Biden insiste en ser el candidato y desafía el clamor demócrata de que "pase la antorcha"

Aumenta a gran velocidad el número de cargos que piden el relevo y apuntan a Kamala Harris como "sucesora legítima"-

President Joe Biden walks up the steps of Air Force One at Harry Reid International Airport in Las Vegas, Wednesday, July 17, 2024. Biden has tested positive for the coronavirus, according to a speaker at the UnidosUS annual conference broadcast on the White House's YouTube channel. (AP Photo/Susan Walsh)
El presidentes Joe Biden cada vez tiene más congresistas en contra.
Susan Walsh

Cada día hay un puñado de legisladores que se suma públicamente a la súplica de que se retire de la campaña. Incluso sus propios asesores preparan ya, en privado, el plan de salida. Y el Partido Demócrata, por su parte, busca la mejor alternativa. Aún así, el presidente Joe Biden, aislado estos días en su casa de la playa Rehoboth (Delaware) aquejado de covid, se resiste a aceptar que a los 81 años ya no es el candidato que Estados Unidos quiere en la Casa Blanca.

Su campaña sacó este viernes un comunicado desafiante en el que informa de que la semana que viene volverá a la arena electoral. Desde su desastrosa actuación en el debate presidencial frente a Donald Trump del pasado 27 de junio, el clamor generalizado de que debe renunciar a la candidatura demócrata y facilitar la nominación de otro candidato más joven, antes de que sea demasiado tarde, no ha hecho más que aumentar.

El mandatario es en estos días un general perdido en su laberinto y refugiado en su búnker, dispuesto a morir con las botas puestas aunque para ello tenga que llevarse por delante a su partido. «Si lo he dado todo me quedaré tranquilo», dijo en una de las entrevistas con las que ha intentado en vano calmar las aguas. «La cuestión no es si lo da todo, sino si puede ganar en noviembre», le respondió públicamente el congresista Adam Schiff, una persona cercana a la exportavoz del Congreso Nancy Pelosi, además de haber sido presidente del Comité de Inteligencia y también del que investigó el primer 'impeachment' de Trump.

Tras la salida del exmandatario de la reciente convención del Partido Republicano, fortalecido por el guion de unidad y la empatía que ha despertado el intento de asesinato que sufrió el sábado pasado, Schiff ha sido todavía más claro. Así, en un comunicado en el que animaba a Biden a "pasar la antorcha" y garantizar su legado, decía "tener serias preocupaciones de que pueda derrotar a Trump en noviembre". "Nuestra nación está en un momento crucial. Un segundo mandato de Trump socavaría los cimientos mismos de nuestra democracia", avisó.

Encuestas en contra

Durante la sobria pausa que siguió al impactante tiroteo en el mitín trumpista Butler (Pensilvania), en el que murió un bombero retirado del público y quedaron gravemente heridas otras dos personas, Biden disfrutó de una pequeña tregua que acabó el miércoles. Ese día una encuesta de la agencia AP señalaba que el 65% de los demócratas quiere que se retire. Además, los pesos pesados de su partido le han mostrado en privado números que constatan el declive acelerado de sus posibilidades para ganar a Trump. Si hace seis meses se encontraba en empate técnico en los seis estados clave que decidirán las elecciones de noviembre, ahora va perdiendo incluso en aquellos que se daban por seguros, como New Jersey o Colorado. Solo faltan tres meses para las elecciones y el sangrado amenaza con garantizar la victoria de Trump.

Sin embargo, el mandatario ha encontrado en el jefe de campaña de su rival republicano un incómodo aliado. Chris LaCivita ha arremetido contra los demócratas, a los que acusa de llevar a cabo un golpe de Estado contra el veterano presidente e intentar amañar las elecciones. Como casi todo el país, su equipo está convencido de que la renuncia de Biden a la candidatura que ganó en unas primarias poco abiertas es irremediable. Con ese argumento se excusa públicamente de agendar una fecha para el debate entre vicepresidentes, ya que «no se sabe quién va a ser», dando por hecho la retirada de Biden. «Sería injusto poner fecha sin contar con Gavin Newsom, JB Pritzker, Gretchen Whitmer o quien quiera que Kamala Harris elija para vicepresidente», apuntó con cierta ironía.

Mientras, la presión se está cobrando un precio en la salud del mandatario actual, que fuerza la máquina para demostrar que aún tiene energía para dar la batalla cuatro años más. El miércoles, en Las Vegas y con una temperatura de 43 grados a la sombra, visitaba locales hispanos donde música de Juan Luis Guerra le acunaba en sus 'Burbujas de Amor' cuando la covid le dio caza y obligó a cancelar sus actos públicos. Llegó tambaleándose a la terminal del aeropuerto de Delaware donde le esperaba una limusina, en la que ni siquiera pudo sentarse sin la ayuda de los servicios secretos.

Quedar como un héroe

Su familia está indignada por lo que considera una falta de respeto hacia el presidente, que ha pasado media vida trabajando por el país. Las figuras del partido le ofrecen ensalzarle para quedar como un héroe por tomar la difícil decisión de renunciar al poder por el bien de la patria; la alternativa, sugieren aquellos, sería quedarse y arrastrar a la formación hasta una derrota que podría ser el "fin de la democracia" si Trump resulta ser el "dictador" que anticipan.

Nadie puede obligarle, pero su vicepresidenta en el Gobierno se prepara ya para asumir la responsabilidad de sustituirle al frente de las papeletas. Kamala Harris es la única sucesora legítima, según el caucus negro del Congreso que aún apoya al presidente y defiende el derecho de la primera mujer de color en línea directa de sucesión a ser comandante en jefe de Estados Unidos.

Aunque hay también razones de peso, pues solo el propio Biden o Harris podrían utilizar los fondos de campaña donados a su nombre. La fuente de donaciones se ha secado desde que ha cundido la sensación generalizada de que su papeleta no puede vencer frente a la de Trump/Vance, la pareja conservadora que este sábado se estrenará en la arena electoral en Grand Rapids (Michigan). Muchos donantes temen incluso que la derrota electoral de Biden arrastre también a las dos cámaras del Congreso, por lo que empiezan a pensar dónde poner su dinero para evitar una debacle total.

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