El Ejército israelí admite su "fracaso" durante la masacre de Hamás

El primer informe sobre el ataque a los kibutz el 7 de octubre revela que las tropas no estaban entrenadas para un asalto en varios frentes.

Ejército israelí en una incursión a Cisjordania ocupada.
Ejército israelí en una incursión a Cisjordania ocupada.
ALAA BADARNEH

El primer informe del Ejército donde se investiga qué falló en la seguridad israelí para que miles de terroristas atacaran y masacraran a la población de los kibutz próximos a Gaza el pasado 7 de octubre arroja un resultado demoledor: casi todo en la actuación de las Fuerzas de Defensa fue una estrepitosa cadena de descoordinación y errores. Tan solo funcionaron los equipos de seguridad de los kibutz y los civiles armados, que durante siete horas lucharon a solos contra cientos de milicianos de Hamás.

La investigación forma parte de una serie de piezas que analizan la reacción militar en aquella dramática jornada. Los responsables han dejado aparte el estudio de las actuaciones políticas para no añadir más tensiones a un Gobierno que ya navega por aguas turbulentas. Estas responsabilidades se depurarán cuando acabe la guerra, según el compromiso adoptado por la coalición gobernante. El Ejército espera con estos informes recuperar la confianza de la población israelí, cautiva desde entonces en una sensación permanente de inseguridad.

El informe se centra en la comunidad agrícola de Be'eri, donde 101 civiles y 31 miembros de los equipos de seguridad murieron en el asalto de Hamás mientras otros 30 residentes fueron secuestrados. En la aldea vivían mil habitantes. Todas las familias perdieron un ser querido o un amigo. Las Fuerzas de Defensa "fracasaron en su misión de proteger a los residentes", cita el general Mickey Edelstein, excomandante de la División de Gaza, que desdibuja la imagen de Ejército eficaz e impenetrable de las fuerzas israelíes.

De hecho, atribuye gran parte de sus errores al hecho de que las tropas no estaban entrenadas para un ataque terrorista a gran escala como aquel, con al menos 3.000 milicianos movilizados que superaron la valla fronteriza de Gaza por varios puntos y arrasaron todos los kibutz próximos, además de la sede del festival Supernova, de manera simultánea. Mataron a 1.200 personas. Las Fuerzas de Defensa estaban entrenadas para responder a "intrusiones únicas". La multiplicidad de ataques les desconcertó y bloqueó. Be'eri fue una de las aldeas a las que no enviaron unidades militares de inmediato.

Atasco de unidades

Las patrullas de seguridad locales -existentes en todas las comunas como cuerpo de vigilancia- alertaron a primera hora de la mañana a sus superiores de la incursión. Los pistoleros llegaban en motos, camionetas o a pie. Sin embargo, los jefes no trasmitieron este informe de campo adecuadamente al ejército, que calibró mal y tarde la amenaza.

Una vez movilizadas, los alrededores de Be'eri se convirtieron en un atasco de tropas sin coordinación alguna. Según el informe, hubo que esperar a que llegaran los comandantes para ordenar la contraofensiva. Los grupos de blindados desconocían dónde golpear, a otras unidades se les mandó evacuar a los civiles y, más tarde, llegó la orden de retirar a los soldados heridos. La conclusión destaca la valentía de los defensores, un puñado de civiles, 23 militares y otros tantos agentes de seguridad, que hicieron frente a sus agresores y mataron a cien de ellos.

Por otro lado, las Fuerzas de Defensa descubrieron este viernes un arsenal de armas y una sala de operaciones de Hamás, en la antigua base de la UNRWA en Gaza City. La oficina de la agencia de la ONU llevaba meses sin ser utilizada por los funcionarios. Los soldados descubrieron debajo varios túneles y un lugar acondicionado para fabricar explosivos.

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