LUTO EN ARAGÓN

Multitudinario homenaje en la calle

Más de cien músicos y miles de personas dieron una despedida histórica a José Antonio Labordeta.

Una carta en la capilla ardiente, junto a las flores
Multitudinario homenaje en la calle
TONI GALÁN. APHOTO AGENCY

Sobrecogedor. Cientos de aragoneses, con las manos entrelazadas, cantando el 'Canto a la libertad', el himno popular de Aragón. Todos eran conscientes de vivir un día histórico en el último adiós al cantautor, político y escritor José Antonio Labordeta. Un homenaje espontáneo, convocado por mensajes electrónicos, llenó a las nueve de la noche los jardines de las Cortes de Aragón al ritmo de más de un centenar de músicos. Se acababan de cerrar las puertas del velatorio, por el que habían pasado más de 40.000 personas, según los cálculos oficiales.

La familia de Labordeta sacó fuerzas de flaqueza para fundirse con el pueblo en los primeros acordes de 'La Albada'. A las puertas del palacio, la viuda, Juana de Grandes, sus hijas Ana, Paula y Ángela Labordeta y sus dos nietas presidían el homenaje. Abrazadas entre sí, cantaban a unos pocos metros de gaiteros, guitarristas y dulzaineros, marcando el ritmo a palmadas. Como el resto de familiares, autoridades y amigos que les quisieron acompañar.

El público se arremolinaba por los jardines de la Aljafería y ocupaba también las aceras de la calle de los Diputados y de la avenida de Madrid, además de los balcones. Luego sonó 'Somos' y, con el apoyo de gaitas, 'Aqueras montañas', una de las canciones que más gustaban a Labordeta y que la familia cantó meciéndose con mucho cariño.

La emoción siguió creciendo hasta que se hizo un abrumador silencio que fue roto por gritos de "¡viva Labordeta, viva Aragón!". El eco resonaba en las piedras de la Aljafería.

A la media hora, la viuda, hijas y nietas del cantautor entrelazaron sus manos y una gigantesca cadena humana se fundió en un abrazo colectivo con los acordes del 'Canto a la Libertad'. La gente lloraba y cantaba. Todo a la vez por muy increíble que parezca.

El himno popular de Aragón

Si para cantar alguna de las tres primeras canciones hubo alguno que necesitó chuleta, en el caso de la canción más reconocible de Labordeta la letra brotó del alma de la gente. La más sentida sin ningún género de dudas, hasta el punto de que el público la reivindicó de forma espontánea, en voz alta y fuerte, "¡el himno de Aragón, el himno de Aragón!".

Los miembros de la Asociación de Gaiteros de Aragón y de la escuela municipal de música y danza lograron crear, junto a artistas venidos de otros puntos de Aragón, una atmósfera irrepetible. Un momento histórico que solo podrán explicar los que allí se congregaron. Y con esos vítores la familia se retiró al interior del palacio, que cerró sus puertas.

La comitiva de músicos abrazó las Cortes de Aragón al ritmo del Himno de Riego, el himno español durante los periodos republicanos que tanto reivindicó José Antonio Labordeta.

Eran casi las diez de la noche y todo parecía haber terminado. No quedaban coches oficiales y gran parte de los ciudadanos se marcharon a sus casas.

Sin embargo, fue asomarse el coche fúnebre con los restos del cantautor y de nuevo la multitud que aún permanecía allí rompió en aplausos. El vehículo no pudo ni pasar la pasarela principal que salva el foso del palacio. Durante cinco minutos, le volvieron a tributar un nuevo y sentido homenaje y cientos de gargantas repitieron el 'Canto a la libertad'. El féretro se dirigía hacia Torrero, donde estaba previsto que fuera incinerado, porque la familia quiere cumplir el deseo de esparcir las cenizas en el Pirineo. Los ciudadanos tomaron la avenida de Madrid y obligaron a cortar el tráfico durante unos minutos y un espeso silencio se adueñó de la Aljafería.