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La lava comienza a formar un nuevo delta que va ganando terreno al mar

Alcanza la costa diez días después de su estallido. La colada, más líquida, llegó el Atlántico sobre la medianoche tras cortar la carretera de la Costa y emanó una nube negruzca de gases.

Diez días. Es lo que ha tardado al final la lava del volcán de Cumbre Vieja en llegar al océano Atlántico en la isla canaria de La Palma. Tras varias jornadas especulando sobre cuándo lo haría y una erupción que ha evolucionado a ritmos diferentes, una última lengua de magma muy fluida terminaba cayendo al mar desde los acantilados, a unos 100 metros de altura -junto a la Playa de los Perdidos y cerca de la Playa de los Guirres, según precisó el alcalde de Tazacorte- pocos minutos después la medianoche de este martes (hora peninsular), las 23.00 horas locales.

La colada ha comenzado a formar un delta de lava que "poco a poco va ganando terreno al mar", según ha explicado este miércoles el Instituto Español de Oceanografía.

Los deltas de lava se conforman con la solidificación de la lava al contacto con el agua. Se enfría y rompe de manera que los fragmentos se van depositando sobre el lecho marino y forman una superficie no uniforme. Hasta el momento no se conoce una estimación del tamaño que ya ha alcanzado.

El proceso continuará mientras el flujo de lava se mantenga, por lo que irá creciendo, rellenando zonas anexas e incluso colapsando algunas ya formadas en otras.  

Desde el servicio de emergencias 112 pidieron a quienes estuvieran en el exterior que buscasen refugio, mientras se mantenía una área de exclusión de dos kilómetros y medio. Ahora el riesgo deriva de la emisión de gases tóxicos de carácter ácido que surge de la reacción química entre los materiales que componen la lava, a más de 1.000 grados de temperatura, y los del agua marina, a unos 23 grados en la zona.

Pocos minutos después de tocar el mar ya se observaba una nube negruzca que iba adentrándose en la tierra a causa de los vientos marinos nocturnos. Además, es previsible que se produzcan explosiones de carácter violento y habrá que evaluar también los efectos sobre el medio marino y sus especies. Mientras, en la costa y junto a los acantilados se iba formando un depósito de lava en forma de pirámide, de más de 50 metros de altura, debido a que el agua se encuentra a unos pocos metros y que además allí tiene poca profundidad. Los geólogos ya cuentan con que se creará una nueva plataforma que aumentará la extensión de la isla.

Lava is seen from El Paso following the eruption of a volcano on the Canary Island of La Palma
JON NAZCA

La colada que alcanzó el Atlántico, de características hawaianas, es la que se desplazaba por la zona sur, que venía rodeando la montaña de Todoque desde la parte más alejada de Tazacorte, cuyo puerto fue cerrado. Más líquida y veloz que los lentos bloques de piedra ardiente de las erupciones anteriores, por los que incluso cabalgó en algunas partes, alcanzó los 20 metros de altura en varios puntos. El nuevo cinturón de fuego sobrepasó después de las diez de la noche la montaña de Tres Picos tras descender desde Todoque.

Mantener las comunicaciones

Se encaminó luego al núcleo urbano de Campillo y cortó en algunas partes la carretera de la Costa, última conexión con el suroeste de la isla -no obstante, el Cabildo estableció después dos caminos vecinales de sentido único para mantener las comunicaciones por carretera-, antes de llegar a los acantilados, según el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan). Su portavoz, David López, resaltaba por la tarde que "el surtidor (del volcán) echa un chorro impresionante", con explosiones más espaciadas en el tiempo y menos estruendosas.

La lava avanza destrozando todo a su paso
Efe

Ya el martes por la mañana se apreciaban dos bocas activas: una en el cono principal del volcán y otra debajo. En las primeras erupciones las fisuras arrojaban una lava empastada de cenizas, a la que se unían piroclastos que la hacían más compacta. Pero los canales de salida del magma se limpiaron, de modo que la lava parecía más licuada.

No formaba entonces 'murallones' ni diques, circunstancia que terminó favoreciendo su desembocadura en el Atlántico. El director técnico del Plan de Prevención de Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, señalaba por la tarde que la lava se desplazaba a 300 metros por hora y tendía a ensanchar su base a medida que descendía.

En su camino hacia el mar y tras superar el muy castigado municipio de Todoque, el cinturón de magma fue arrasando plataneras, edificios y fertilizantes con capacidad de explotar. También alcanzó el Pampillo, una zona salpicada de invernaderos cubiertos con plásticos que al quemarse desprendieron una nube tóxica que pronto se esfumó. El humo venenoso obligó a evacuar entonces a algunas personas.

A vista de dron, del cráter salían dos columnas de humo: un penacho blanco, producto del vapor de agua que contiene, y otra gris y de textura más espesa que amalgama las cenizas minerales. Los técnicos que analizan continuamente el suministro de agua, por si se hubiera contaminado con las cenizas y emanaciones tóxicas, no hallaron por fortuna ninguna alteración.