodríguez Zapatero en reconocer la situación ha hecho perder un tiempo precioso. Como consecuencia, España afronta peor que los demás países europeos la postcrisis. Los ránquines económicos apuntan a una pérdida de competitividad que amenaza con echar por tierra avances conseguidos durante muchos años.

Especialmente preocupante son para Aragón los recortes en obras públicas e infraestructuras. Y también preocupa que se agrande la brecha entre comunidades en lugar de acortarse, como aconsejan el sentido común y la equidad.


Seguimos observando con preocupación que las hipotecas políticas del Gobierno central perjudican los legítimos intereses de Aragón, notablemente en el ámbito del patrimonio…La falta de pulso político y económico es percibida por los ciudadanos con gran preocupación: el barómetro del CIS de este verano señala cotas de desprestigio de los políticos no vistas desde hace casi veinte años.

Las encuestas revelan también que los españoles no ven claro el liderazgo para una alternativa de Gobierno, lo que evidencia los fallos de una oposición que debiera dar en estos momentos lo mejor de sí.


Es necesario reavivar la confianza en los políticos y en la política, garantes del sistema democrático. Es básico que los agentes sociales, empresarios y sindicatos, recuperen su credibilidad. Pero ello requiere, de su parte, responsabilidad e inteligencia para que la opinión pública los perciba como parte de la solución y no como parte del problema.


En esta encrucijada, la convocatoria de una huelga general, un derecho legítimo y respetable, no parece la medida adecuada para ayudar al país a recuperar la actividad y el rumbo perdidos. En sus 115 años de vida, HERALDO ha reflejado la evolución y mejora de la sociedad. En los convulsos años treinta del siglo pasado, Antonio Mompeón Motos se distinguió por su gran preocupación social e implantó medidas laborales adelantadas a su tiempo.


Hoy, en el marco europeo de derechos laborales, crear empleo es la mejor manera de garantizar el derecho al trabajo y el Estado del bienestar.


Hace apenas dos meses, el Mundial de Fútbol y el triunfo de la selección española cohesionó a los españoles. Y también nos hizo reflexionar sobre la fórmula que dio la victoria a España: el trabajo en equipo, un liderazgo sereno, sin prepotencia ni sectarismos, y una gran capacidad de esfuerzo.


La ausencia de nuevos proyectos, la falta de ambición y de motivación, amenazan con hipotecar el futuro de Aragón. Lo está lastrando ya, al provocar la marcha de jóvenes licenciados, que no encuentran aquí oportunidad para poner su formación al servicio de la comunidad. Urge plantear para ellos, y para quienes han perdido su empleo, un horizonte del que ahora carecen.


Desde su primer número, Heraldo apostó por dar vigor y empuje a Aragón sin caer en un “espíritu regionalista tocado de egoísmos”. En ese compromiso seguimos. Ciento quince años enseñan que hay empeños que tardan lustros en ser realidad. Pero pensemos que la tenacidad tiene recompensa.


Por eso insistimos en la defensa de las grandes señas de identidad de Aragón: las comunicaciones por el Pirineo, las obras hidráulicas, la defensa de nuestro patrimonio, de nuestra historia; máxime cuando se falsea y se utiliza como coartada para hacer prevalecer a unas comunidades sobre otras. Garantizar el equilibrio y la cohesión de España es imperativo constitucional. En su defensa, los Gobiernos de Aragón y de España tendrán siempre el decidido apoyo de Heraldo.


La sociedad aragonesa vivirá en los próximos meses un intenso tiempo preelectoral. Los aragoneses valoran la estabilidad política. Pero la estabilidad, más que un fin, ha de ser un medio para poder hacer política con mayúsculas, abriendo caminos de futuro…


Hace unos días, hemos vivido la ilusión generada por el circuito de Alcañiz. Pero no cesa la inquietud de las PYMES, ni de las cuencas mineras o las zonas castigadas por la crisis industrial. Durante su larga vida, Heraldo ha reflejado las inquietudes de la sociedad. Por fortuna, el balance es positivo. Los avances superaron a las dificultades.


Pero la falta de pensamiento crítico y el conformismo amenazan con adormecer a una sociedad que pierde pulso vital. Creo que la prensa tiene un gran potencial para combatir esta apatía social; que es el mejor antídoto contra el pasotismo y un buen cauce de expresión para una sociedad civil activa y exigente.

La defensa de la libertad forma parte, desde siempre, de la hoja de ruta de Heraldo. Hoy, las libertades se ven coartadas por leyes restrictivas y por el avance de ideologías o doctrinas incompatibles con los principios de la civilización occidental. Por ello no cejaremos en ese empeño.


Mañana, como ha sucedido durante 115 años, los lectores buscarán en nuestro diario la respuesta a las preguntas que le interesan, esas preguntas a las que se refería el maestro Kapuscinski.


Es un honor y una responsabilidad volver a reafirmar ante ustedes este valioso e irrenunciable compromiso.


Muchas gracias.


Zaragoza, 23 de septiembre de 2010