Los crímenes cometidos por presos indultados para ir al frente alarman a Rusia

El asesinato de una niña de 12 años lleva hasta el Parlamento la petición de un "control constante" de los exconvictos mientras Ucrania empieza también a reclutar delincuentes.

Combatientes del grupo mercenario Wagner, en la ciudad rusa de Rostov
Foto de archivo de combatientes del grupo mercenario Wagner
EFE / Reuters / DPA

La sociedad rusa teme las consecuencias del indulto a los presos que se comprometen a luchar en Ucrania tras una sucesión de asesinatos cometidos por estos veteranos a su regreso a casa. Aunque las autoridades no facilitan datos, se han confirmado al menos cincuenta muertes violentas y fuentes de la disidencia creen que existen muchos más casos de agresiones y delitos de índole sexual.

El último de ellos salió a la luz el miércoles, cuando el cadáver de una niña de 12 años fue descubierto en la región de Kémerovo. La pequeña había sido asesinada salvajemente. La Policía detuvo a un excombatiente cuya condena a casi 14 años de cárcel por matar a una mujer había sido perdonada a cambio de que tomara las armas en el frente. El acusado había sido juzgado al menos en seis ocasiones por otros delitos, "y de vuelta a la vida civil cometió un nuevo crimen brutal", denuncia la diputada rusa Nina Ostánina.

Ostánina preside el comité de protección de la infancia y la familia en el Parlamento. En una declaración en Telegram advirtió que hechos como este serán solo el principio de una espiral de violencia si el Gobierno ruso no toma medidas, como el "control constante" de los expresidiarios beneficiados por el indulto y un programa de ayuda para su reinserción. Los números le dan la razón. Solo el Grupo Wagner, antes de la muerte de su fundador Yevgeni Prigozhin debido a la sospechosa explosión de su avión después de enemistarse con Putin, reclutó a 40.000 convictos. Y el Ministerio de Defensa hizo lo propio con decenas de miles más.

Muchos murieron en Bajmut, Avdiikva y otros puntos críticos del frente en acciones prácticamente suicidas. Fueron conocidas como la picadora de carne. Pero otros miles sobrevivieron y han vuelto o están regresando a casa. Como Damyan Kevorkyan, detenido por apuñalar a una joven de 19 años y a su jefe cuando se los encontró al borde de una carretera de Krasnódar mientras reparaban un pinchazo en el coche. Cuando la compañía Wagner le contrató, cumplía una pena de cárcel hasta 2028 por la muerte a tiros de otro automovilista al que había robado todas sus pertenencias en la misma carretera.

Ostánina presentará en breve en el Parlamento un proyecto de ley para "proteger a los ciudadanos" de estos exconvictos. Los expertos entienden que, a medida que vuelven de Ucrania, las agresiones aumentarán. La alarma es mayor porque hay individuos que estaban catalogados como de alta peligrosidad por las instituciones penitenciarias. Existen ejemplos. Dos de ellos, detenidos por acuchillar a seis personas en Derevyanone, venían de cumplir siete meses como mercenarios. Otro asestó quince puñaladas a su pareja y luego le cortó una oreja antes de que muriera desangrada. Todos eran 'wagneritas' contratados en los presidios.

Del medio centenar de asesinatos confirmados por las organizaciones civiles, la mayoría fue perpetrada en el ámbito familiar o en el círculo de amistades. Es común que los agresores actúen borrachos. El consumo excesivo de alcohol y el estrés postraumático resultan frecuentes entre los excombatientes y, en este caso, "además de pasar por la experiencia de la guerra cara a cara, muchos tenían un historial previo de violencia", apuntan los expertos que apoyan la creación de una legislación específica. "Al retornar, no todos están listos para su reinserción social y representan una amenaza para la sociedad". "Debemos actuar sin demoras. No se puede permitir que se repitan las pesadillas. Nuestros hijos merecen una vida segura y protección ante criminales despiadados", asegura la parlamentaria.

Recuperar el "honor"

La "pesadilla" explota paradójicamente en un momento en el que el Kremlin busca voluntarias en las cárceles de mujeres para luchar en las trincheras mientras, al otro lado de la frontera, Ucrania también comienza a indultar a los reos que se apuntan a la guerra. Una nueva norma aprobada por Kiev autoriza liberar a quienes no estén condenados por traición al Estado, corrupción, asesinato o violación.

El Gobierno de Zelenski espera reunir a 20.000 voluntarios. El Ministerio de Justicia ha recibido hasta ahora 4.564 solicitudes y 2.750 convictos han sido liberados previo a su alistamiento. El Ejecutivo niega que su fórmula sea idéntica a la de Moscú. La considera un "servicio regulado" que permite a los delincuentes "reconciliarse con la sociedad" y recuperar el "honor" ante sus familias. La afiliación transcurre más lenta de lo previsto: muchos reclusos no quieren acabar en la picadora de carne.

El Ejército sopesa si debe constituir batallones exclusivamente integrados por convictos o mezclarlos en unidades regulares. No acepta a mayores de 50 años ni reclusos con problemas graves de salud. En cambio, los huérfanos obtienen el indulto de inmediato. Como dijo a la CNN el comandante Kukharchuk, uno de los encargados del reclutamiento, los huérfanos están acostumbrados a sobrevivir y "suelen tener buenos resultados en el Ejército".

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