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Carta de Reyes

Sin autocrítica alguna, el balance de Rajoy del año 2016 fue una proclama de alabanza a los esfuerzos hechos por su Gobierno y de valoraciones solo positivas de su gestión, para concluir que los españoles debemos estar satisfechos de cómo ha acabado el año. Pero el paisaje que pintó el presidente difiere de la realidad que vivimos los ciudadanos de este país. No valen grandes números de macroeconomía para ver la situación de las familias españolas sino la realidad de cada día, donde se vive el deterioro que tras ocho años de crisis se sigue padeciendo: además de los muchos empleos perdidos, congelación de salarios, pagas anuladas, peores condiciones de trabajo, un 50% de jóvenes en desempleo, paro más alto que la media de Europa y en general una pérdida de capacidad económica ya cifrada en el 25% del poder adquisitivo del español medio.


Rajoy alabó el esfuerzo de su Gobierno pero el esfuerzo ha sido el de los españoles, soportando consecuencias de su política económica que no acaban aún. Que hablen con los pensionistas o con trabajadores contratados por horas en condiciones míseras para empleos estacionales que abultan la estadística pero no hacen desaparecer de verdad el problema del paro, o con los que no pueden pagar el recibo de la luz. Según Eurostat, la población española en riesgo de pobreza o exclusión social ha subido al 28,6%. O sea, hay más de 13 millones de españoles amenazados de pobreza por bajos ingresos, privaciones materiales severas aun con ayudas sociales o poca posibilidad de trabajar: eso es más de 3 puntos por encima del promedio europeo. La tasa de hogares con más del 20% de sus miembros en paro se ha duplicado en estos ocho años y hoy alcanza el 15,4% de las familias españolas.


La carta de los españoles a los Reyes Magos no tiene nada en común con los autopiropos triunfalistas de nuestro presidente. Si va todo tan bien, ya sería hora de subir salarios o de dejar sin efecto impuestos que han subido para recaudar a costa del ciudadano sin que los políticos hayan variado su estatus. ¿Traen los Magos de Oriente lo que hemos pedido en nuestra carta?