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Barrabés y Goyache, el hilo de las citas en Moncloa con Gómez del que tira el juez

El empresario y el rector de la Complutense, ambos con un reputado perfil profesional, volverán ante el instructor este lunes pero ya como imputados

Barrabés y Goyache
El empresario Juan Carlos Barrabés y el rector de la Complutense, Joaquín Goyache
EFE

El empresario Juan Carlos Barrabés "maldice" en público el día en el que conoció a Begoña Gómez, hasta no hace demasiado tiempo colega académica y a la que consideraba casi como una amiga. El rector de la Complutense, Joaquín Goyache, no llega a tanto, pero en su círculo más cercano aseguran que lo está pasando "muy mal", pese a que intenta mantener la aureola de frío gestor al que le resbalaría escándalo que sacude la política española tras la investigación abierta a la mujer del presidente Sánchez por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios.

Barrabés y Goyache han pasado de testigos a imputados en la causa que concierne a Gómez. Ambos han sido llamados de nuevo a declarar, pero ahora como investigados, este lunes por haber ayudado a la esposa del jefe del Gobierno en su meteórica carrera una vez que el matrimonio llegó a la Moncloa en 2018. Comparten horizonte procesal luciendo dos perfiles muy diferentes. Dos trayectorias empresariales y académicas dispares pero igualmente prestigiosas. Al menos, hasta ahora.

Sobre Barrabés planea el aura de reputado visionario, que hizo de la empresa familiar del Pirineo oscense un emporio de los deportes de invierno a través de la innovación e iniciando la venta en internet en los 90 cuando nadie veía el negocio ahí. Un gurú de la tecnología que se había reconvertido en los últimos años en profesor y consultor para transmitir esa sabiduría que le hizo triunfar y su experiencia profesional.

Goyache -rector de la Complutense desde 2019 y reelegido en 2023 por seis años más- se licenció en Veterinaria hace casi cuatro décadas y es doctor desde 1991. Su currículum abruma: atesora becas, estancias en centros extranjeros como la Universidad Estatal de Washington y proyectos de investigación con fondos públicos y privados, además de haber pasado por casi todos los puestos de responsabilidad de la Complutense y de la Facultad de Veterinaria.

Pocas coincidencias hay entre uno y otro en su formación, pero sí en su competencia profesional y, ahora, en su trance ante la justicia por el 'caso Begoña Gómez'. Los dos han acabado frente el magistrado Juan Carlos Peinado acusados de los mismos delitos -tráfico de influencias y corrupción en los negocios- a los que también se enfrenta la mujer de Sánchez. Ambos han sido imputados en relación al lanzamiento laboral de Gómez tras la llegada al poder del líder socialista. Los dos se reunieron con su esposa en la Moncloa, a petición de ella, para hablar de su futuro profesional. Y ninguno dudó por un momento, tras los encuentros en la sede de la Jefatura del Gobierno, en acceder de forma casi instantánea a los deseos de la esposa del presidente de escalar en la Complutense pese a no tener carrera universitaria.

El cúmulo de esas circunstancias es lo que ha llevado al controvertido juez Peinado a imputarlos, después de que en las últimas semanas éste haya convertido el nacimiento de la Cátedra de Transformación Social Competitiva de Gómez en el epicentro de su investigación. Todo después de que la Fiscalía Europea se quedara con las pesquisas de los 10,6 millones de euros que la Administración central adjudicó a empresas de Barrabés tras sendas cartas de recomendación redactadas por la esposa de Sánchez; y luego de que la Audiencia Provincial de Madrid descartara en mayo que los encuentros de ella con los responsables de Globalia, matriz de Air Europa, tuvieran nada que ver con el rescate público de la aerolínea durante la pandemia.

Según fuentes del proceso, el instructor, ahora con la mirada puesta en el supuesto tráfico de influencias detrás de la carrera de Gómez, acabó de tomar la decisión de imputar a Goyache tras escuchar cómo el 19 de julio el exvicerrector de la Complutense Juan Carlos Doadrio -el responsable académico que supervisó la cátedra de Gómez- testificara que en verano de 2020 recibió la orden expresa del rector de crear ese título y de situar al frente a la mujer del presidente. En realidad, Peinado ya tenía material suficiente con la declaración como testigo de Goyache el 5 de julio si su intención era demostrar que a Gómez le 'regalaron' la cátedra por ser quien es.

Una "serie de proyectos"

Ese día Goyache, según el sumario, reconoció sin ambages ante el juez que la creación de esa cátedra se gestó después de una reunión a medidos de julio de 2020, en la Moncloa, con Gómez, a la que no conocía de nada previamente. Según el ahora imputado, fue la secretaria de la mujer del presidente (una funcionaria del complejo gubernamental) la que le llamó porque la esposa de Sánchez quería presentarle una "serie de proyectos". Y a partir de ahí, todo fue montado en tiempo récord.

Para septiembre, el propio rector estaba grabando un vídeo con la esposa del jefe de Gobierno presentado la cátedra extraordinaria que semanas después ella dirigiría, convirtiéndose -tal y como admitió Goyache ante el juez- en la única de la Complutense pilotada por alguien que carece de título oficial. El responsable de la universidad admitió igualmente ante el instructor que ni comprobó qué currículum académico tenía Gómez. Queda por amarrar la tesis incriminatoria de que la mujer del presidente usaba Moncloa como oficina para sus asuntos privados y que, incluso, pudo hacer uso de la 'presencia' de su esposo para aumentar su influencia.

En cuanto a Barrabés, Peinado ya no puede investigarlo por las adjudicaciones cuya revisión se ha quedado la Fiscalía Europea, pero sí pretende que le precise su declaración del 15 de julio en la que confesó, de manera confusa, que Sánchez apareció en un par de ocasiones durante las visitas (entre seis y ocho) que él hizo a la Moncloa en 2020 para encontrarse con Gómez a fin de ayudarla a organizar el máster asociado a la polémica cátedra. A ojos del magistrado, la mano del presidente podría ocultarse tras el ascenso académico de su mujer. Y para probarlo son básicos los testimonios de los dos reputados académicos en su 'descenso a los infiernos' judicial.

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