Internacional

El recrudecimiento de la violencia ultra en Reino Unido desafía a Starmer

El primer ministro británico encara en su primer mes en el poder los peores disturbios en trece años.

Protestas a las puertas de un hotel en Reino Unido que da alojamiento a inmigrantes.
NEIL HALL

Keir Starmer cumple este lunes su primer mes al frente del Gobierno británico. Pero la fecha está muy lejos de parecerse a una celebración. Todo lo contrario. El primer ministro se enfrenta a una grave crisis que pone a prueba su capacidad de mando a causa de los cada vez más violentos y extendidos disturbios alentados por la ultraderecha. El asesinato de tres niñas hace una semana en la localidad inglesa de Southport ha prendido la mecha de la xenofobia y el racismo en varias ciudades, con actos vandálicos que suman ya cientos de detenidos -casi un centenar solo el sábado-, graves destrozos y ataques a la Policía.

Las protestas, que este domingo volvieron a repetirse bajo el lema 'Enough is enough' (Ya es suficiente) y con banderas inglesas, son ya las peores en el Reino Unido en los últimos trece años. El sábado las calles de Liverpool, Hull, Leeds y la capital norirlandesa, Belfast, fueron escenario de batallas campales. Los enfrentamientos resultaron especialmente graves en Rotherham, donde un grupo de alborotadores asaltó el hotel Holiday Inn Express por albergar presuntamente a solicitantes de asilo. Los exaltados arremetieron contra los policías, uno de los cuales tuvo que ser evacuado.

Al grito de "detengan la invasión" y "alojen primero a nuestros sin techo", los colectivos ultra también rodearon este domingo el hotel Potters International, en Aldershot mientras se producían contramanifestaciones en Rotherham y Lancaster que hacían temer nuevos choques.

Las protestas, que comenzaron el martes tras difundir 'influencers' ultraderechistas rumores en las redes sociales sobre la nacionalidad y religión del presunto agresor de Southport -que era en realidad un adolescente de 17 años nacido en el Reino Unido-, degeneraron también el sábado en Liverpool. Tiendas y negocios fueron saqueados, una biblioteca "recientemente renovada" se convirtió en pasto de las llamas y varios agentes resultaron heridos, según denunció el alcalde de la región, Steve Rotheram.

En Irlanda del Norte, tres agentes sufrieron lesiones en otra noche convulsa en la que una cafetería y un supermercado en el sur de Belfast quedaron gravemente dañados por el fuego al término de una manifestación contra la inmigración. Varios coches también fueron quemados. Entretanto, en la ciudad de Middlesbrough (noreste), cientos de ultras se enfrentaron a antidisturbios, algunos arrojando ladrillos, latas y ollas.

«Les aseguro que se arrepentirán de haber participado en este desorden», aseguró este domingo Starmer en una breve rueda de prensa en Londres, en la que quiso dejar claro que su Gobierno hará «todo lo necesario para llevar a estos matones ante la justicia». La alocución se produjo tras celebrar el sábado una reunión de emergencia con sus principales ministros, tras la cual advirtió que aplicará «todas las medidas necesarias para mantener las calles seguras».

Críticas al Ejecutivo

El intento del 'premier' de convencer al país sobre su capacidad de frenar la violencia no es baladí ya que en la pasada campaña los conservadores acusaron a los laboristas de ser laxos en seguridad e inmigración. Aunque las condenas a los altercados son unánimes, empiezan a surgir críticas al Ejecutivo. «En las últimas dos semanas, bajo los laboristas, hemos tenido ataques con cuchillo contra personas inocentes, peleas callejeras con machetes, disturbios y violencia en manifestaciones», afirmó en X la exministra del Interior, Priti Patel, candidata a sustituir a Rishi Sunak al frente del Partido Conservador.

El Ministerio del Interior británico anunció ayer, paralelamente, una ayuda equivalente a 34,5 millones de euros para reforzar la seguridad de las mezquitas tras los ataques sufridos en Inglaterra e Irlanda del Norte. El clima de odio que ha propagado el crimen de Southport no se veía desde 2011, tras la muerte de un joven mestizo, Mark Duggan, asesinado por la Policía en el norte de Londres.