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La DGT advierte: así se usa el embrague para evitar la pérdida de tracción y el desgaste en los frenos

El sistema de frenado es un elemento crucial en la seguridad vial para conducir de forma segura. 

Un coche por la carretera.
Un coche por la carretera.
Canva

Utilizar correctamente un vehículo es fundamental para asegurar su buen funcionamiento y prevenir gastos considerables en reparaciones. Comprender cómo funciona el coche es crucial, ya que, de lo contrario, se podría dañar, e incluso, destruir algunas de sus numerosas piezas sin darnos cuenta. Entre los componentes más críticos del coche se encuentran los neumáticos y el sistema de frenos. Estos elementos son esenciales para la conducción segura y, si presentan fallos, pueden representar un gran peligro para todos los usuarios de la carretera. Por esta razón, la Dirección General de Tráfico (DGT) en España ofrece consejos para prevenir accidentes, destacando la importancia de cuidar la tracción y el sistema de frenado. 

Medidas que también ayudan a ahorrar dinero en reparaciones. Así que para conseguir que la tracción y el frenado funcionen mejor y durante más tiempo es importante usar correctamente el embrague, un componente fundamental en los vehículos con transmisión manual, ya que su principal función es conectar y desconectar el motor de la caja de cambios, permitiendo al conductor cambiar de marchas de manera suave y eficiente.

Uso correcto del embrague

Uno de los errores más frecuentes al conducir es presionar el pedal del embrague demasiado pronto al acercarse a un semáforo en rojo o a una señal de Stop. Esta práctica común implica circular en 'punto muerto', es decir, sin ninguna marcha engranada, lo que resulta en la pérdida de tracción y de la capacidad de retención del freno motor. La DGT advierte que esta forma de conducción puede ser peligrosa, ya que reduce el control sobre el vehículo, especialmente en situaciones que requieren una reacción rápida.

Si se avanza en 'punto muerto', el coche depende solo de los frenos para detenerse, lo que provoca un mayor desgaste en el sistema de frenado. La tracción se ve limitada, por lo que es más fácil perder el control, especialmente en condiciones adversas como lluvia o nieve.

La DGT da algunos consejos para evitar esto. El más importante es el de reducir la velocidad levantando el pie del acelerador, permitiendo que el vehículo continúe rodando por inercia. Este procedimiento conserva la tracción y permite utilizar la retención del freno motor, lo que ayuda a controlar mejor el coche.

Y, en el momento de acercarse al semáforo o a la señal de Stop, el conductor debe tocar el freno suavemente y reducir a marchas más cortas según sea necesario. Si se mantiene siempre una marcha engranada, esto asegura que el coche no pierda tracción y que el freno motor contribuya a reducir la velocidad. De esta manera, se logra un control óptimo sobre el vehículo, minimizando el desgaste de los frenos y aumentando la seguridad durante la conducción.

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