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Aragoneses atrapados por coronavirus: "Cruzamos los dedos para poder volver"

Victoria, Carlota, Helena, Héctor y Stella afrontan estos días con incertidumbre la cuarentena en otros países, mientras luchan por volver a casa. Previsiblemente en unas horas, tres de ellas llegarán a España. 

Las tres amigas zaragozanas atrapadas por el coronavirus en Cebú (Filipinas) en el vuelo de Manila a Doha.
V. S.

La situación a causa de la pandemia es delicada en buena parte del mundo. El cierre de fronteras ha dejado a miles de aragoneses atrapados en el extranjero, con la incertidumbre de volver a España y la esperanza de poder hacerlo. En Filipinas, la India o Turquía varios zaragozanos cuentan cómo están viviendo la cuarentena a miles de kilómetros de sus casas, sin el apoyo de sus familias, solos o en compañía de amigas. 

Las zaragozanas Victoria Sanz, Carlota Ágreda y Helena García se encuentran en estos momentos un poco más cerca de llegar a casa, tras permanece varias semanas, junto a centenares de españoles, atrapadas en Cebú (Filipinas). Les cancelaron hace una semana su vuelo de vuelta a España. Este lunes volvieron a intentarlo haciendo escala en China, pero cerraron el aeropuerto de Hong Kong al día siguiente y sus planes de regreso volvieron a truncarse. "Nuestro próximo plan para mañana es intentar llegar a Manila, la capital. De ahí volaremos a Doha (Catar) y luego rumbo a Madrid. Espero que esta vez nos salga bien porque todos los caminos son inciertos... Nos estamos jugando el pellejo y nos arriesgamos a quedarnos por ahí colgadas", confiesa Victoria, que sueña con volver a casa. 

Según contaban este martes, un hotel de Cebú les había acogido por un día, mientras arreglaban todo el papeleo de su viaje a Manila. "Los dueños nos han hecho el favor de poder quedarnos a puerta cerrada... Nosotras estaremos solo una noche, pero hay gente que se tiene que quedar más. Aquí ya cierran hoteles y hay que hacer cuarentena. Los turistas ya no tienen muchas opciones...", confiesa esta zaragozana. 

Las tres amigas zaragozanas atrapadas por el coronavirus en Cebú (Filipinas) se abrazaron este miércoles al conocer la noticia de su vuelo a Manila.
V. S.

Victoria y sus amigas ven "pocas posibiliades" de que el Gobierno de España les envíe un avión para recoger a todos los españoles que hay atrapados en esta isla del sudeste asiático. "Hay muchas dificultades y no sé si poca predisposición... Vamos a hacer todo lo que podamos de esta manera y si no lo seguiremos intentando. Unos amigos lo intentaron este martes por este medio y lo han conseguido. El avión iba vacío", señala. Las tres amigas de la capital aragonesa cuentan que están haciendo todo por su cuenta y riesgo. "Nos la jugamos porque no sabemos qué va a pasar y la incertidumbre casi es peor... El consulado en Manila nos dice que el Ministerio no se plantea fletar aviones por el momento, que lo sienten, pero que solo pueden presionar al gobierno filipino y las aerolíneas para que sigan volando y tratar de mantenernos informados", añade. 

Imagen de uno de los aviones que salen para Manila, facilitada por Victoria Sanz.
V. S.

Este miércoles, las tres amigas se abrazaron al conocer la noticia de su regreso. Si todo va bien, volarán de Doha a Madrid este mismo jueves. "Hoy nos han confirmado que salía un vuelo a la capital, Manila, que solo sale si hay suficientes pasajeros. El precio se ha multiplicado por cuatro. Normalmente cuesta 30 euros el ir a Manila. Ahora son 200", explica. A ello se suma el precio del trayecto desde su siguiente destino, Doha. "Nos ha costado mil euros, pero al rato de sacar el billete subió y está ya casi por dos mil... Es todo incierto. Ahora que no cierren Doha...", piden cruzando los dedos.

Héctor Ochoa, de 22 años, estudiante de Erasmus en Turquía

"Al no haber vuelos a España, he sido el único que se ha quedado"

Héctor Ochoa está de Erasmus en la Universidad Técnica del Mar Negro. Es estudiante de último curso de Ingeniería Informática.
H. O.

El estudiante zaragozano Héctor Ochoa, de 22 años, cuenta que, a causa de la pandemia, se ha quedado "solo" en Turquía, donde estaba de Erasmus terminando su último curso de Ingeniería Informática. 

"Al vivir en un barrio de estudiantes, todos se han vuelto a sus ciudades de origen. Está todo vacío, salvo los supermercados"

En su caso, la principal dificultad que encuentra estos días es el idioma. Lleva desde septiembre residiendo en Trebisonda (Turquía). Tenía previsto volver en junio, al acabar el curso en la Universidad Técnica del Mar Negro. "Llevamos una semana y media sin clases y también han cerrado lugares de ocio, pero aún se puede salir a la calle. El sábado pasado nos avisaron de que cerraba nuestra residencia de la noche a la mañana y tuve que encontrarme un nuevo sitio", relata. Ahora vive de alquiler en un piso donde tiene previsto quedarse un mes, pendiente de cómo evoluciona esta pandemia. "El resto de los Erasmus de aquí se fueron el pasado fin de semana porque tenían vuelos a sus países (Grecia y Rumanía). Al no haber vuelos a España, he sido el único que se ha quedado", lamenta. 

Al problema del idioma, Héctor suma también el tema curricular. En su caso, prefiere terminar la carrera allí en Turquía para luego volver a Zaragoza. "Aunque las clases presenciales están completamente suspendidas, están viendo cómo hacerlas online dentro de poco, por lo que supongo que el curso se alargará en verano", cavila. 

Sus padres le aconsejaron volver a España hace unas semanas, cuando suspendieron las clases, pero él decidió quedarse. Ahora -reconoce- es bastante más complicado volver con la situación que hay en España y asegura que en Turquía se siente "más seguro". Con el idioma le están ayudando otros estudiantes -un venezolano que habla turco- y algún nativo que ha conocido estos meses y habla también inglés. 

La embajada más cercana la tiene a mil kilómetros de distancia, en Estambul, por lo que enseguida descartó esta opción. "Cuando cerraron mi residencia, me dijeron que podían ponerme en una lista para un vuelo de repatriación, sin fecha concreta. Dado que Estambul está lejos y no se cómo va a evolucionar la situación, preferí quedarme y que no me incluyesen en la lista. El propio consulado me indicó que si decidía quedarme no era mala opción, ya que esta provincia está más aislada y menos afectada que las grandes ciudades del país", señala Héctor. De momento, en el barrio en el que se encuentra no hay problemas de abastecimiento. Los supermercados están llenos, pero él afronta con tranquilidad su cuarentena. 

"Estoy acostumbrado a viajar y estar fuera y me sé más o menos adaptar al lugar donde resido. Lo peor es estar solo en el piso, preferiría estar con algún amigo, la soledad es horrible", confiesa. Cuando todo pase, Héctor volverá a casa a reencontrarse con sus familiares y amigos. "Con suerte -añade- tendré ya mi título de ingeniero y habrá que celebrarlo de vuelta con mis amigos en Zaragoza, que además desde septiembre no los veo. También estoy echando papeles para un máster, así que espero que salga todo bien", sentencia.

Stella Gómez, zaragozana de 22 años

Desde la India, Stella Gómez, ya de vuelta, manda un mensaje de esperanza para quienes siguen atrapados en el continente asiático.
S. G.

Por su parte, la zaragozana Stella Gómez, de 22 años, es una de las aragonesas que han conseguido volver a España tras un viaje de tres días desde la India, donde le sorprendió esta pandemia. Stella aterrizó en Nueva Delhi el pasado 20 de febrero. Viajaba sola, con idea de cumplir un sueño: el de adentrarse en otra cultura y vivir allí un mínimo de tres meses para empaparse de su forma de vida. El viaje era "indefinido", confiesa. No tenía billete de vuelta. Pero al poco tiempo las cosas se complicaron y su propia compañía aseguradora, con la que contrató un seguro médico en España, se puso en contacto con ella para informarle de que en caso de contagio por coronavirus, no le cubrirían nada. "Sabiendo el tipo de sanidad que me podía respaldar, me entró el miedo, hablé con mi familia y me animaron a volver a casa. Compré un billete de avión para el día 19 de marzo, desde Nueva Delhi hasta Madrid, pero el vuelo fue cancelado un día antes", relata.

Stella siguió insistiendo para volver a casa con ayuda de la embajada, pero esta únicamente pudo ofrecerle dos aerolíneas que volaban a Europa, y no le garantizaban su posterior traslado a España. "Me dijeron que tenía que arriesgarme y que lo único que podían ofrecerme eran correos electrónicos con nuevas indicaciones, ya que la situación cambiaba por momentos. Además, recalcaban continuamente que me tenía que marchar lo antes posible a mi país", recuerda. El coste de algunos vuelos con escala en Ámsterdam superaban los 1.200 euros, un "precio desorbitado" al cual esta aragonesa no podía hacer frente sin la garantía de coger ese avión. "Al final me puse en marcha junto a dos amigas, Marta y Sandra, responsables de que pueda contar esta historia desde mi casa, y buscando diferentes combinaciones encontramos un billete por un precio razonable. La combinación era Delhi-Mombai-Dubai-Manchester-Barcelona", aclara.

"Después de tres intensos días de viaje volví a Zaragoza, y me siento afortunada por poder contar esto desde mi hogar"

Así, después de tres intensos días de viaje, con el "miedo" a quedarse en tierra varias veces, Stella pudo volver a su casa de Zaragoza, donde la esperaban su madre y su hermana con los brazos abiertos, "respirando aliviadas" por tenerla de regreso. Ahora aquí afronta otra cuarentena muy distinta. Las cosas se viven "diferente" al otro lado del charco. "La mentalidad de la sociedad es totalmente distinta. Aquí la gente se aferra al pánico que muchos medios propagan y esto no ayuda a que la gente pueda llevar mentalmente esta pandemia. El mundo ha decidido parar y todos deberíamos reflexionar en nuestros hogares acerca de la situación actual y de nuestra forma de vida", afirma. 

Ella, por su parte, se ha puesto en contacto con este medio para lanzar un mensaje de esperanza a todos aquellos que siguen luchando por salir de Asia. "Yo me considero una afortunada por poder contar esto desde mi hogar. La situación en India es cada día peor, allí ya ha empezado la cuarentena de 21 días y la situación es realmente critica; hay muchísimos casos de españoles que están esperando de forma ansiosa ayuda de la embajada para ser repatriados. Personas durmiendo en aeropuertos porque ya no tienen ningún lado donde quedarse o porque no pueden salir de ahí, ya que es imposible hasta coger un taxi del aeropuerto a cualquier parte. Los hostales están cerrando o directamente no aceptan a españoles. Hay familias enteras con hijos deseando volver a sus hogares", relata esta joven, que quiere compartir su historia para aportar un granito de arena a esta causa: la de poder "dar voz" a todas aquellas personas que siguen esperando respuesta y ayuda para volver. "Seguiré ayudando en todo lo que pueda desde aquí, porque yo no me olvido de ellos. Mantenemos un grupo de WhatsApp, donde todos los españoles en India ofrecen su ayuda desde ahí y se mandan información acerca de las novedades. Mi apoyo a todos y cada uno de ellos para todo lo que precisen", añade.