Abascal origina un terremoto interno en Vox al cumplir su órdago contra el PP
La decisión unilateral de la dirección nacional ha provocado, lejos de ser ese su objetivo, una crisis de liderazgo sin precedentes en la breve historia de la formación
Punto de no retorno en Vox tras consumar esta semana la amenaza de hacer saltar por los aires los pactos de gobierno en cinco comunidades autónomas con el PP. La decisión unilateral de la dirección nacional ha provocado, lejos de ser ese su objetivo, una crisis de liderazgo sin precedentes en la breve historia de la formación. Las razones son varias, pero el hecho de haber demostrado de nuevo ser un partido totalmente centralista explica en gran parte parte el terremoto político que parece avecinarse en la derecha radical las próximas semanas.
Los motivos esgrimidos y la forma en la que se ha tomado la drástica medida han destapado críticas a todos los niveles. Muy pocos entienden que se hayan roto esos acuerdos cuando hasta hace pocos días estos estaban siendo evaluados de forma muy positiva por la cúpula, que siempre ha presumido de haber forzado al PP a derogar leyes tan relevantes como las de memoria histórica, reemplazadas por las de concordia como ocurrió el mismo día del divorcio con la aprobación de la valenciana.
También resulta contradictorio lo sucedido para muchos tras haber fijado hace poco más de un año como prioritario entrar en esos gobiernos regionales. Sobre todo, después de que la izquierda utilizase esos acuerdos para movilizar a sus votantes de cara a las generales del pasado 23-J y conseguir así que Pedro Sánchez siguiese en la Moncloa.
Cariacontecidos
Lo cierto es que la decisión está lejos de recibir un respaldo unánime entre sus filas; y la crisis podría ir a más si Abascal opta por romper también los acuerdos en los ayuntamientos. La noche en la que anunció que consumaba su órdago, los rostros lo decían todo. Vicente Barrera, exvicepresidente valenciano al que se le vio cabizbajo, evitó incluso estrechar la mano a Abascal al término del anuncio -el resto de vicepresidentes presentes en la comparecencia sí que lo hizo-. Ignacio Higuero y Gonzalo Santonja, consejeros de Vox en Extremadura y Castilla y León, respectivamente, no acataron la orden de Abascal de abandonar las coaliciones con los de Génova 13 y seguirán en sus puestos en los gobiernos con el PP.
La realidad es que, al igual que ha sucedido en otras ocasiones y por mucho que Abascal haya defendido que Vox es "democrático" internamente a raíz de esta polémica, la decisión adoptada en este asunto ha sido del líder del partido y los colaboradores fieles que siempre le acompañan: Jorge Buxadé, Kiko Méndez-Monasterio y Enrique Cabanas. Estos dos últimos son personas de vital importancia para Abascal. Sus fieles escuderos desde la fundación del partido en 2015.
El inesperado giro en la relación con el PP llega después de que Vox se haya integrado en el nuevo bloque prorruso y ultranacionalista que lidera el primer ministro húngaro Viktor Orbán en Bruselas, abandonando al grupo de su aliada, Giorgia Meloni, la primera ministra italiana. Y de no haber conseguido los resultados que esperaban en las europeas del pasado 9-J, al quedarse en seis escaños.
Algo que en parte se debió a la irrupción del Se Acabó La Fiesta' del agitador y ahora eurodiputado Alvise Pérez, quien le ha comido terreno en el ámbito de la derecha radical. Y esa es la principal razón que atribuyen desde el PP de Alberto Núñez Feijóo al presidente de Vox para "haberse pasado de frenada". A juicio del jefe de la oposición, lo que ha hecho Abascal ha sido echar "un nuevo capote" al actual presidente del Gobierno.
