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El PP prioriza a los regionalistas para desvincularse de Vox ante las generales

La estrategia de Génova busca sumar los posibles apoyos de estos grupos en una eventual investidura de Feijóo.

Feijóo, a la derecha, junto a María Guardiola, que necesita a Vox para gobernar en Extremadura.
EP

El triunfo del PP el 28 de mayo lanzó con fuerza a Alberto Núñez en su carrera hacia la Moncloa. Los populares arrasaron en las elecciones municipales, superando por 800.000 votos al PSOE, y tiñeron el mapa de un intenso azul Génova arrebatando a la izquierda los gobiernos de seis comunidades -Aragón, Baleares, Comunidad Valenciana, Cantabria, La Rioja y Extremadura-. La dicha, sin embargo, no fue absoluta. El auge de Vox impidió al líder gallego meter la distancia que tanto quería con la extrema derecha para depender lo mínimo de ella obligándole a entenderse para desbancar a los socialistas en las autonomías más reñidas.

Un entendimiento que, en todo caso, no llegará hasta después del vendaval del 23-J. Tras la precipitada convocatoria de elecciones generales, el PP ha optado por dar prioridad a sus pactos con partidos regionalistas y dormir los acuerdos autonómicos con el partido de Santiago Abascal, incluso a costa de que sus barones vayan a una primera investidura fallida si toca antes de la cita con las urnas y si Vox no acceda a apoyarles sin contrapartidas. El objetivo es evitar que el PSOE pueda situar a Feijóo al lado de la extrema derecha. «Hablaremos con Vox, claro. Pero vamos a hablar con casi todos los partidos», apuntan en Génova.

Canarias es el primer ejemplo de esos acuerdos. Allí los populares firmaron el martes su primer Gobierno compartido con Coalición Canaria, que fue la segunda fuerza en las islas por detrás del PSOE. Los socialistas no tenían aliados potenciales con los que cerrar un pacto a pesar de ser los ganadores y el PP se puso a disposición de los nacionalistas desde el primer momento. Contarán en el próximo Ejecutivo con los apoyos de Agrupación Socialista Gomera y de Agrupación Herreña Independiente, imprescindibles para alcanzar la mayoría. El acuerdo afecta no solo al Gobierno regional, sino también a cuatro cabildos (los gobiernos insulares) y más de veinte ayuntamientos. En algunos, el PSOE era también el partido más votado y ha sido desbancado.

La alianza con los de Fernando Clavijo forma parte de una estrategia a largo plazo de Génova, con el foco puesto en las próximas generales y en una eventual investidura de Feijóo, que pretende sumar una mayoría suficiente que le permita gobernar en solitario; es decir, sin Vox.

En Cantabria, los populares gobernarán gracias al PRC de Miguel Ángel Revilla, que brindó su apoyo con tal de alejar a la ultraderecha del Gobierno autonómico. Aunque no podrán contar con ellos en la Cámara baja después de que los cántabros, que cuentan con el diputado José María Mazón, hayan renunciado a concurrir el 23-J ante la «polarización feroz» y el «riesgo enorme» de no revalidar el escaño.

En Aragón, el candidato del PP, Jorge Azcón, ya avanzó la misma noche electoral que hablaría «con los representantes de todas las formaciones de mayor a menor» para que permitieran un Ejecutivo del PP al haber ganado las elecciones. Así, Azcón pedirá al PSOE la abstención, negada de antemano, y ya negocia el apoyo externo de Aragón Existe y el PAR para no dejar margen a la «mayoría alternativa» con la que amenaza Javier Lambán, que pretende sumar con estas dos formaciones regionalistas más Chunta Aragonesista, Podemos e IU si el PP no pacta con Vox. Tomás Guitarte, el diputado nacional de Teruel Existe -matriz de Aragón Existe-, fue decisivo para la investidura de Sánchez.

Valencia y Extremadura

En Murcia y Baleares los populares suman más que toda la izquierda junta y, por eso, se ven en disposición de forzar investiduras sin pactos con los de Abascal. No sucede lo mismo en la Comunidad Valenciana, donde al popular Carlos Mazón le faltan seis escaños para igualar a la izquierda, por lo que necesita el apoyo de los 13 parlamentarios de Vox. Tampoco en Extremadura, donde María Guardiola necesita a la extrema derecha para desbancar a Guillermo Fernández Vara. El PSOE tiene los mismos escaños que el PP, pero más votos.

En la cúpula verde mantienen la presión e insisten en que «no darán su abstención gratis» para no trasladar el mensaje a sus electores de que «sus votos no valen nada. Por el momento, PP y Vox ya han sellado sus primeras alianzas en el ámbito local además de iniciar los contactos para la constitución de los parlamentos autonómicos. Para los acuerdos de investidura, aún habrá que esperar.