La mala situación epidemiológica obliga a Moscú a endurecer las restricciones
Rusia bate su récord de fallecimientos diarios por la enfermedad, con 1.015, mientras se trata de forzar la vacunación de la población bajo amenaza de confinamiento.
![Dos operarios con trajes de protección desinfectan una estación de tren en Moscú](https://imagenes.heraldo.es/files/image_990_556/uploads/imagenes/2021/10/20/dos-operarios-con-trajes-de-proteccion-desinfectan-una-estacion-de-tren-en-moscu.jpeg)
Desde principios de septiembre los contagios por covid-19 han aumentado en Rusia y, sobre todo, en Moscú a causa de su gran densidad de población. De hecho, el país eslavo batió este martes el récord de mortalidad diaria, con 1.015 fallecimientos, de los que 73 corresponden a la capital, la mayor cifra hasta ahora.
Por este motivo su alcalde, Serguéi Sobianin, adoptó decisiones drásticas. El regidor ordenó que los mayores de 60 años no vacunados y que no hayan contraído el virus o hayan pasado la enfermedad hace ya más de seis meses vuelvan a confinarse. La medida estará vigente entre este próximo 25 de octubre y el 25 de febrero de 2022. En este periodo las empresas deberán poner al 30% de sus plantillas en régimen de teletrabajo.
Además, la vacunación será obligatoria para el 80% de los empleados en el sector de servicios. Al mismo tiempo, el Gobierno ha solicitado al presidente, Vladímir Putin, que contemple la posibilidad de declarar festivo entre el próximo día 30 y el 7 de noviembre en un intento de ralentizar el avance de la pandemia.
31.000 contagios diarios
Otras muchas regiones de Rusia también se ven obligadas a restablecer restricciones. Por ejemplo, el uso de los códigos QR para acceder a establecimientos públicos. Se extienden solamente a quienes se hayan vacunado, a los que pasaron la enfermedad en los últimos seis meses o a los que presenten un PCR que debe actualizarse cada 72 horas.
Rusia lleva ya una semana encadenando cifras de contagios diarios por encima de los 31.000 positivos y de muertes en torno al millar, pese a que se adelantó al resto del mundo en la elaboración de la primera vacuna, la Sputnik V.