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Los alumnos ricos tienen el doble de posibilidades de aprobar Matemáticas que los pobres

Ser extranjero, disponer de pocos libros o tener padres con bajo nivel de formación lastra también otro 26% las oportunidades de éxito educativo.

Pupitres escolares, en una imagen de recurso.
Pixabay

La renta familiar, el origen, la formación educativa de los padres, el sexo o el equipamiento cultural disponible en cada hogar condicionan todavía en España, y mucho, las posibilidades que un estudiante tiene de lograr el éxito académico, que en muchas ocasiones es el factor clave que marcará su posterior mayor o menor progreso económico y social en la vida.

La escuela española, como ocurre en otros países, no siempre cumple su objetivo de ser un ascensor social para compensar los déficit de origen de los más vulnerables. Un estudio publicado hoy por las fundaciones Cotec e Iseak, de hecho, cuantifica el grado de incumplimiento de ese objetivo en el sistema educativo español e identifica los factores que más dificultan el éxito académico y que generan desigualdad de oportunidades. Lo consiguen a través del análisis del cruce de los resultados del examen de Matemáticas de la prueba PISA de 2018 -que chequea el grado de conocimientos de los alumnos de 15 años en 35 países de la OCDE- con la realidad y los condicionantes de cada estudiante.

La primera pregunta que se hacen es en qué medida marca el éxito educativo del adolescente el nivel socioeconómico de la familia. La respuesta no deja dudas: mucho. Los alumnos españoles de hogares desahogados tienen un 51% más de posibilidades de aprobar el examen de Matemáticas que los de casas con dificultades económicas. Pero si la comparación se lleva al extremo, si se comprueban las opciones de éxito del 20% más rico de los estudiantes con el 20% más pobre, la conclusión es que los pudientes tienen dos veces y media más posibilidades de superar la prueba que los otros.

Los datos indican que, de media, el 51% de los escolares españoles supera el nivel básico de la prueba de Matemáticas, pero esta generalidad oculta dos realidades muy relevantes. Entre los más ricos el grado de éxito es del 73% y entre los más pobres se queda en 31,6%, más de 40 puntos de diferencia marcados por los ingresos de los hogares.

En la zona intermedia

El hecho de que casi un tercio de los alumnos más pobres rompan su desventaja inicial coloca a España en la zona intermedia de los países que más facilitan la movilidad social con la educación (21 de 35), muy lejos de Singapur, Corea o Canadá, pero cerca de Italia, Portugal o Francia. En España, las autonomías con más éxito de los alumnos pobres son Galicia y Castilla y León, diez puntos por encima de la media, y las que menos, Canarias y Madrid. Si lo que se compara es la distancia entre el éxito en Matemáticas de los más ricos y los más pobres el asunto cambia. España cae por debajo de la media de la OCDE, pero aún así mejora a Alemania o Francia. Entre las comunidades con más desigualdad por renta repiten Madrid y Canarias y se añaden Murcia, Asturias o el País Vasco.

La segunda pregunta a la que responden los expertos es qué otras circunstancias ajenas al esfuerzo y al mérito del alumno, y distintas de la renta familiar, lastran sin embargo ya de entrada la igualdad de oportunidades en colegios e institutos; sus posibilidades a priori de obtener la mismo nota en Matemáticas que quien no las padece. La respuesta es que, en España, hasta el 26% de la desigualdad de posibilidades de alcanzar o no el aprobado en Matemáticas se debe a esta serie de elementos ajenos al control del estudiante.

¿Cuáles son esos factores? Los que más lastraron las opciones de éxito del adolescente español en la prueba de PISA fueron el tener pocos libros y poco equipamiento de estudio en casa, ser extranjero o tener familia nacida en otro país, el grado de formación y la cualificación laboral de los padres, pero también el ser mujer y el idioma que se habla en el hogar. Este 26% coloca de nuevo a España sobre la mitad del ranking de desigualdad de oportunidades entre los países de la OCDE, en el puesto 19, aunque con una equidad educativa algo mejor que la media europea. Dentro de España, las mayores desigualdades se dan en las autonomías de la mitad sur, con Murcia en cabeza.

La equidad genera eficiencia

Los autores encuentran correlación entre algunas políticas públicas educativas y una mayor desigualdad de oportunidades. En primer lugar, observan una relación directa entre la inequidad en el aprendizaje de la lectura y esta desigualdad. En segundo lugar, consideran que los sistemas educativos con una mayor segregación de los alumnos por habilidades o por nivel socioeconómico familiar presentan mayores tasas de desventaja.

Una de sus principales conclusiones es que un sistema educativo orientado a una distribución justa de las oportunidades no tiene por qué estar reñido con la eficiencia. De hecho, comprueban que los países que logran una mayor optimización de recursos educativos también obtienen una menor desigualdad de oportunidades, "lo que sugiere un círculo virtuoso entre equidad y eficiencia educativa".

Entre los ejemplos de organización escolar que lesionan la equidad citan los sistemas educativos donde los profesores destinan más tiempo a la gestión o a tareas administrativas, pues presentan una mayor desigualdad de oportunidades, que también está vinculada a la mayor tasa de temporalidad en los contratos de los docentes.