Nacional

Un día en la campaña de Mónica García, la extraña política que prefiere escuchar

Bajo la lluvia, la candidata de Más Madrid evita hablar en una plaza con escaso público y se va de paseo.

La líder regional de Más Madrid, Mónica García.
Más Madrid

Con indulgencia, la lluvia lava la Plaza de la Villa de Soto del Real, un antiguo pueblo ahora rodeado de espaciosos chalets, donde apenas un hombre con paraguas pasea a su perro. Ni siquiera Mónica García, a quien se espera sobre las 11.00, acude a su propia cita. Bajo la carpa blanca con propaganda de Más Madrid, una paciente mujer llamada Loreto, con más temple para la soledad que para el frío, explica que la candidata ha cambiado de planes. En vez de recorrer el centro urbano ha decidido visitar a un apicultor. Un vecino pregunta por ella, "¿vendrá?". Son confusas las respuestas sobre este acto electoral.

Dos kilómetros más allá, por un camino de barro, la candidata compra jabones de miel y plantas por tres euros en la tienda de la finca Ágape. Aunque visitante ilustre, paga sus antojos de su propio bolsillo. En el día posterior a un debate en el que quedó mejor parada que los veteranos, la candidata viste zapatillas de correr y un plumas tan rojo como la chaqueta de la noche anterior. Con el cabello recogido, sin rastro de la coquetería que sí tienen sus contendientes, escucha a Pablo de la Quintana, apicultor con 38 años de experiencia, quien cuenta cómo comenzó en el negocio de las abejas.

Como rasgo extraño para un político en campaña, del que se espera locuacidad, García solo escucha sin distraerse. Apenas rompe su silencio para acotar alguna exclamación. "¡Qué interesante!", mientras pone rumbo a la puerta de salida. Alejada de la ciudad por casi 50 kilómetros de autovías y carreteras autonómicas, García mantiene la sonrisa y los brazos cruzados.

En la finca que visita la aspirante a presidir la Comunidad de Madrid, solo hay dos vecinos de Soto del Real, donde algunos llaman "España vaciada" a sus zonas ajardinadas y arboladas rotondas. Están el dueño del establecimiento y su empleado. "No me gusta la política, le falta un hervor", confiesa De la Quintana después de despedirse de la candidata de Más Madrid. "A ella no la conozco. Ni a ella ni a los demás. Mucha gente está cansada de que los políticos se tiren los trastos unos a otros". ¿Y cómo se fraguó entonces la visita, con posterior rueda de prensa, en los prados dedicados a las tareas apícolas? "¡No tengo ni idea!", se encoge de hombros De la Quintana. "¿Cómo llegó aquí? No sé. Pero yo tengo las puertas siempre abiertas".

Mientras tanto, en la Plaza de la Villa, la propaganda electoral se humedece. "Han venido unas siete u ocho personas pero, ¡vamos!, yo tengo aquí poco tiempo", asegura Roberto Vaquero, responsable de la Asamblea de Más Madrid en San Sebastián de los Reyes, que entrega pulseras, chapas y folletos bajo la carpa. "Con la lluvia es complicado, pero este pueblo tiene una red importante de asociaciones de medio ambiente". Militante de Podemos de la primera hora, Vaquero dejó la formación morada cuando sucedió la "catarsis", como llama al cisma entre los dos fundadores. "No fue duro separarnos porque los errejonistas teníamos una situación interna bastante difícil en los municipios". Cuatro jóvenes de instituto pasan de largo. "Tenemos el programa pero ya no se lleva leerlo", se resigna Vaquero.

Hay dos personas que esperan para saludar a la candidata, todavía ausente. "¿Llegará?". Se arriman a la carpa del partido, que empieza a destilar gotas a través de su empapada tela. "Ayer estuvo muy bien en el debate, excepto por la metedura de pata de no saber la fuente de sus cifras de desempleo", reflexiona Vivina Castañares, vecina de este municipio de la sierra desde hace 39 años y profesora jubilada que ahora gestiona un mercadillo. "Me gustó que al final le hablara a sus hijos y que se preocupe por el planeta. Ella es una mujer de nuestros días, que sabe de cuidados y está en el mundo laboral y político".

Coincide con ella Laurence Sudlow, un británico con 32 años en el pueblo y activista de Amigos de la Tierra. "Su minuto de oro fue el mejor", dice. "Con ella queremos hacer más cosas aquí en el pueblo" en materia ambiental. ¿García puede ganar? "Sacará más votos que antes", sostiene. "¿Cómo la definiría? Como una mujer sensata". Pasan los minutos, Sudlow y Castañares se van; Vaquero vuelve a quedarse solo ante el vacío.

En ese mismo lugar ya estuvo Vox con una pequeña multitud, recuerdan en el Café Piccola, ubicado frente a la fuente. "No llovía, y aquí la lluvia espanta. Yo debería tener la terraza llena", lamenta su dueño, de pie en la puerta. Tanto espanta, que hasta la candidata huye. Aparecen algunos de los que la acompañaban en la granja de abejas. Pero García no está con ellos. Después del paseo por la cañada real ha seguido de largo hasta la ciudad.

En una entrevista a '20 Minutos', García ha señalado que su plan para relajarse sería una escapada a la Sierra y que su ligar favorito de Madrid es cualquier rincón del parque del Retiro o el de Tío Pío. El 11-M y el 15-M son las dos fechas que considera que son clave.