Tercer Milenio

En colaboración con ITA

El Pacto Verde europeo: ¿error colectivo o aliciente para la innovación?

La agricultura y la industria reclaman que las normativas medioambientales no sean una losa para la competitividad europea

Tereos cuida del medio ambiente, haciendo una clara apuesta por la agricultura sostenible
Tereos cuida del medio ambiente, haciendo una clara apuesta por la agricultura sostenible
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Europa se está suicidando con su estricta regulación medioambiental. Como poco, se está pegando un tiro en el pie. Es lo que argumentan quienes critican que la traslación de los objetivos de la Agenda 2030 y el Pacto Verde a la legislación comunitaria está restando competitividad a los productos europeos, lastrados por una estricta normativa y la obligación de competir en un mercado global con países que cuentan con legislaciones más laxas. Porque cuanto más restrictivos son los estándares de sostenibilidad, más caro producimos.

Les sucede, por ejemplo, a los agricultores. Con sus tractoradas por toda Europa, denuncian que la regulación medioambiental, la burocracia para acceder a las ayudas y los salarios más elevados les impiden competir con países capaces de producir mucho más barato gracias a menor regulación medioambiental y laboral. "El problema no está en la sostenibilidad, con la que estamos de acuerdo porque nosotros somos la primera víctima del cambio climático. La clave está en la reciprocidad", afirma Diego Juste, responsable de Comunicación de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).

Helena Moreno, responsable de Sistemas Alimentarios Sostenibles de Greenpeace, también pone más el foco en los acuerdos comerciales que en la regulación. Y señala el curioso caso de Brasil: "Estamos importando alimentos producidos con plaguicidas que en Europa están prohibidos porque son dañinos para la salud. La lima, por ejemplo". Y falta un sorprendente giro de guion: "España produce esos plaguicidas y se los vende a Brasil".

Inteligente y proporcionada

Pilar Galindo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE) es de una opinión similar. "Creemos que la regulación medioambiental garantiza la viabilidad del sector a largo plazo, porque producir sin esos controles empobrece el suelo y da menos garantías nutricionales y de calidad. Pero los criterios del Pacto Verde se deben aplicar también a las importaciones, y falta vigilancia", sentencia.

No es un problema que afecte solo al sector agroalimentario. De hecho, las principales fricciones comerciales por sospechas de competencia desleal se dan en el sector industrial, donde la regulación también es un factor clave de la competitividad. "Es indudable que el Pacto Verde ha supuesto un tsunami sin precedentes en la normativa medioambiental", analiza Carlos Reinoso, portavoz de la Alianza por la Competitividad de la Industria Española. "No cuestionamos la necesidad de luchar contra el cambio climático y avanzar hacia la circularidad de la economía, pero sí exigimos que la regulación sea inteligente y proporcionada", dice.

Para que se cumplan esos dos requisitos y no se produzca 'dumping medioambiental', el portavoz de la Alianza señala que se debe tener más en cuenta el contexto internacional. "No es negativo que la Unión Europea lidere el ámbito regulatorio, pero debe entender que sus empresas compiten en el mercado global. Por eso, tiene que ver si otros hacen lo mismo o no. Porque, de lo contrario, estamos exportando puestos de trabajo e importando emisiones contaminantes", alega.

Además, Reinoso señala que hay que huir de la sobrerregulación. "Porque puede convertirse en el mayor elemento de parálisis en la consecución de los objetivos de sostenibilidad. No hay peor legislación que la que no se puede cumplir, y se han llegado a revisar directivas que ni se habían implementado", explica.

Por si fuese poco, las empresas europeas tienen que hacer frente a otro elemento que resta su competitividad: el encarecimiento de la financiación derivado de la taxonomía social para las finanzas sostenibles en Europa. Un ejemplo práctico: una fábrica de vehículos de combustión tiene más difícil financiarse -y le resulta más caro- que una de vehículos eléctricos.

El parche de los aranceles

¿Son entonces aranceles como los anunciados para los coches eléctricos chinos una solución? "Es cierto que Europa es muy abierta en el comercio y el resto del mundo no. Y eso provoca una asimetría que nos afecta a nosotros. Los aranceles no son la mejor solución, pero sí son un mecanismo de defensa para remediar fracasos", opina Reinoso.

Juste también advierte de que los aranceles pueden convertirse en un bumerán. "Son peligrosos, porque suelen provocar represalias que nos pueden dañar mucho, como nos sucedió con Donald Trump", argumenta.

A pesar de todo, Europa es el único continente que ha logrado reducir considerablemente las emisiones de CO2 desde 1990. Ha pasado de 8.040 millones de toneladas a 5.100 millones. En gran medida, eso se debe a la desindustrialización provocada por la globalización.

La innovación tecnológica también ha jugado un papel relevante en esa reducción de emisiones europea. Y algunos analistas afirman que los avances en eficiencia no habrían sido posibles sin una normativa estricta. Es lo que argumenta la hipótesis de Porter: la regulación impulsa inversiones en I+D que finalmente logran compensar el incremento de los costes y que redundan en una mayor competitividad y facilitan alcanzar liderazgo global.

"Con la pandemia y la guerra de Ucrania hemos comprendido la necesidad de reindustrializar Europa. Nos hemos dado cuenta de que necesitamos autonomía industrial", explica Reinoso, que también aprecia la regulación medioambiental como un acicate para la innovación, siempre que no expulse del mercado a las empresas. En opinión de Reinoso, el mejor ejemplo actual de éxito es el de Estados Unidos, que está haciendo todo lo posible por estimular la industria local. El objetivo debe ser "que invertir en Europa sea la mejor opción".

En el sector agroalimentario sucede algo parecido. "No hay que relajar la legislación medioambiental sino rebajar el techo del máximo de ayudas que se pueden recibir en PAC para que lleguen a quienes las necesitan y evitar que se queden en el bolsillo de los que las acaparan", denuncia Galindo.

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